12. «Sin escape»

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«Sin escape»

Chloé

No puede ser, no otra vez. Ambos nos quedamos mirando, y como que no reaccionamos, solo estamos allí como si nada hasta que mi padre vuelve a hablar y esta vez no hay escapatoria, solo la ventana pero esta muy alto y podría fracturarse.

—¿Harry, que-e ... Chloé?

Saludo desde mi asiento a mi padre, Harry esta del otro lado de la habitación. Mi corazón esta muy acelerado, demasiado. Mi padre se adentra, aprieto con fuerza el lápiz que sostengo, esperando lo próximo que tenga que decir.

—¿Que sucede?

—Oh, Henry. Solo estoy respondiendo unas preguntas a Chloé, es para un trabajo ...

Lo interrumpo, antes de que diga algo que nos deje al descubierto.

—Mi proyecto final de lengua, papá. ¿Recuerdas?, tengo que entrevistar al señor Styles y como no estaremos el fin de semana aquí —digo dándole una mirada rápida a Harry—quiero aprovechar que el señor Styles esta aquí y adelantar lo más que pueda, necesito aprobar la clase del señor Williams.

—Si, claro. Lo recuerdo, pero Chloé, no he invitado a Harry para eso, sino para celebrar.

—Henry, no te preocupes. Estoy mas que complacido en ayudar a tu hija, me siento ... —dice y me mira fijamente—realmente halagado de ser parte de su proyecto.

Mi padre sonríe, se acerca, dándome un beso en la frente. Hace una mueca, y finalmente se retira, sin antes recordarme que no debo abusar del tiempo de su jefe y que nos espera en el comedor en unos momentos para degustar lo que ha preparado. Cuando sale por la puerta, siento mi alma descansar, esta vez, si que estuvimos cerca.

—Parece que la única que miente no soy yo.—comento jugando la punta del lápiz en mis dientes, dándole la espalda y escribiendo en la parte superior de mi agenda, entrevista con Harry Styles.

—Creo que me estoy contagiando de alguien.

Le doy una mirada asesina. Él sonríe y creo que me quedo contemplando sus hoyuelos, es tan tierno, tan lindo, cuando quiere.

—Creo que podrías responder algunas de mis preguntas, ya que has recordado la entrevista.

—Adelante.

Ni siquiera he realizado el cuestionario, ni mis amigas. Ellas me han dejado todo esto a mi. Trato de concentrarme y plantear una pregunta decente, algo con sentido, que no me haga quedar en ridículo ni con él ni mi clase. Tomo mi móvil y selecciona la opción de grabación de voz, lo dejo sobre mi regazo y entonces él se acerca, se sienta en el borde de la cama, entrelaza sus dedos y de inmediato, me pongo nerviosa. Él me intimida, me bloquea.

—Bue-eno, primero ... yo,

Digo con la mirada clavada en la hoja en blanco, que mal comienzo.

—Mírame.

Me muerdo el labio antes de hacerlo, y creo que me demoro en hacer lo que me pide porque después sus dedos están bajo mi mentón.

—Voy a responder solo si me miras, sino lo haces, no diré nada.

—¿Por que es tan importante para ti que lo haga?

—Quiero guardar en mi mente la mayor cantidad de recuerdos de ti, de tus ojos.

Ahora si, quedo en blanco. Creo que esto lo haré en otro momento, dejo todo sobre el escritorio y me dispongo a ponerme de pie pero él lo impide. Su mano atrapa mi brazo, obligándome a quedar en la silla. Me mira, me mira como si quisiera decirme algo. Sus ojos verdes han adquirido esa tonalidad oscura que hace que parezca un animal hambriento, furioso. Trago con la garganta seca y respiro con dificultad. Sus dedos empiezan a deslizarse desde mis brazos hasta mis muslos, donde termina mi falda. Apenas toca mi piel, mis manos se aferran a los brazos de la silla, como para no caerme de la silla.

Daddys boss | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora