Capítulo 07 ~ La vida de Li Xiao Lang

1.2K 127 19
                                    


Había algo que él tenía claro de su vida: La mala suerte siempre lo seguía. Pero era sorprendente que no actuara en todo lo que él hacía. Al menos en su trabajo eso no afectaba y de eso estaba agradecido.

Trabajador independiente o freelance en contabilidad. Tomaba ciertas empresas pequeñas y las dirigía en la parte financiera. Le gustaban los números, amaba los números y eso era una de las tantas características que había heredado de su padre, al cual nunca conoció.

Vivió toda su infancia en China, junto a su madre Ieran Li y sus cuatro hermanas mayores. Siempre estuvo rodeado de ellas, por ende creció guardándoles siempre un gran respeto a las mujeres en general.

Su madre poseedora de un carácter muy fuerte fue sin duda una de las pocas cosas que pudo heredar de ella. Sus hermanas en cambio son hasta el día de hoy bastante escandalosas.

Desde pequeño siempre fue un niño muy solitario en la escuela, difícilmente compartía con amistades. Adoraba jugar futbol o a veces practicaba basket, pero siempre en solitario. No le gustaba involucrarse en torneos o más allá, porque siempre algo negativo sucedía, pero en casa practicaba artes marciales china junto a su maestro, y también mayordomo de la familia Li, el señor Wei. Para Li él era la imagen paterna que nunca tuvo.

Con el tiempo, Shaoran siempre trataba de recordar los sucesos de su existencia, aun no lograba explicar cuál o qué fue la causa de tener una vida así. No le molestaba en absoluto la soledad eso sí, pero hizo cortas amistades y sus recuerdos siempre tenían relación con cosas desagradables que le decían o que le sucedía a sus más cercanos.

Su madre procuraba cuidarlo de todo, quizás lo sobreprotegía en demasía por lo mismo, pero ella era una fiel creyente de que algo mal andaba en la vida de su pequeño hijo y por eso debía cuidar de él. Ieran Li fue un pilar fundamental en la vida de su hijo. Le enseñó que en la vida las cosas sucedían siempre por una razón. También le contaba lo sucedido con su padre y siempre le hablaba de él para que supiera que siempre fue un buen hombre, padre y esposo.

Los años avanzaban, Shaoran se había convertido en todo un joven. Siempre con el mismo carácter. Comenzaba a tener curiosidad de lo que le sucedía, quería averiguar, pero cuando menos se lo esperó apareció un ángel en su vida. Xiu Mei, era una chica muy sencilla. De una tez muy blanca y cabello negro largo y liso. Sus ojos negros como el azabache mostraban siempre un brillo especial que a Li logró cautivar. Lo más irrisorio es que ella lo notó, pero él avergonzado y preocupado por su bienestar, siempre se alejaba. Pensaba que al menos observarla desde lejos le hacía los días más sencillo en el último año escolar.

Resulta ser que ella era una chica muy alegre y persistente, siempre le regalaba una sonrisa a Shaoran, ya que de hecho iban juntos en el mismo salón, aunque ella se sentaba de las primeras, al otro extremo de él.

Semanas antes de que se graduaran, Xiu Mei se acercó segura hacia Li. Él intentó huir pero ella fue más rápida al evitar que eso sucediera sosteniendo fuertemente su camisa. Tomó su mano izquierda para abrocharle una pulsera tejida de color rojo.

―Es para la buena suerte, lo hice yo misa —dijo mientras terminaba de darle amarre al presente—, lo hice creyendo en eso.

Shaoran miró con sorpresa su muñeca izquierda. Nadie ajeno a su familia había tenido un gesto como ese con él.

―Gracias —respondió tímidamente.

Xiu Mei sonreía con las palabras de Li. Y fue con esa misma actitud que le siguió conversando de cualquier cosa trivial. Él le respondía a través de monosílabos hasta el momento en que ella le preguntó directamente si quería acompañarla a la fiesta de graduación que haría su curso por finalizar el año escolar y dar paso a la Universidad.

Descansa en PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora