cuatro.

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La mujer se bajó el marco de las gafas hasta que tocaron casi la punta de su fina nariz.

—Haga el favor de explicarme por qué amenazó a una de sus compañeras.

—¡Yo no... Espere, ¿qué?— cuestionó DongHyuck aturdido ante la pregunta, interrumpiéndose a sí mismo en lo que iba a rechistar en un principio.

La anciana directora cruzó sus manos sobre el escritorio, clavando su mirada en el aniñado rostro del muchacho.

—¿Sabe, señor Lee? Yo no tengo ni un pelo de tonta.— dijo. El estudiante asintió, corroborándolo.—  Se todas y cada una de las cosas que suceden dentro de este instituto, y tenga claro que conozco cada una de las cosas que ha hecho usted y que soy incapaz de ignorar.

—Directo—

—Dejeme terminar, por favor. Su hermana fue una estudiante ejemplar, tanto a nivel académico como social. Esperaba lo mismo de usted, pero visto lo visto, no puedo tener siquiera un voto de confianza contigo...

—Pero señora, yo—

—¡Y encima interrumpe a sus mayores! Santo cielo, señorito Lee, es usted un buen niño, y me resulta amigable, pero su comportamiento a veces es inapropiado, y eso es algo que no puedo tolerar.

DongHyuck toqueteó el lóbulo de su oreja como un acto de nerviosismo. La mujer había quedado callada esperando una respuesta por parte del alumno, mirándolo con fijeza mientras sus uñas repiqueteaban sobre el material de su escritorio.

—¿De qué me está hablando?— preguntó finalmente, haciendo que el ceño de la mujer se frunciese.

—¿No es cierto que amenazó a la alumna Choi SungHye con raparle la cabeza si no le dejaba los deberes?

El estudiante suspiró quejumbroso, exactamente aquello había ocurrido. Ante el silencio del muchacho, la anciana mujer suspiró.

—Como creía. Mire, lo dejaré pasar por esta vez, pero a la mínima queja que reciba de usted, se irá derechito a la calle, ¿me ha entendido?

El chico asintió, aún aturdido por aquella conversación. Él pensó que hablaría de lo sucedido con el profesor, y no lograba entender como la mujer no había sacado el tema a relucir.

—Gracias, directora Park, es usted maravillosa.

Los cumplidos continuaron hasta que estuvo a punto de tocar la manija de la puerta para salir.

—Alto ahí, no crea que se va a ir de rositas. Va a estar en detención durante las próximas dos semanas.

—¡No!

—¡Sí! Y no me haga cambiar de opinión, el castigo podría ser mucho peor, y marchese ya de aquí.— habló señalando la puerta, ansiosa de que el joven dejase de replicar.— A las cuatro y media en el aula de música, ni se le ocurra faltar.

Tras la última advertencia DongHyuck salió del despacho.

—Joder. Joder, joder, joder, mierda, caca, caca, ¡me cago en—

—Ese vocabulario, hombre.— habló alguien, interrumpiendo su discurso de insultos y gruñidos. Se giró nada más escuchar la tan conocida voz.— Debería estar usted en clases.

—¡Profesor, con usted quería yo hablar!— chilló. El profesor observó la puerta del despacho de la directora, a penas a unos metros de ellos.

—Venga conmigo.

El adulto echó a andar, dando grandes zancadas que a DongHyuck le costó seguir. En realidad el profesor no era mucho más alto que él, quizás un par de centímetros. A pesar de no destacar por una notable altura, el moreno tenía una inegable rapidez.

kiss the teacher ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora