Todos estaban en silencio, incluidos Leo y Amor. Muerte estaba serio y Vida solo seguía pensando en lo que sucedió con la pequeña diosa en aquellos arbustos.
Apenas llevaban unos quince minutos de recorrido en el sendero por el bosque y todo se había puesto incomodo entre ellos.
Muerte rechazó a Leo cuando éste le hizo la pregunta sobre si lo recordaba. El humano se quedó afectado por ello y creyó que ese plan de abrazarlo había sido un error fatal y que probablemente Des, o sea Muerte, estaba negándolo por su enfermedad de falta de memoria. Cuando se apartaron, totalmente tristes (Leo por el rechazo del chico de mechón ámbar y Muerte por rememorar la situación que había llegado a separarlo de su contraparte en el pasado) aparecieron Amor y Vida. Les hicieron creer que no había pasado nada entre ellos y siguieron su camino sin miramientos.
- Llegamos al final- habló Muerte.
Todos se detuvieron.
El camino de adoquines se terminó y una pared de árboles tapaba su paso. A partir de ahí tendrían que ir con Sabiduría tele-transportándose.
- ¿Qué pasó se terminó el camino?- preguntó el humano acercándose a la escena.
- Sí, nos tendremos que ir de otra forma- contestó Vida poniendo sus manos en jarras.
- ¿Hay un atajo entonces?- volvió a cuestionar.
- Nop-
Entonces un acto que no se esperaban ni Muerte, ni Amor, ni Leo (y ni siquiera el mismo Vida) sucedió. El Dios benefactor levantó en brazos a su versión humana y lo cargaba en sus brazos como si fuera una princesa. Leo se puso rojo como un tomate y comenzó a forcejear para que lo soltara.
- ¡Espera! ¿Qué haces?- estaba más avergonzado que nunca. - ¡Bájame ahora mismo, Vida!-
- Lo haré después de que lleguemos- le respondió burlonamente.
- No creí que ese fuera tu plan...- suspiró Muerte.
- En realidad no tenía ninguno pero las cosas así suceden, ahora vámonos, Sabiduría nos espera-
Leo no entendía nada de lo que sucedía y antes de que pudiera reclamar algo más, comenzaron a desaparecer. Cuadros negros aparecieron a su alrededor y todo su cuerpo comenzó a desvanecerse. Se asustó y abrazó más a Vida creyendo que algo raro estaba pasándole y que estaba por morir.
Luego, solo vio oscuridad.
Un segundo después volvieron a aparecer los mismos cuadros pero al parecer los habían dejado en un lugar diferente porque ya no estaban en el camino de adoquines, los árboles desaparecieron y en frente de ellos solo había una enorme puerta de vitrales que brillaba con la luz del interior.
Vida bajó a Leo de sus brazos y este aún se sostenía de él porque aquello por alguna razón le dejó sin fuerza en las piernas. Miró a su alrededor y vio que atrás de ellos aparecieron dos bultos de cuadros negros y después desaparecieron dejando ver a la chica pequeña de nombre Amor y al chico alto de mechón ámbar.
- ¿Qué fue lo que sucedió?- preguntó sin aliento, intentó apartarse de Vida pero sus piernas seguían sin responder.
- Nos tele-transportamos, ¿verdad, Muerte?- dijo encogiéndose de hombros.
Muerte agrandó sus ojos con sorpresa mientras fruncía el ceño.
"¿Este sigue siendo tu plan?", le cuestionó telepáticamente.
- Espera, ¿qué es esto?, ¿lo llamaste Muerte?- se alejó dando traspiés hasta llegar a la pared. - ¿Qué es esto?... Vida, Muerte, Amor... ¿Quiénes son en verdad ustedes?-
Vida se rascó la nuca y miró a Muerte como diciéndole: "ahora te toca a ti explicarle". Se alejó de ellos y mejor fue a tocar la puerta de la biblioteca para que Sabiduría supiera que llegaron.
- Cálmate, nosotros no queremos hacerte daño- comenzó a explicar Muerte, poniendo un poco de distancia entre ellos para que no desconfiara. - Sé que parecerá extraño o absurdo, pero nosotros somos... dioses-
Leo comenzó a mostrar una sonrisa nerviosa y comenzó a carcajear ahí mismo. Lo típico en una situación así.
- jajaja muy bien me gastaron una broma y ese truco con los cuadros de verdad fue muy divertido, de verdad son unos...-
- ¡No! Te equivocas- habló Amor. - Sí lo somos-
Entonces Muerte se transformó, con sus poderes un aura oscura apareció y rodeó todo su cuerpo como un remolino. Su ropa elegante desapareció y un traje color negro lo envolvía completamente, a excepción de la cabeza, y estirando su brazo al aire sacó una hoz enorme y afilada con una calavera incrustada en ella.
Leo se quedó petrificado y se dejó caer al suelo. Tan solo observó como el chico de ojos ámbar hacía desaparecer todo eso con un simple gesto de su mano.
- De verdad eres la muerte en persona- dijo casi en un susurro. - ¿Entonces ella es la Diosa del Amor y el chico mago es el de la Vida?-
- Así es-
Ahora respondió Vida que se había acercado y agachado para estar a su altura.
- Y venimos a ayudarte-
Estiró su mano. Leo la miró con desconfianza al principio, pero algo en su interior dijo que ellos decían la verdad, además lo habían ayudado cuando el casi perdía su vida en aquél callejón en el que se encontraba hace unas cuantas horas antes. Se armó de valor con este pensamiento y como no tenía de otra, se la tomó y le ayudó a levantarse.
- Lo siento pero mis piernas no funcionan bien por... la tele-transportación que hiciste- se sentía raro diciendo aquello.
- Más bien soy yo el que te pide la disculpa- sonrió Vida.
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Entre la Vida y la Muerte
FanfictionUn firmamento azul apareció ante sus ojos, y lo que parecían ser las ramas de un árbol enorme lo cubrían de los primeros rayos del sol de la mañana. El cantar de las aves lo trajo de vuelta a la realidad, dándose cuenta más o menos de dónde se halla...