Estaba helada y le dolía todo el cuerpo. Se sentía confundida, no comprendía qué ocurría, su mente entraba y salía de la realidad. Pasaban imágenes por su cabeza, como en una película del pasado y del presente... Vio a su madre de joven con su largo cabello oscuro, empujándola en su triciclo, mientras reían sin parar... Vio a su padre muy serio en sus últimos años, frente a un televisor, observando un partido de fútbol que al parecer no transcurría como él deseaba... Vio a una gran ciudad que de pronto se reducía a unas pocas casas, desde la altura del cielo... Vio el rostro adulto de Beni que le sonreía, abriendo los brazos para que se acercara a él... Luego todo cambió y apareció ante ella otro rostro, el de una hermosa joven rubia, que le hablaba con desesperación... ¿Qué decía? No lograba oírla: "¡Despierta!"
Abrió los ojos de golpe, confundida aún por la oscuridad reinante que la rodeaba. Se acomodó en el asiento del auto y movió la cabeza hacia un costado, sintiéndose más lúcida a cada segundo trancurrido. Pudo distinguir el gran tronco de un árbol y los recuerdos volvieron, junto a ese dolor insoportable en la pierna y la columna. Supo entonces que había tenido un accidente y que debía caminar hasta la ruta para pedir ayuda, si no moriría allí.
Juntando fuerza logró abrir la puerta del conductor, por milagro no se había trabado, y salió del auto, pero volvió caer al suelo mojado, cubierto de hojas secas. Un grito brotó de sus entrañas al sentir ese dolor con más fuerza proveniente de uno de sus miembros inferiores. Se había lastimado mucho la pierna, tenía un corte profundo por debajo de la rodilla y sangraba en abundancia.
Se arrastró, poco a poco, hasta un árbol, luego de paró y rengueando pudo llegar hasta la calle desierta. Estaba oscuro y no podía ver casi nada. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente?... No tenía idea. Gritó porque ¿qué otra cosa podía hacer en esa ruta rural donde las casas están tan espaciadas unas de otras? Sin embargo, el destino no iba a abandonarla.
Del otro lado del barranco, casi detrás de unos árboles, vio cómo se prendía una luz amarillenta, entonces comenzó a gritar más fuerte. Un hombre calvo con una escopeta no tardó en aparecer y pudo ayudarla. Casi en el ocaso de sus fuerzas llegó a darle el nombre de Norma Furlotti y su dirección, antes de desvanecerse.
Varios kilómetros lejos de allí, Rubén llegaba a casa. Ya había reemplazado los vidrios y colocado cortinas oscuras en todo el frente de la casa. Dejó su chaqueta y el llavero encima de la mesa, y tomó el celular. No había sabido nada de Lucía y comenzaba a preocuparse. Intentó llamarle, pensaba invitarla a cenar, pero el teléfono estaba fuera de línea... ¡Qué raro! Pensó.
Había sido un largo y agobiante día, de todas formas dio sus frutos al final. Consiguió que el abogado que conocía se hiciera cargo del caso de Uviña. Forte estaba determinado a tenerlo entre las rejas pero no lo condenaría si su abogado podía evitarlo... y si no, al menos alargaría los plazos hasta que ellos consiguieran dar con el asesino. Solo les faltaba averiguar la clave que los transportaría a él o ella.
Fue a su "cuarto secreto", como lo llamaba su amiga, y reunió los periódicos de años atrás determinado a encontrar alguna pieza clave en ellos, ya que en el caso (que comenzaba a saberse de memoria) no veía ninguna. Tenía que haber un detalle que hubiesen pasado por alto. Se sentó en una cómoda silla y comenzó a leer.
Media hora más tarde tenía la vista cansada y estaba exhausto. Miró su celular de nuevo, pensando en Lucía, tratando de decidir si ir a su casa a verla o esperar al día siguiente, cuando su vista se detuvo en una foto de María, publicada en unos de aquellos periódicos. Era una foto común y corriente, tomada por ella misma en su habitación. Estaba con su amiga Alina que, como era menor de edad, el periódico habían borrado su cara de manera digital. Era una fotografía de dos amigas felices pero... había algo extraño. Detrás de ellas podía verse parte de un espejo antiguo y las dos chicas se reflejaban de espaldas a él pero... el reflejo de María era de color oscuro y borroso. Beni se sorprendió.
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¿Dónde está María?
HorrorLucía Palacios, una joven escritora, vive en Buenos Aires donde tiene el trabajo de sus sueños pero, al quedar súbitamente desempleada y sin dinero, se ve forzada a abandonar su hogar para trasladarse a la casa de su madre, ubicada en San Juan, al o...