21. «Mala suerte»

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«Mala suerte»

Harry

Llego a mi casa, después del trabajo. Me siento cansado y no se porque, de repente me ha atacado una fuerte migraña y solo quiero dormir. Le indico a mi chófer que ya no saldré más de casa y a Susan que la cena la lleve a mi cuarto pero antes de que pueda encontrar paz y comodidad, escucho unas voces.

—¡Vamos, nena!—la reconozco de inmediato, Alex—Si, dame más de eso.

—¿Te gusta así, bebe?

—Si, ahora colócate aquí y no dejes de mirarme

No, no puede ser. ¿Están cogiendo?

Sin importarme nada, abro la puerta de un golpe y me encuentro a alguien. Alex sigue disparando su cámara pero la chica permanece en su posición desviando la mirada hacia mi, con unos ojos asesinos, una mirada oscura. Me quedo sobre el marco de la puerta hasta que los flashes se detienen.

—Buenas noches, yo ... lo siento.

—No te preocupes, hermanito. Puedes presenciar mi trabajo, al fin y al cabo, somos socios.

Me siento un poco apenado, y no se que mierda hacer. La chica que hace unos instantes posaba se pone de pie, al lado de Alex se apoya en su hombro mientras él le muestra algunas de las fotografías que ha hecho. Se muerde el labio y me mira con picardia.

—Oh, Cony, este es mi hermano, y Harry, esta es mi novia.

Esas son sus palabras para presentarnos, le extiendo la mano con una sonrisa a medias. Me esta partiendo la cabeza el puto dolor, ella aprieta y susurra un hola, bastante sensual. Ella es muy sexy, bastante. No puedo evitar detallarla, su cabello algo rubio rojizo lo llevo liso pero con algunas ondas, su piel blanca, tiene ojos marrones, una boquita pequeña y un cuerpo bastante delgado, con algunas curvas, me hace recordar a ella, pero ella es hermosa, mucho más.

—Bueno, un gusto conocerla y Alex, pórtate bien.

—Como digas, grandulón.

Antes de que pueda abandonar la habitación me toma del brazo, sus mejillas se ruborizan y dice: —gracias por permitir que nos alojáramos en tu casa.

—Alex, es mi hermano y tu, su novia; son bienvenidos siempre.

Y abandono la habitación. Siento una mirada sobre mi, y se que es ella. A diferencia de Chloé ella no irradia ternura ni inocencia a pesar de que es joven y seguro no sobrepasa los veinte años. Sus gestos, sus miradas, su toque es distinto, es peligroso, atrevido.

Decido olvidar aquellos pensamientos y despojarme de mi ropa mientras estoy en mi cuarto de baño, antes de tomar una siesta decido tomar un baño, lo necesito. Mi cuerpo se relaja con el agua fresca y tibia que sale de la regadera, estoy unos minutos hasta que tomo un albornoz y me meto a la cama, estoy molido. No ha sido una semana fácil.





***

Oye, despiértate ya.

¿Que haces aquí?

Es ella y esta mirándome. Sus ojos traviesos me recorren y cuando lo noto, estoy desnudo. Mi bata esta en el suelo y estoy sobre la cama sin nada, con su mirada devorándome. Antes de que pueda hacer algo, ella se quita la tela que la cubre y la deja caer, exponiendo su piel, sus pechos, toda ella. Acomoda su cabello y camina hasta mi. Me besa con ternura, pero luego, esta exigiendo. Me pide más, me pide todo.

Daddys boss | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora