veinticuatro.

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DongHyuck meneó el culo.— ¿A que estoy buenísimo?

— Ciertamente.— sonrió Mark.— Te quedan bien los pantalones.

DongHyuck no pudo evitar reír. Abrazó el cuerpo ligeramente más alto del mayor.

— Me alegra verte, chico.— saludó el castaño, devolviendo el abrazo del menor. DongHyuck lo miró sin poder creerse lo que oía.

— Profe, parece otra persona. Me quedo loquísimo.

— Sólo te he saludado.— contestó el adulto, extrañado. O al menos aquello sugerían sus cejas ligeramente fruncidas o sus ojos entrecerrados, posados sobre el rostro del pelinaranja.

— Y elogiado mis pantalones.— añadió el menor. Un dedo acusador se posó sobre la pequeña nariz del alto. Mark le apartó la mano lentamente.

— Porque me gustan.

DongHyuck boqueó varias veces, sin que sonido alguno saliese de entre sus labios. Miró al adulto, esperando a que éste añadiese algo. Al ver que aquello último no sucedería, concluyó— Pues lo que digo. Rarísimo.

— Pues es que resulta que soy un hombre majo.

DongHyuck lo miró antes de reír.— Majo pero no me liaría.

— ¿Eh?

— Nada, nada.— rió por lo bajo. Entre sus débiles risas y suspiros divertidos, añadió.—Sí que me liaría contigo.

— ¿Hm?

DongHyuck finalmente cesó sus risas, encarnando una de sus cejas.

— Profe, no te enteras de nada. En fin, ¿a dónde vamos?

— Al cine. Hyuck, lo propusiste tú.

— No me acordaba,— murmuró por lo bajo, avergonzado. Toqueteó su oreja, mientras sentía la densa mirada del castaño.— estoy nervioso, ¿vale?

— No he dicho nada.— se escusó rápidamente ante acusación escondida entre las defensivas palabras del contrario.

— Lo dices todo con los ojos. Tienes una cara muy fácil de leer.

Mark trató de no reír en cuanto el menor se giró para cerrar la puerta de la casa. En cambio, señaló el coche a sus espaldas.— Vamos al coche y calla, hombre.

.  .  .

— Quiero chuches.— comentó el de cabellos brillantes, señalando la pequeña tienda de dulces  cercana al cine.— Son más baratas que las del cine.

— No te van a dejar pasarlas.

— Me las escondo en un bolsillo.— bufó, rodando los ojos. Observó al mayor con ambas cejas alzadas, una mueca burlona dirigida al contrario.— Mark, ¿es que nunca has colado comida al cine?

— Quiero decir, sí, pero—

— ¿Qué dices? ¡No me lo creo, ha!— exclamó el menor, interrumpiéndolo y dando saltitos al rededor del mayor. El adulto trató de hacerlo callar, tratando de evitar miradas ajenas. La deslumbrante sonrisa de DongHyuck le pudo.

— DongHyuck te voy a partir la cara como no dejes de burlarte.— afirmó, señalando acusatoriamente al joven.

Kinky.— rió suspirando el pelinaranja. Mark rodó los ojos, sin siquiera tratar de esconder ya su risa.— Vamos a por chuches, venga.

— Vale, vale. Pero yo quiero palomitas, así que voy a hacer la cola en la zona de palomitas.— explicó el mayor, señalando el mostrador del cine donde vendían palomitas entre otras cosas.— De paso pillo ya las entradas.

kiss the teacher ;;ᴍᴀʀᴋʜʏᴜᴄᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora