Daddys boss | h.s

28.«Lo siento, pequeña»

«Lo siento, pequeña»

Harry

El mar es inclemente. Un profundo, misterioso, traicionero océano que no tiene amigos y se lleva todo a su paso. La lluvia cae con fuerza y cada minuto empeora, los truenos y rayos hacen parte del escenario, provocando un poco más de miedo, de intranquilidad. El oleaje salvaje hace que la embarcación se mueva de un lado a otro, haciéndome pensar que en cualquier se puede voltear y expulsarnos a cualquier lugar, separándonos.

Los motores de la embarcación de un momento a otro simplemente habían dejado de funcionar, no tenia el control de nada ... estábamos a la deriva, a nuestra suerte.

La verdad no se como va a terminar todo esto, no se como voy a salir de estas cuando todo esta tan oscuro, tan incierto, peligroso y en nuestra contra. En medio del clima inclemente, la fuerte tormenta y la lluvia que ya hace estragos, no dejo de pensar en lo mal que todo puede terminar pero lo que mas me agobia, es que todo es mi culpa. Que no podre hacer nada para salvarla, que solo lo jodí una vez más y a la grande ... que la he cagado y ella pagara las consecuencias, no es justo. Un nudo se instala en mi garganta, mientras aprieto mis nudillos sobre la rueda del timón para intentar darle vuelta pero es inútil, no sirve. El estribor y babor están llenos de agua, grandes charcos se han formado, la mayoría de objetos que estaban afuera han desaparecido por los fuertes vientos.

No se que demonios hacer, me desespero un poco más cuando recuerdo que no hay tierra cerca, que de los radios de comunicación no obtengo respuesta.

—¡Mayday,Mayday! 

Grito con fuerza, como si hablando mas fuerte iba a hacer que alguien me respondiera.

—¿Me escuchan? ... ¡Mayday!

Y ante el fallido intento, reviento el aparato.

Me paso las manos por la cabeza y no se que hacer. Simplemente estoy pensando en como salir de esta ... o mejor dicho, como sacarla a ello de esto. Me importa que ella este bien, que regrese sana y salva. Desearía que ella no estuviera aquí, en peligro.  

—¡Harry!

Un estruendoso grito, llama mi atención y corro en su dirección. Me tropiezo en el camino por la inestabilidad de la embarcación, me apresuro para encontrarla en el lugar donde le dije que se quedara mientras intentaba hacer algo para ponernos a salvo, y ahora, no quería decirle que no había nada que hacer. Mi plan se había salido de control y ahora solo debíamos esperar.

—Chloé, bebé ... aquí estoy.

—Tengo mucho miedo, quiero regresar.

—Vamos a estar bien, te lo prometo. Escúchame con atención: necesito que hagas lo que te digo, que trates de calmarte y todo estará bien. Hay mucha brisa, la lluvia no va a parar por un tiempo y eso implica que vamos a desviarnos un poco del camino ... pero nada malo sucederá.

—Harry, dime la verdad.   

No puedo, no puedo confesarle que podemos morir, que simplemente pueden ser nuestros últimos momentos vivos.

—Ven, pequeña. —la tomo entre mis brazos, acurrucandola en mi pecho—no tengas miedo. Voy a cuidarte, no voy a permitir que nada te suceda.