39. «Heridas»

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«Heridas»


Chloé

Nunca tienes tanto miedo de perder alguien, hasta que sientes que estas cerca de hacerlo.

Los últimos días habían sido una completa locura, una pesadilla, un mal momento que debía terminar cuanto antes, que quería olvidar para seguir adelante. Sentada en la sillón negro de cuerina donde he dormido en las ultimas horas, me acurruco en busca de calor y observando la persona que yace frente a mi. El solo hecho de mirarlo, de estar en una habitación donde lo único que se escucha es el pitido de aquella maquina que monitorea sus signos vitales y no poder hacer nada para que pueda salir de aquí es una constante tortura, solo lo empeora todo. Solo quiero verlo despertar, volver a encontrarme con sus ojos, con aquella sonrisa y sobre todo, con sus dulces palabras, con aquella labia que me hacia sentir segura pero que ahora no estaba y tenia que seguir sin ella ... tenia que ser fuerte sola, sin él ... sin él, también.

De un momento a otro, había quedado sola.

.Froto mis manos y extiendo las mangas del suéter que llevo mientras dejo caer mi cabeza sobre mis rodillas, pensando en todo lo que esta sucediendo y con aquella temerosa posibilidad que me amenaza a cada segundo, el hecho de que él no pudiera seguir conmigo, y entonces siento mi cabeza dar vueltas, todo mi organismo se descompone cuando contemplo aquella suposición. No quiero, no puedo ... él no puede irse. Él es lo único que tengo, no quiero quedarme sola ...

No puedo evitar sollozar en silencio, porque si él llegara despertar no quiero que me vea débil. Era el momento de demostrarle que era fuerte, que estaba preparada para todo, que era una mujer, independiente, fuerte. Yo tenia que serlo, tenia que hacerle sentir tranquilo, que todo estaría bien, que me podría hacer cargo. Me pongo de pie, caminando hasta quedar a un lado de la cama donde reposa, su pecho sube y baja lentamente, sus ojos permanecen cerrados y sus manos sobre su abdomen. Mis dedos juegan con la tela de la bata que cubre su cuerpo, y entonces una lagrima se escapa, deslizándose por mi mejilla pero la retiro rápidamente. Respiro hondo.

Quiero hablar con él y decirle tantas cosas ... solo quiero decirle cuanto lo amo.

—Papá ...—digo casi con miedo, en un susurro—jamás imagine estar en esta situación, nunca pero ya ves, aquí estamos ...—mis manos se posan sobre las suyas, mientras recorro su rostro con mi mirada y lleno de aire mis pulmones para seguir—tengo que confesarte que estoy muerta de miedo, que me atemoriza el hecho de que tú ...—no puedo pronunciar aquello, el pensamiento no quiere dejar de serlo—necesito que seas fuerte, Henry. Te necesito a mi lado, aún no estoy lista para dejarte ir ... nunca lo estaré pero ahora es muy pronto. Necesito que veas como me gradúo, como voy a la universidad, quiero que sigamos siendo mejores amigos—mi respiración se vuelve irregular, mi pecho sube y baja, tengo que ladear la cabeza y morder mi labio para poder seguir con esto—... hay tantas cosas que quiero mostrarte, papá. Quiero que te sientas orgulloso de mi. 

Me quiebro, no puedo.

Le doy la espalda y camino hasta el pequeño baño ubicado del otro lado de la habitación. Cierro la puerta y me quedo sobre la tapa del inodoro, llorando. Esto es demasiado para mi. Cierro los ojos, pensando instantáneamente en mi madre y entablando una conversación mental con ella, le pido que no se lo lleve, que lo haga fuerte y lo deje un poco más a mi lado. Le estoy suplicando que no se marche, que con su partida ha sido suficiente, que aún no supero que me haya dejado ella como para que él también lo haga. 

Daddys boss | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora