siete.

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Se encerró en el baño con un fuerte portazo.

—Está como una puta cabra, como una jodida—

—¿DongHyuck?

YukHei lo observaba desde el labavo. Había cerrado el grifo de golpe al ver a su amigo entrar ansioso por la puerta y ahora sacudía las manos tratando de secarlas pero salpicando el suelo con ello. Si continuaba así alguien podría resbalar.

—Hola.— susurró el pelinaranja mientras cerraba los ojos y se masajeaba las sienes. Le iba a explotar la cabeza.

—Pensé que no vendrías.

DongHyuck no dijo nada, tan solo asintió vagamente. Extendió sus brazos hacía el aire y miró con rostro apenado al mayor, y YuKhei lo miró, sin comprender por qué de pronto actuaba como un bebé.

—Dame un abrazo.— exigió con aquella voz infantil que solía hacer cuando quería algo con desesperación. Ante aquello, el moreno dió a penas dos cortos pasos y rodeó al más bajo con sus fuertes brazos. DongHyuck gimió derrotado mientras se dejaba casi caer sobre los brazos del otro. YukHei lo sujetó con fuerza.

—¿Estás bien?— cuestionó despacio, con miedo de herir al menor.

—Mejor que bien.

El más alto frunció el ceño mientras miraba la cabecilla de su amigo, con aquel remolino de pelo tan llamativo y brillante.

—Pero la he cagado.— habló antes de que YukHei pudiese comentar nada.— Técnicamente yo no he hecho nada.

DongHyuck parecía que trataba de convencerse a sí mismo de algo, y el castaño no entendía realmente la situación. ¿En qué mierda andaba metido?

DongHyuck despegó la mejilla del suave material de la camisa del alto y en cambio apoyó su barbilla, mirando directamente a los ojos de su amigo. Los oscuros orbes del joven brillaban, prácticamente sonreían aunque en su rostro no se hallase una sonrisa. Era como si tratase de ocultar una profunda felicidad.

—No estarás metido en drogas, ¿no?

—¡Pero qué—

—Si es así...

—¡No es nada de eso, imbécil!— exclamó el pelinaranja. Un puchero se formó en sus rosados labios.—No te voy a volver a contar nada, joder.

—Es que pareces ido.— explicó rápidamente, tratando de arreglar lo que había fastidiado en apenas unos segundos. DongHyuck tendía a ser dramático, y ahora mismo YukHei no quería presenciar una escenita.— ¿Por qué me mentiste, entonces?

DongHyuck golpeó el amplio pecho del castaño. Lo miró con el ceño fruncido, pero pronto sus labios comenzaron a temblar y dejó caer su frente sobre el cuerpo del otro.

—No te mentí... Realmente no iba a venir. Haseul...

—¡Ah, Haseul!— interrumpió con un chillido feliz. A el mayor realmente le gustaba la pariente del pelinaranja.

—¿Puedes dejar de ser un niñato pervertido por un momento? Dios, ¡es mi prima!— se quejó molesto. Volvió a golpear al mayor.

—¿En serio me lo estás diciendo a mí?

El tono de burla que usó ofendió un poquito al menor, pero se tragó aquella molesta sensación e ignoró a su amigo.

—El caso es que ella me obligó a venir. Y llegué tarde.

—¿Y esa mierda te tiene así?— cuestionó.

—Claramente no. De todas formas es algo personal.

kiss the teacher ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora