10.

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Derrapo frente a la bodega y me bajo de la moto sin preocuparme por acomodarla, simplemente la dejo tirada.

Dos de mis hombres custodian la entrada y ambos abren los ojos sobre manera al verme llegar.

—Señorita Black. —me dice uno de ellos.

—Sé que tanto Derek como mi hermano están aquí, así que déjenme entrar. —ordeno.

—Pero mi señora, tenemos ordenes de su hermano de que no dejáramos pasar a nadie.

—¡Me interesa una mierda las ordenes de mi hermano! ¡yo te estoy ordenando que me dejes entrar o llenaré el suelo con tus sesos, decide! —saco mi arma y corto cartucho.

Los hombres se miran uno a otro preocupados, sin saber cual es su mejor opción; si enfrentarse a mi hermano molesto o si enfrentarme a mi molesta. Así que opto por otra estrategia.

—Les brindare protección. —ambos hombres se miran entre si— Les doy mi palabra de que no habrá represalias por parte de mi hermano si me dejan entrar a la bodega, pero, si no lo hacen, créanme que se habrán ganado a la peor de sus enemigos.

Ambos sujetos continúan mirándose, contemplando sus opciones, y al final, uno de ellos suspira.

—¿Promete que su hermano será indulgente? —me dice preocupado.

—No. Prometo que no los tocará.

El tipo mira a su compañero, suspira y le hace una seña con la cabeza para que me deje entrar.

Abren la puerta, sostengo firme mi arma y me adentro en el lugar. Camino por un pequeño corredor y conforme avanzo escucho voces charlando, algunos sonidos secos y varios quejidos de dolor. Además de eso el lugar apesta a humo de cigarro.

Cuando llego a la que sería una especie de habitación me encuentro con toda una corte de hombres, conformada por mi hermano, mi novio y cuatro de nuestros hombres. Pero no solo eso, además hay tres sujetos que no reconozco con ellos. Uno está sentado en una silla, amordazado y atado de pies, brazos y manos, y los otros dos están en el suelo, también amordazados.

Me quedo de pie contemplando la escena sin comprender muy bien que es lo que está pasando, digo, ¿Quiénes son ellos y por qué los trajeron aquí?

Observo más detenidamente al sujeto en la silla. Tiene la cabeza agachada, pero su ropa está llena de sangre y en sus brazos se pueden ver algunas heridas.

—¡Dinos donde esta Jackson! —ordena uno de mis hombres sosteniendo una manopla de acero en su mano y levantando la cara de sujeto tomándolo por el cabello con la otra.

El tipo no responde, no estoy segura de si esta inconsciente de verdad o si solo esta fingiendo.

Mi hermano y Derek están recargados en una mesa. Derek tiene los brazos cruzados sobre su pecho mientras que mi hermano sostiene su cigarrillo con los dedos índice y medio de su mano derecha al mismo tiempo que se frota su sien con el dedo anular.

En se momento los dos hombres en el suelo me miran y abren mucho los ojos atrayendo la atención de mi novio y de mi hermano y haciendo que ambos se giren a mirar en mi dirección.

—¡¿Samantha?! —grita mi hermano y yo me giro a mirarlo— ¡¿Pero qué mierdas haces tú aquí?!

—¡Oh, Dios! —pronuncia Derek— ¡Le dije a Morgan que no te perdiera de vista!

Carpe Diem III [Saga CARPE DIEM 3] *SIN EDITAR*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora