Capítulo 26 ~ Obsequios

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Sakura

Se encontraba buscando en la bodega los adornos que necesitaba. Habían ya pasado tres meses desde que se vino a vivir sola a su propia casa. Al principio le costó un montón adaptarse a ella misma y a la rutina de la casa y del trabajo, sin la ayuda de alguien, pero con paciencia pudo armar su itinerario y todo estaba fluyendo magníficamente. Cuando encontró la caja con los adornos navideños, se sacudió las manos que estaban llenas de polvo y subió la escalera para llegar hasta el pasillo y así poder comenzar a armar el árbol de navidad.

Había decidido celebrar ésta en su casa, invitando a todos sus más cercanos. Ella personalmente quería preparar algo para esa velada especial.

Había comprado un árbol de pino para colocar en el sector de la sala de estar, allí buscó las luces y los adornos que todos los años usaban para esa ocasión. Sakura en su mente pensaba que esta fecha iba a ser diferente a las demás sin duda, por eso había querido hacer algo en grande. Para su suerte, todos habían aceptado encantado pasar la víspera de navidad con ella ―otros probablemente llegarían después de las doce―, lo importante era estar reunidos ese día. Además que sería el cumpleaños de Yukito, y con mayor razón esperaba a todos después de la medianoche.

Y aunque quedaba una semana más para esa fecha, ella estaba entusiasmada tratando de adornar todo.

Cuando terminó de arreglar el árbol y también algunos sectores de la casa, le sacó una fotografía con su teléfono para mandársela su grupo de amigos.

Luego de eso, comenzó a pensar en todo lo que necesitaba para preparar la cena de esa noche. Como tradición japonesa, siempre compraban pollo frito, pero esta vez decidió que ella lo haría con sus propias manos, además también haría lo que mejor sabía hacer, pastel.

Buscó en internet la receta del kurisumasu kēki, que consistía en un bizcocho de crema pastelera con adornos de fresas. Y así se mantuvo entretenida en su computadora, mientras bebía una taza de chocolate caliente, puesto que el frío que Diciembre acompañaba a Tomoeda estaba siendo crudo. Recordó a la vez, que cierto chico que ocupaba la gran parte de sus pensamientos estaba hastiado con el clima, decía que en China por lo menos el frío era más aceptable que lo que estaba viviendo acá, y se quejaba de cómo era posible vivir así. Sakura reía al recordar eso. La suerte de él eso sí, era que trabajaba desde su casa así que más cómodo no podía estar.

«¿Te vienes a quedar? Hace frío y tengo chocolate caliente.»

Le envío a su novio. Sakura sabía que era una maldad hacerlo salir de su casa, pero esa noche quería estar a su lado.

«En una hora aproximada estoy allá.»

Y eso es lo que adoraba de él, siempre cumplía sus caprichos por mínimos que sean. Y ella hacía lo mismo con él cuando de chocolates se trataba.

Shaoran

Tenía que amar demasiado a la castaña para tener que salir con ese frío a la calle, pero sabía como tentarlo y la sola mención del chocolate en el mensaje lo tenía ya arreglando sus cosas para ir esta noche a su casa.

Le avisó a Meiling ―como era de costumbre― que iría a casa de Sakura para que no se preocupara.

―Yo no los entiendo ―decía la morena―, ¿Por qué no te vas de una buena vez a vivir con ella?

―No me lo recuerdes, sí ―dijo de mal humor―. Yo ya lo propuse y ella dijo que no, que debía esperar y en eso estoy.

―Ustedes son tan raros ―Meiling se encontraba sentada leyendo con su cabeza apoyada en la mano―. ¿Entonces no vuelves hasta mañana?

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