Capítulo 10 ~ Mala suerte

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Shaoran

Shaoran llegó a su casa, aun con las ideas rondando en su cabeza. Eran las tantas de la madrugada. Se dirigió hacia su habitación, y en aquella mesita donde estaba su computador, se sentó sobre la cama y encendió el aparato. Estaba decidido a buscar información, sobre la fecha del accidente. Pero estaba nervioso. Sus manos tiritaban, y al momento en que comenzó a teclear algo el internet se fue.

—Ok —se fastidió. Bajó la tapa del notebook y se fue a acostar.

Aunque le costó poder dormir, las imágenes venían a su cabeza a atormentarlo después de tanto tiempo. Estar en aquel pub, escuchar esa canción fue un golpe duro. No era de esas personas tan sentimentalistas y menos de escuchar canciones para sentirse peor, pero lo de hace un rato fue un quiebre en su corazón, porque ya se sentía sensible ante el tema. ¿Qué estaba haciendo ella en China nuevamente? Meneó su cabeza, habían pasado varios meses desde todo aquello, no quería ni debía seguir dándole vuelta al asunto, él había tomado una decisión y por eso se había alejado de todos para llegar acá a Japón. Quiso pensar en algo más y sin querer recordó a aquella castaña cantando en el pub. Tenía una bonita voz. Un leve sentimiento de paz lo comenzó a invadir y así fue quedándose profundamente dormido.

Las horas avanzaban y fuerte ruido lo despertó. Se sobresaltó y se sentó en su cama observando a su alrededor. Y no había nada extraño. Se refregó los ojos para poder despertar mejor y cuando se dio cuenta de la hora que era chasqueo la lengua. Había dormido bastante, eran más de las doce del día, así que al menos agradeció la bulla que había sentido o que al parecer soñó porque así pudo despabilarse.

Caminó hasta el baño para irse directamente hacia la ducha. Las penas de la noche habían pasado, ahora debía enfocarse en sus actividades, en buscar algo para almorzar y luego revisar el asunto del internet, ya que sin él no podía trabajar. De ser así debería buscar algún lugar con wi fi gratuito o ir hasta el mismo pub con Igarashi para poder revisar que tal les fue en su noche de reinauguración.

Sakura

Agradecía los días domingos, porque tenía la oportunidad de dormir hasta un poco más tarde de lo normal, al menos su padre le daba esa chance siempre, sobre todo después de haber salido con Tomoyo. Ya había despertado, pero como era costumbre tardaba en desperezarse, así que siguió acurrucándose un poco más en su cama porque sintió algo de escalofríos. Y ya sabía a qué se debía eso, por lo que mentalmente se preparó para ver a Maaya, quien la observaba desde un rincón de su habitación.

—Por lo menos ahora no gritaste.

Sakura apretaba sus puños con el cobertor de la cama para luego relajarse y saludar a la chica fantasma.

—Maaya —habló Sakura mientras se cambiaba de ropa— ¿Por qué nunca me has dicho tu deseo? —la miró directamente a sus ojos grises— ¿Qué necesitas para descansar?

—¿Quieres que me vaya? —Sakura negó con su cabeza, pero Maaya sólo sonrió— es broma Sakura. No sé... no sé cuál es mi propósito. Quizás sea el que te tenga que despertar todas las mañanas.

Sakura se asombró con la respuesta pero se dio cuenta que la muchacha bromeaba y le lanzó uno de sus cojines que pasó sin pena ni gloria a través de su cuerpo.

Bajó entonces a beber algo de jugo de naranja que su padre había preparado y divisó la fotografía de su madre. Allí lucía realmente hermosa como en todas las otras fotos que tenían y cuidaban como uno de sus más bellos tesoros.

Fujitaka aparecía en ese momento y su hija lo recibió con una gran sonrisa, además de ayudarle con las bolsas que él cargaba.

—Hoy Touya vendrá con Yukito a almorzar —mencionaba—. Prepararé pastas para el almuerzo.

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