Capítulo 6 (Parte 3). Memoria Perdida.

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Algunas horas antes de que el humano despertara en el área médica de Ithis...

Estaba transcurriendo el alba en las grandes tierras celestiales de Ithis cuando el dios de piel verdosa salió de su hogar en compañía de las Aves, sus sirvientes. Después de estirarse y contemplar el paisaje mañanero de su enorme jardín, dio distintas órdenes a las Aves para que fueran a la tierra, estas solo hicieron una reverencia y se fueron volando por el extenso firmamento. Vida siguió su camino, saliendo por la enorme puerta de reja de su casa, aún estaba somnoliento y eso era por las pesadillas que le hacían sufrir constantemente en las madrugadas, aunque en estos días estas habían empeorado a tal punto que no dormía nada durante varios días.

— A este paso moriré de sueño...— dijo soltando un bostezo, — han pasado milenios y ni siquiera puedo tener un sueño ligero sin tener esas constantes pesadillas—

Se internó más en el camino de adoquines sin dejar de lado sus cavilaciones. Preocupado por lo que pasaba en su cabeza, comenzó a reflexionar sobre lo que pasaba en el mundo onírico de su mente.

Sus sueños se habían tornado raros con el tiempo, en ellos ya no veía a Muerte como el principal antagonista sino que ahora soñaba con plagas, miles de ellas, invencibles, imparables, que ni él mismo podría detener; en su sueño estas monstruosidades se internaban en su mente y consumían su espíritu, controlándolo, a tal punto que no tenía voluntad sobre sí mismo. Cuando llegaba a este punto en la pesadilla, todo se tornaba borroso y olvidaba la mayor parte del sueño, como si solo fueran fotografías regadas por una habitación desordenada. No le daba buena espina lo que soñaba, lo sentía tan real que incluso sentía estar siendo controlado aun estando despierto.

— ¡Ey, Vida!—

Levantó la vista confundido, no se dio cuenta de que se había quedado inmóvil a mitad del camino de adoquines.

Muerte había salido de su hogar como de costumbre y al estar andando por el sendero divisó a Vida en la mitad del camino, él lo saludó dándole los buenos días pero este no le había hecho caso. Cuando se acercó a verlo, lo encontró con la mirada gacha, con sus ojos levemente enrojecidos por el cansancio y al parecer más concentrado que de costumbre. Le había llamado y picoteado el brazo varias veces, pero no reaccionó hasta que lo llamó agitando su mano enfrente de su cara.

— ¿Muerte?— habló Vida levantando la mirada y tallándose ambos ojos. — ¿Qué sucede?—

—Te llamé varias veces pero no me contestabas... ¿estás bien? Te veo algo cansado— dijo apoyando el dorso de su mano en la frente del dios verde. — Al parecer no tienes fiebre—

— Estoy bien— apartó su mano con delicadeza. — Solo no pude dormir bien... de nuevo—

— Es raro que te suceda tan a menudo... ¿Tienes problemas de insomnio? Tal vez Médico pueda darte algo para eso—

Además de que tienes más ojeras que antes...—  pensó Muerte preocupado por su contra parte.   

— Es algo así, pero ya me repondré, no deberías preocuparte. Ahora vamos, porque tenemos mucho que hacer—

Y así como Vida entró en esos pensamientos tan tétricos sobre sus pesadillas, de nuevo los olvidó al ver y hablar con Muerte, este era el único dios con el que sentía una cierta paz en su interior al estar en su compañía, por lo que olvidó, por un momento, todo lo que le molestaba y afligía y decidió concentrarse en lo que harían en las próximas horas.

Ambos prosiguieron la marcha a través del jardín sin apartarse del camino, hablando sobre lo que se les había ocurrido para ayudar al humano que habían rescatado ayer del ataque de las plagas.

— Investigué si había ocurrido un fallecimiento reciente con las características del chico... pero no encontré nada que me pudiera servir para saber su identidad— habló Muerte.

Él había hecho su propia investigación en cuanto llegó a casa ayer en la noche, creyó que podría encontrar algo relacionado con él en el registro de fallecidos o de almas que hayan sido extraviadas por sus sirvientes, pero, como ya vimos, no obtuvo ningún tipo de resultado.

— Yo lo intenté también pero no tuve la misma suerte. Durante la noche se me ocurrió que podríamos ir con Sabiduría, él debe tener los libros que le prestó a Médico sobre el cordón de plata— le contestó Vida sin detener su andar.

— Esperemos que también nos pueda ayudar con algunas respuestas sobre algún caso parecido a este— concluyó Muerte, antes de que ambos se tele transportaran para llegar a casa del dios más sabio de Ithis.

Entre la Vida y la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora