diecisiete.

8.5K 1K 602
                                    

Cerró de un portazo.

— ¡Hyuck, no cierres así de fuerte, hostias!

El chiquillo corrió enfadado pues ahora mismo no estaba de humor para soportar las habladurías y quejas de su prima.

— DongHyuck ven aquí inmediatamente.— podía notar el enfado en la chillona voz de la muchacha. pero poco le importaba. Corrió con la vista nublada hacia su propio cuarto y cerrando de un portazo se encerró allí. Se tiró boca abajo sobre la cama, y sin hacer ningún ruido, ni siquiera llorando, esperó allí. No sabía a qué aguardaba, tan solo se dejó reposar sobre el colchón, sintiéndose solo.

Podía escuchar algunos gritos más provenientes de su prima, pero ni siquiera comprendía las palabras que decía.

En aquellos momentos de soledad, DongHyuck había meditado sobre lo sucedido. Realmente no llegaba a comprender por qué el docente lo había tratado así. Las intenciones del chiquillo habían sido buenas y no había dicho aquellas palabras al tutún; las había meditado, las había pensado, y lo más importante, las había sentido. Y no entendía por qué Mark lo seguía tratando como si fuera tonto, pues lo había dicho muy consciente.

Sabía que se enfrentaba la posibilidad de qué sus sentimientos no fuesen correspondidos. Lo había visto mil y una veces suceder en novelas de la  televisión, en libros que leía a altas horas de la madrugada, en revistas de cotilleo que leía su prima, y aún así no encontraba una respuesta lógica a lo que le había contestado el docente.

DongHyuck estaba muy consciente de que bromeaba constantemente, pero él nunca mentiría sobre sus sentimientos. Y menos con algo tan fuerte cómo era amar. Él no se arrepentía de haber dicho aquellas palabras; lo habría hecho cuántas veces fueran necesarias, aunque el castaño lo hiciese llorar todas y cada una de ellas.

Mark le había contestado que estaba siendo un inmaduro, un niño, y que bajo ningún concepto debería mentir sobre sus sentimientos. Y eso era lo que jodía al menor. Él no había mentido, y le ofendía que el adulto pensará así de él.

Recordaba el rostro de Mark enfadado. En un principio parecía desconcertado, sus piernas se movían en un tic nervioso y sus zapatillas repiqueteaban contra el suelo a causa de la acción. De pronto había fruncido el ceño y DongHyuck ya se esperaba lo peor. Lo peor ni siquiera se acercaba remotamente a lo que había sucedido. Mark lo había mirado con los labios blanquecinos, apretados el uno contra el otro, sus manos apretadas sobre la mesa a punto de estrujar el montón de papeles que tenía delante. Rechazó a Donghyuck partiéndole el alma y el corazón, pero lo que más rompió al muchacho, fue la dura mirada de ojos negros del docente. En aquel momento apenas había notado que sus labios temblaban y para cuándo Mark le pidió, le suplicó, qué dejaste de mentir, rompió en un mar de gotas de sal; lágrimas. Antes de que el adulto siquiera pudiera ver el rostro del niño, lloroso y rojo, DongHyuck se marchó corriendo.

Tampoco encontraba una razón lógica de por qué el profesor parecía tan dolido. ¿Quién le podía haber hecho tanto daño, que ni siquiera confiaba en su alumno, que lo amaba ciegamente?

Varios minutos más tarde, aproximadamente un cuarto de hora, alguien llamó a la puerta de su cuarto.

— Peque.— susurró una voz una vez la puerta se abrió. La puerta volvió a cerrarse mientras el pelinaranja contenía el aire. Esa voz la reconocería aunque tuviese los ojos vendados. Levantó su cabeza de la almohada, para encontrarse a un muchacho alto y fuerte, que dibujaba una sonrisa apenada en su rostro.

