Daddys boss | h.s

26. «Chico normal»

Harry

«Chico normal»

—¡Puta mierda, mierdaa!

Pedazos de vidrio vuelan por mi habitación mientras recuerdo con rabia e impotencia el encuentro con la perra de Cony, era una hija de puta. El simple hecho de haberla tenido frente a mi, lanzando una amenaza tras otra y no haberla podido poner en su lugar; me provocaba un jodido malestar. No podía permitir que se saliera con la suya, que tomara el control de la situación y mucho menos se creyera con el poder para manipularme, eso en definitiva no iba a suceder; pero todo estaba en mi contra.

Estaba entre la espada y la pared.

Me paso las manos por el rostro tratando de pensar en algo, algo rápido para sacar del camino a esta chica y de paso, a mi hermano. Sin dudas, haberlo aceptado con ella fue de mis peores decisiones, aunque ya no se podía llorar sobre agua derramada.

Me dispongo a quitarme la camisa, mis pantalones y tomar un baño para relajarme pero antes de que pueda llegar algo de paz y tranquilidad a mi vida, escucho mi móvil sonar.

—Si, buenas.

Respondo de inmediato sin siquiera mirar el nombre.

—¿Te imaginas tu fotografía en primera plana con un gran titular, Harry Styles, abusador de menores?

¡Mierda, otra vez ella!

—¿No tienes otra cosa que hacer, cariño?—es lo que puedo responder a su pregunta—¿Acaso no tienes algo más interesante que hacer que estar pensando en como me tiro a Chloé?—estoy lleno de furia, irritado hasta las trancas y no me importa nada.—Hablaré con Alex al respecto, no es justo que tengas que fantasear con mi polla todo el día.

Después de un corto silencio, escupe: —¿En serio, crees que te necesito?

Rio irónico y respondo: —Estoy convencido y lo siento, Cony; ahora hay una rubia ... obviamente, menor de edad, esperando que la llena con mi polla. ¡Buenas noches y saludos a mi hermanito!

Cuelgo y reviento el móvil en el suelo.

¿Que se estaba creyendo esta aparecida?

Sin dudas, el juego de Cony iba más allá del dinero pero yo no estaba dispuesto a complacerla.

Mientras mi cuerpo se relaja con el agua tibia y las burbujas que sobresalen en la tina, mi mente viaja hasta aterrizar en un recuerdo, en una persona ... en ella. Sin querer, estoy pensando en Chloé; mi pequeña.

La echaba de menos, demasiado.

No quería atribuirle aquella falta a algún sentimiento, algo concentro. Simplemente era el vacío que había provocado su partida, que me hacia rebuscar en sucesos pasados para sentirla conmigo. Solo eran sus ojos, su manera de mirar, su rebeldía, la manera en que su piel respondía a mi tacto, sus ganas de ser mia las que ahora extrañaba pero supongo que estaba muy jodido, muy vacío para ir a buscarla ... simplemente yo había sido el origen de tal distancia, de terminar, de parar esto que teníamos aunque las ganas de seguir, de continuar con aquella locura estaban en cresendo.

***

Chloé

Días después

—Entonces, van a leer los tres primeros capítulos del libro guía y realizaran los ejercicios de las páginas que están en el tablero. El viernes quiero esos ejercicios en mi escritorio, sin excusas y cabe resaltar que esta actividad será calificable.—Termina de decir el profesor de álgebra mientras recoge algunos papeles y los guarda en su maletín—y para que no se anden quejando, pueden trabajar en parejas. ¡Feliz día, muchachos!