Conducía por el campo mientras pensaba: ¿dónde estará María? Tiene que encontrarse bien escondida... Rubén estaba preocupado, esperaba que no fuera demasiado tarde. Intentaba recordar el rostro de Norma Furlotti cuando su hija menor nombró a su hermana, anunciándole a él que la había visto, pero no había nada en su relato o en la expresión de su rostro que le preocupara. Su madre parecía inocente.
"¡No lo es! ¡Debe ser culpable!" Se dijo a sí mismo, fastidiado. Tenía que dejar de pensar en eso y concentrarse en el camino, acababa de llegar a la zona en donde vivían. Dio vueltas en el auto por los caminos alternativos rurales un buen rato, levantando una nube de polvo. Allí descubrió un antiguo granero, no muy lejos de donde estaba la casa de Norma.
Rubén bajó del auto y se detuvo frente a él, mirando hacia todos lados por si había sido visto por uno de los vecinos, pero en ese lugar tan alejado de las casas no parecía haber nadie observando. Luego se dirigió al granero. La mitad de éste estaba destruida y los escombros se apilaban por todos lados, por lo que le resultó muy difícil entrar. De todas maneras, dentro no había mucho más que ver... Escombros y suciedad se acumulaban por todas partes, sacos rotos apilados a un costado, paja y hojas secas...
"Cualquier ventarrón acabará por derrumbarlo". Pensó el hombre, mientras miraba el techo y cómo las palomas anidaban en la altura. Desanimado, decidió partir.
Al salir a la claridad del sol y abrir la puerta de su automóvil para retirarse, allí fue cuando tuvo el primer vistazo de algo extraño... En un bosquecito lejano parecía moverse la figura de una mujer entre los árboles. Beni pensó que era una vecina, que se acercaba para echarlo de su propiedad, y se apresuró a volver a la ruta pavimentada.
Condujo en línea recta, acercándose cada vez más a la casa de Norma y sus hijas, despacio, intentando ver si había algún lugar donde podría su madre tener oculta a María. Al llegar a la altura del bosquecito donde divisó presencia humana anteriormente, algo lo distrajo... Había una mujer pequeña allí... una mujer rubia. De pronto vio su cara.
— ¡Ahhhhh! —gritó del susto y dio un volantazo. El auto giró con brusquedad y se internó un poco entre los árboles, cayendo hacia abajo en el barranco.
Rubén logró detenerlo y no sufrió más daño del que le produjo el susto... Era María Furlotti... ¡La había visto!
Salió del auto, ansioso, y miró para todos lados. Empezó a correr en círculos.
— ¡María! ¡María Furlotti! —gritó, internándose en el bosquecito. Éste era pequeño, repleto de arbustos espinosos y yuyos. Y pronto acabó por darse cuenta de que allí no había nadie.
Luego de asegurarse que no había nadie cerca, regresó al auto. Por primera vez notó que allí mismo era donde había tenido el accidente Lucía. En ese lugar había visto a María... Entonces supo que era una señal... la adolescente estaba cerca.
El auto no arrancó, por más que lo intentó, y tuvo que subir la pendiente hasta la calle caminando. Con mucho esfuerzo llegó arriba. Desde donde estaba pudo observar el conjunto de árboles en su totalidad... Rubén estaba confundido. ¿Habría imaginado verla? No lo creía, la visión fue demasiado real. Pero entonces, ¿dónde estaba?
Confundido, caminó varios metros hasta dejar atrás el bosquecito. Desde allí el paisaje se presentaba limpio, en una extensión de una hectárea aproximadamente, posiblemente antes fuera campo arado y ahora estaba abandonado. Del otro lado del campo se alzaba otro conjunto de árboles mucho más numeroso. El hombre reconoció la zona... Sabía que el pequeño bosque se extendía más y acababa rodeando la casa de Norma y pasando ésta otra propiedad más.
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¿Dónde está María?
HorrorLucía Palacios, una joven escritora, vive en Buenos Aires donde tiene el trabajo de sus sueños pero, al quedar súbitamente desempleada y sin dinero, se ve forzada a abandonar su hogar para trasladarse a la casa de su madre, ubicada en San Juan, al o...