ocho.

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DongHyuck apartó las pequeñas manos de su rosado rostro.

—¿De verdad?— preguntó emocionado. Prácticamente saltando sobre el regazo del castaño.

En realidad al chico sí le preocupaban sus notas, aunque no hasta el punto de realmente estudiar. Él quería aprobar, tan solo para no decepcionar a su abuela. Con tal de ello, se conformaba con sacar notas bastante flojas, pero al menos aprobadas. Si lograba cabrear a su abuela, probablemente lo haría volver a casa con su madre, en Jeju. Él no quería aquello, para nada.

El adulto asintió lentamente, pero su rostro serio trajo de vuelta a DongHyuck. A causa de la emoción, prácticamente se había olvidado las manos que reposaban sobre su cuerpo y la intensa mirada del mayor sobre sus labios.

Oh.

—Esto apesta a ilegal.— dijo despacio, sacando una carcajada desde lo más profundo del pecho del docente.

DongHyuck quedó mudo mientras escuchaba la risa del hombre, tan potente, adulta, y al mismo tiempo contagiosa. Se preguntó si su propia voz cambiaría tanto hasta tal punto de llevarse consigo su estúpida risa de crío.

Observó la blanca hilera de dientes que el profesor mostró mientras sonreía, tapando las encías por unos bonitos labios. El superior siendo más fino que el inferior, que era totalmente voluptuoso.

Sus ojos se habían entrecerrado por la risotada, pero mientras el joven se saciaba observando sus facciones, sus oscuros ojos volvieron a la normalidad, con una chispa de diversión escondida.

DongHyuck pensó en cómo podía ser alguien ya adulto tan adorable y al mismo tiempo sensual. Más cuestiones fueron a parar a su preciosa cabecita.

—¿Cuántos años tiene?— preguntó.

—Esas cosas no se preguntan.

DongHyuck rodó los ojos.

—¿Qué es usted?, ¿una abuela?— preguntó burlón. Aunque era verdad, aquello solo lo decían las abuelas malhumoradas, según él.

El adulto palmeó uno de los muslos del joven inconscientemente.

—Está bien, tengo veinticinco.

DongHyuck se mostró sorprendido, no pudo evitarlo. Su boca se abrió de forma automática y sus manos se cerraron en torno a su propia sudadera.

—¿Por qué lo preguntabas? Parezco menor, ¿verdad?— rió consigo mismo.

—Pensé que era mayor.— admitió el menor, borrando el gesto confiado del rostro del castaño.

—¿Debería ofenderme?

DongHyuck negó despacio.

En aquel momentáneo silencio el muchacho lo miró desde su posición y sonrió sin mostrar sus dientes, siendo consciente de la posición en la que se encontraba, aunque toda vergüenza había quedado olvidada. Debería aprovechar...

Se agachó un poco para que su nariz llegase a rozar la blanca piel del otro, hasta que finalmente, con su rostro ligeramente torcido, su nariz rozaba la suave mejilla del profesor y sus labios entreabiertos tocaban su labio superior. Sin embargo, fue el castaño el que se lanzó primero a besar los carnosos labios del chico sobre él.

DongHyuck se acomodó sobre las piernas del otro, dejándose resbalar ligeramente hacia atrás. Apoyó una de sus manos sobre la pierna del mayor y la otra hecha un puño, agarrando con fuerza su camisa.

Bebió del dulce sabor que los labios del otro le proporcionaban. El estudiante mordió el labio inferior del castaño, llevándose consigo un ronco quejido que removió algo dentró de DongHyuck. Se cernió sobre el fuerte cuerpo contrario, separando sus labios con un sonido húmedo. La mano que descansaba en el musculoso muslo del mayor se recolocó junto a la otra mano sobre los hombros del ajeno.

kiss the teacher ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora