Epílogo ~ 6 años después...

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Los años no pasaban en vano. Sakura recordaba mientras contemplaba como la lluvia caía en Tomoeda y el café seguía con su habitual ritmo. Cada día la gente aparecía allí para consumir las delicias que ella y Rika cocinaban.

Los chicos seguían como siempre trabajando con ella, Hiro se había graduado de gastronomía y era jefe de local de otra de las tiendas del Sweet Amai, pero en Tokio. Así que acá en Tomoeda trabajaba con otra chica llamada Satsuki y con Andi, quien se radicó a vivir en la ciudad, pero éste ahora trabajaba jornada completa. Los turnos seguían igual como hace seis años atrás, rotativos y de lunes a sábado.

La jornada estaba por terminar, así que comenzó a hacer las cuentas del día para luego irse a casa. Por fin era día sábado y al día siguiente podría descansar y dormir hasta tarde. O al menos eso era lo que planeaba.

De pronto, sintió las campanillas del local y al percatarse de quien entraba, observó a Shaoran que venía a buscarla seguramente, con la excusa de que afuera llovía mucho y no quería que llegara empapada a casa.

―¿Y dónde está Ren?

―Está en casa de tu hermano.

Ren, el hijo de ambos, un pequeño niño de cabello castaño con ojos del mismo color de su padre. Era la copia viva de él, salvo que tenía la energía y alegría de su madre ―y la torpeza también―. Siempre recordaba el día en que tuvieron que contarle todo a Touya.

«―Hermano... Yukito, tenemos algo que contarles ―decía Sakura bajando el rostro avergonzada. Y Shaoran veía fijamente a su cuñado, atento a lo que fuese a decir o hacer―. Bueno, es que Shaoran y yo... ―Sakura iba a decir las palabras, pero se atoraron justo en el momento preciso.

―Vamos a ser padres ―dijo finalmente el castaño.

Hubo silencio en ese momento. Yukito fue a quien más se le iluminó el rostro cuando dieron la noticia, pero en seguida miró a Touya quien comenzaba a fruncir el ceño.

―¡Te voy a matar mocoso! ―dijo levantándose rápidamente de su asiento, siendo retenido por Yukito que alcanzó justo a tomarlo de la camisa ―¿Crees que me causa gracia que el monstruo sea madre? ¡Más encima contigo! ¿Por qué no se cuidaron? O mejor dicho ¡QUÉ ESTABAN HACIENDO!

Sakura se puso por delante de Shaoran mientras su hermano gritaba todo aquello, pero ¿Qué es lo que esperaban de él? Con esto, seguramente la escala del rechazo de Touya al castaño había sumado muchos puntos.

―Ya somos bastante grandecitos para hacer lo que hicimos ―sonaba a burla lo dicho por el chino.

―¡Mocoso, déjate de hablar, te voy a matar!

―¡YA! Basta... ―se sentó Sakura llamando la atención de los tres hombres en esa habitación.

Preocupados de que se sintiera mal, Sakura se percató de que así era la única forma en que allí se dejaran de gritar, así que fingió estar algo mareada y con deseos de comer helado de vainilla con chocolate que Yukito siempre tenía en su refrigerador.»

―Lo llevé temprano a casa de tu hermano porque quería jugar con Maaya. Tu hermano no tuvo problemas con recibirlo.

―Ambos se adoran ―reía Sakura.

Maaya era la hija adoptiva de Touya con Yukito. Fue un tema complicado para la ciudad, pero finalmente lograron tenerla bajo su cuidado. Y aunque la gente andaba hablando cosas sobre que la niña estuviera bajo la custodia de dos hombres, a ellos no les importó y Maaya era realmente feliz viviendo con sus dos padres.

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