— Por favor.— suplicó DongHyuck, y en un visto y no visto tenía a YukHei a su costado, hundiéndose en el colchón junto a su amigo y atrapándolo en un cálido abrazo. Los largos brazos del muchacho atrayéndolo hacía su pecho. Cortos mechones de un llamativo tono anaranjado cubrían la camiseta del alto y parte de su barbilla, causándole cosquillas.

— ¿Qué te está pasando, Hyuck?

— Hay muchas cosas que no te he contado. Pero tenía miedo de que—

— Y no pasa nada, pequeño.— lo interrumpió. La cálida voz del chico quemó el pecho del más bajo.— No estás obligado a contarme todo, aunque lo que más deseo en el mundo es que estés cómodo conmigo. No soporto verte así y no poder ayudar, Hyuck.

— Por eso debería habértelo contado todo. Pero pensaba que no lo aceptarías y...— enmudeció de pronto. Más lágrimas se precipitaron desde el borde de sus ojos.

— Cuéntamelo si te ves preparado, peque. No te voy a juzgar.

Hubo un pequeño silencio entre ellos.

— Estás últimas semanas he... He estado viéndome con el señor Lee.— admitió al fin. No podía ver el rostro de su amigo, pero sintió como su pecho se hundía. Debía haber suspirado.

— Lo sé, DongHyuck, lo sé.

Al escuchar aquello, DongHyuck rompió a llorar, su sensible corazón rebotando en su pecho, aliviado. Se abrazó más al cuerpo contrario, clavando sus cortas uñas en el fuerte cuerpo de YukHei.

— Le dije mis sentimientos y se enfado y—

Enmudeció de pronto, pareciéndole imposible seguir hablando. YukHei lo atrajo más hacia su pecho, acariciando con su mano los brillantes mechones de cabello contrario. DongHyuck respiró pesadamente.

A los pocos minutos, DongHyuck cayó en un sueño profundo, su mente quedando al fin en blanco; sin profesores, relaciones complicadas, ni sentimientos fuertes.

Un par de horas después, YukHei seguía allí, haciendo deberes con DongHyuck sobre la cama.

— Pregunta sería, ¿por qué se enfadó exactamente?— preguntó, sus gruesas cejas apretadas en un ceño fruncido, próximas a parecer una uniceja.— Me refiero, ya os habíais liado, no entiendo por qué rechazarte ahora.

— Se enfadó. Me dijo que...,— un nudo en su garganta le impedía hablar— que no estaba bien mentir, y qué estaba siendo un inmaduro por soltar esas cosas a la ligera.— explicó.— Dijo más cosas, pero dejé de escucharlo. Yukkie, no pude soportarlo, yo—

— Está bien, Hyuck. Ese tío es subnormal.— contestó muy seguro de sí mismo. El pelinaranja asintió aunque no compartía el mismo pensamiento.— ¿Sabes hacer el cuatro? Porque el resultado me da un número negativo y me suena un poco raro.

DongHyuck le mostró su ejercicio hecho. Tampoco estaba bien.

DongHyuck sonrió por primera vez en lo que iba de tarde cuando el otro joven se indignó y buscó en youtube un tutorial para hacer el ejercicio.


vAle, ¡¡esta vez sí que tengo una escusa para haber tardado tanto en hacer actu!! resulta que se me cayó el móvil al mar. al mar, sí, va en serio xdd, y me ha tocado esperar a comprar uno nuevo ;-;. yo solo uso wattpad desde el móvil, porque mi portátil es un poco plastufa y me pone nerviosa fkdmkfoe. el caso es que he intentado publicar unos cuantos capítulos seguiditos para que me perdonéis por la tardanza :(( eSPERO QUE OS ESTÉN GUSTANDO BTW!! y nada, como siempre, que muchas gracias por tener tanta paciencia y leer este fic unu

also, habéis visto el mv de kick it? hACED STREAM CHIQUIS!1!1!

kiss the teacher ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora