Carpe Diem III [Saga CARPE DIEM 3] *SIN EDITAR*

4.

Nuestro avión privado aterriza en alguna zona árida y olvidada en medio de alguna sierra. Al bajar, ya nos esperan las camionetas que nos van a llevar a donde el rancho de mi tío, junto con todo un grupo de seguridad.

En cuanto estamos abajo me coloco las Ray Ban, pues el sol ardiente e intenso te lastima la vista. Me giro y veo a mi novio y a mi hermano hacer lo mismo mientras que Aleena observa todo a su alrededor. Después me mira preocupada.

—¿Segura que es el lugar correcto? —pregunta sonando asustada.

—Esta es la pista "privada" de la familia. —le responde Edward.

—Nunca habías venido a México, ¿verdad? —le pregunto a Aleena.

—No.

La miro y asiento cuando uno de los hombres de seguridad se acerca, seguido de cerca por otros dos sujetos que cargan una caja grande.

—Señor, —le habla a mi hermano— el patrón nos ha pedido que les entregáramos esto apenas bajaran del avión.

Señala la caja y los sujetos la abren dejando ver su interior, está repleta de armas.

—La situación debe estar mas complicada de lo que pensamos si Jeason nos ordena armarnos apenas bajar del avión. —me dice Edward, a lo cual yo simplemente me encojo de hombros y me acerco a la caja. Inspecciono lo que hay y comienzo a colocarme las cosas.

Tomo una fornitura y un porta cargador y los pongo alrededor de mi cintura, después tomo una sobaquera (la funda para armas que va como chaleco) y me la coloco, tomo dos tobilleras y me las coloco por encima de la ropa, estando en México no importa mucho si el arma esta oculta o n o, aquí las reglas son diferentes.

Una vez colocadas las fundas en su lugar comienzo a seleccionar mis armas mientras mi hermano ayuda a Aleena pasándole algunas fundas, después él y Derek hacen lo mismo.

Por mi parte tomo dos FN Herstal Five-Seven, o mejor conocidas en México como "mata policías", por ser capaz de disparar municiones de 5.7x8 milímetros y penetrar los chalecos antibalas, y las coloco en mi cintura, después tomo dos Glock y las guardo en los espacios de la sobaquera, una vez aseguradas, me agacho y guardo dos Glock 43 en mis tobilleras. Me enderezo y me giro a mirar a los chicos quienes me ven ligeramente sorprendidos.

—¿Qué?

—Nada, nada. —responden todos al mismo tiempo y después comienzan a elegir sus armas y a colocárselas.

—¿Por qué las armas? —pregunta Aleena.

— Desde que el tío de los amos murió la guerra por el territorio se desato. —le explica uno de los hombres— Su padre a tratado de mantener las cosas bajo control, pero el territorio que manejaba su tío era muy grande y no todos se han sometido ante las ordenes de su padre. Por eso es preferible que vallan armados.

—Esta bien, no hay que perder mas tiempo. —le digo al hombre que le explicaba a Aleena la situación. Él asiente y nos señala las camionetas que ya nos esperan.

—Que Aleena y Sam vallan en una de las camionetas y nosotros en otra. —le dice Derek a mi hermano.

—Sí, esta bien. —responde Ed y después se gira hacia los dos sujetos que irán en el auto con Aleena y conmigo— Cuídalas bien cabrón, o me respondes con tu vida.