Prólogo:

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El invierno llegó. Se sentía en los huesos cuando salías al exterior. Se sentía en la respiración del aire fresco. Pero sobre todo, en el hermoso paisaje que la nieve formaba en conjunto con la naturaleza.

Repiré profundo el aire caliente del lugar, froté mis manos disfrutando del calor de mis guantes y las llevé a mi boca para soplar aire caliente.

Deseaba poder disfrutar de esto siempre. Del calor, de la temperatura, de la comodidad. Sin embargo; también anhelaba contemplar para siempre el bello ambiente de afuera y nunca dejar de verlo. Nunca dejar de apreciarlo. Desde aquí, desde la ventana en donde Yoongi y yo esperábamos por el tren en la estación.

Nos resultaba lejos ir a ver a Jin, ya que él vivía por las afueras de la ciudad y no había otra alternativa para nosotros más que el tren. Lo sé, algo tedioso y complicado a la vez.

Jin siempre fue un gran amigo con nosotros, lo conocemos desde pequeños; bueno, más pequeños considerando que ahora tenemos trece y quince años. Es por eso que aceptamos su invitación, además de que casi no pasábamos tiempo con él. Lo extrañábamos.

—Namjoon.— me llamó Yoongi al ver que el tren llegaba. Estaba tan concentrado pensando en qué sería de Jin, que ni siquiera me di cuenta cuando éste yacía frente a nosotros, separándonos de él el gran ventanal que había, empañado debido al frío del exterior en pleno invierno y la acogedora calefacción del lugar.

Yoongi se me adelantó, por suerte logré alcanzarlo en la salida para tomar el tren.
El frío impactó mi cara al instante, pues pasar de calor a un clima opuesto al salir, era algo de lo que más odiaba. Froté mis manos contra mis guantes nuevamente dispuesto a guardar el calor en ellas.

Yoongi se veía tranquilo mostrando una sonrisa. Los dos estábamos emocionados. Era una de las tantas veces que viajábamos solos en tren, en la quinta, perdimos la cuenta. Pero, realmente sentíamos como si cada vez fuera la primera ocación. Nos sentíamos bien acompañados del uno al otro.

Dimos nuestros pasajes y nos vimos sentados junto a la ventana cada uno. Uno en cada extremo, divididos por una mesita entre nosotros, viéndonos de frente.

—Hace tanto que no lo vemos...— musité con una sonrisa.

—Será genial verlo de nuevo después de tanto tiempo. ¿Qué crees que hagamos al llegar?— él también postraba una sonrisa leve en sus labios.

—No sé por qué lo sigues preguntando si siempre que vamos lo primero que hacemos es...—

—Una ronda de tres películas de terror, cada una elegida por uno de nosotros y al final juzgar quien eligió la mejor, para así recibir dulces que los perdedores tendrán que darle al ganador.— interrumpió sabiendo con exactitud la respuesta.

—Eso.— me dejé caer en el asiento sonriéndole.

El tren empezó a moverse, los dos giramos a ver el paisaje. Era hermoso ver como las copas de los árboles ya comenzaban a cubrirse con las finas capas de nieve. Es lindo ver como debido a la niebla, todo se veía blanco. O en lo personal, es algo que me gustaba apreciar.
Si aquí estaba así, era seguro que para cuando llegásemos a casa de Jin, los árboles allá estarían cubiertos en su gran mayoría por nieve.

—¿Sabes?, cuando seamos grandes, quiero escribir una canción sobre lo hermoso que es ver el paisaje combinando con extrañar a alguien. Extrañamos a Jin. ¿Qué tal un "copos de nieve caen, y se van alejando poco a poco. Te extraño"?— dijo mi amigo.

—Woah, Yoongi. Tu cerebro trabaja rápido. Estoy seguro de que lograrás ser un gran rapero cuando seas mayor.—

—Tú también eres bueno para rapear y crear tus propias canciones y melodías. He visto algunas que tienes en tu cuaderno, eres muy bueno. En todo caso, los dos seremos grandes y reconocidos raperos en la industria de la música.—

—Es algo que me gustaría hacer en un futuro...Claro que contigo.—

—Y lo seremos.—

Me extendió su puño cerrado. Le dediqué una cálida sonrisa de lado y junté mi puño con el suyo. Era algo que solíamos hacer cuando coincidimos el uno al otro.

Continuamos observando con atención y detalle el ambiente exterior por un largo rato en silencio, hasta que, de repente, de un momento a otro, el tren emitió un sonido raro. Yoongi y yo giramos a vernos al escucharlo, pero fue tan repentino todo, que para cuando quise hablar el tren impactó fuertemente contra el suelo, volcándose de lado. Por consecuencia, mi cabeza y la de Yoongi estamparon contra la ventana, provocando que todo cambiara a un color negro en un segundo sin darnos tiempo de reaccionar. Lo último que escuché antes de cerrar mis ojos, fue como la gente gritaba al mismo tiempo que nosotros recibíamos el impacto por nuestro lado.

Abrí mis ojos con pesadez. Mi visión era bastante borrosa, no podía distinguir con claridad lo que veía. Eran...¿escombros?, ¿partes del tren desechas por completo? También escuchaba gritos y llantos tenues debido a un pitido en mis oídos.
Reaccioné de golpe, abrí mis ojos por completo comprendiendo todo. Mi primera reacción fue buscar con mi vista a Yoongi. Lo encontré, estaba frente a mí inconsciente, pero...tenía una barra de metal incrustada por el torso. Seguí con mi vista el final de aquella cosa de metal. Me asusté al ver que también estaba penetrada por mi torso, llena de sangre. Fue ahí, cuando el dolor pulsante se tornaba cada vez más fuerte en la parte de mi abdomen. Gritaba por el dolor agonizante que sentía. Sin duda, el peor que seguro experimentaría en mi vida. Las lágrimas no tardaron en aparecer por mis ojos y empapar mis mejillas. Los gritos, llantos y súplicas de ayuda de la demás gente, no ayudaban para nada a calmarme. Al contrario, me desesperaban más.

—¡Yoongi!— grité entre llanto, dolor y desespero en un intento de que diera señales que me hicieran saber que seguía con vida. Él no parecía reaccionar de ninguna manera. Lo tenía ahí...cara a cara conmigo. La diferencia era que él mantenía sus ojos cerrados y su cuerpo caía con todo el peso sobre uno de sus hombros y brazos por estar tirados de lado. La herida suya y mía sangraban mucho. Manchaban nuestras playeras y el suelo demasiado. Era un sin fin de sangre que no paraba de salir.— ¡Yoongi!—

De un lado, los paramédicos quitaron una ventana para introducirse al interior. También se metían con facilidad por orificios que daban a afuera. Tres de ellos se encargaron de nosotros mientras el resto iba con los otros pasajeros. Uno de ellos hacía todo lo posible por parar el sangrado de Yoongi, al ver su estado, llamó a gritos a más paramédicos. Otros dos, me sacaban de ahí al igual que trataban de parar la sangre.

Gritaba y lloraba demasiado por el dolor. Se sentía como el infierno...Sentía la maldita barra dentro mío. Sentí como desgarraba mi piel y músculos sin piedad. Sentía que mi alma saldría de mi cuerpo en cualquier segundo.
Agradecí que Yoongi estuviera inconsciente ahora y no agonizando del dolor como yo. Al final, caí desmayado antes de que me sacaran por completo...Deseando que Yoongi estuviera vivo para cuando despertara.

Strawberries & Cigarettes; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora