Capítulo 18 ~ Ieran Li

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Shaoran

Estaba en el aeropuerto esperando el arribo de los pasajeros del vuelo directo de Hong Kong a Tokio Japón. Shaoran tenía una cara de desastre que intentó arreglar con unos anteojos que usaba rara vez para trabajar frente al computador, y algo de perfume. Porque la verdad, no había podido descansar lo suficiente. La noche anterior con la fiesta en el pub y luego irse a casa de Daidouji, terminar despierto hasta las nueve para descansar unos breves minutos y todo lo que siguió después con la piscina, el asado y los amigos de Sakura, lo tenían agotado. Aunque no tenía derecho a quejarse. Había sido una tarde de esas que no olvidas porque lo pasas fenomenal, y lo mejor de todo es que la sensación de sentirse integrado lo tenían aún más contento. Lo lamentable fue tener que irse un poco antes de lo previsto para darse una ducha en casa, cambiarse de ropa y partir a Tokio a buscar a su madre que llegaría alrededor de las ocho de la noche.

Bostezaba cada cinco minutos e intentaba no quedarse dormido en donde estaba sentado. Miró su celular nuevamente para ver la hora que era, y ya habían pasado treinta minutos.

Se levantó decidido, porque de lo contario el cansancio se apoderaría de él. Así que comenzó a caminar por donde deberían salir los pasajeros. Ahí pudo distinguirla claramente, aunque se sorprendió de verla vestida de manera formal, pero sin el traje que solía usar en China.

Corrió hasta ella para poder ayudarla con el equipaje que llevaba y muy cortésmente la saludó.

—Me alegra verte tan... saludable Xiao Lang.

Vio cómo su madre alzaba una ceja ante tal comentario.

—Lo lamento. Anoche estuve...

—No me des explicaciones Xiao Lang. Son evidentes las ojeras que tienes. Ni con los anteojos pasa desapercibida tu falta de sueño.

No dijo nada más, su madre lo conocía bastante bien.

Cuando salieron del aeropuerto en el auto de Shaoran todo iba en absoluto silencio. Shaoran de por sí sabía que Ieran vendría a Japón por pedido de él, además tenía interés en saber más sobre la inversión que acaba de hacer.

—¿Estuvo muy pesado el vuelo, madre?

Ieran lo miró y éste se tensó.

—Estuvo bien. No iba a tolerar viajar en clase económica hijo. No sé cómo pudiste estar tres horas sentado de lo más incómodo.

Shaoran rió con el comentario de su madre.

—Utilizaré ese recurso sólo cuando mis hermanas paguen mi pasaje.

—Te mandan muchos saludos.

Cuando entraron a Tomoeda, Shaoran observó a su madre quien iba mirando fijamente por la ventana.

—Es un lugar acogedor madre. Mucho mejor que Tokio.

Ieran no dijo nada. Sólo observaba a su hijo. Era una suerte que él tuviera que estar atento por donde manejaba.

Cuando llegaron al departamento, Shaoran dejó las pertenencias de su madre en su habitación, indicándole que podría dormir allí y que él se acomodaría en el sofá —como había planeado desde que Meiling le pidió que la alojara cuando viniera de vacaciones—. Que no se preocupara.

Se dio cuenta que su madre miraba su departamento con sumo detalle y se paseaba desde la cocina, que estaba a un lado de la entrada principal, revisando el refrigerador. Luego por el pasillo hasta llegar a la sala de estar. Al girar nuevamente a su derecha caminó para llegar hasta la habitación.

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