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"Pero ¿qué diablos?"

Fue lo único que alcance a pensar antes de que el infierno se desatara frente a mis ojos, incontrolable, indomable... inevitable.

Los autos se acercan a nuestra posición a toda velocidad. Derek y yo no tardamos mucho en actuar.

Sin importar lo que hemos hablado, Derek me toma del brazo con brusquedad mientras abre la puerta del copiloto de la camioneta para, enseguida, arrojarme a su interior con brusquedad. Cierra la puerta con una fuerza innecesaria y corre hasta subir del lado del piloto.

—¿Qué diablos está pasando? —pregunto mirando hacia atrás, a través de la ventana trasera.

—No tengo ni idea, pero es mas que obvio a que es a lo que vienen.

Derek enciende el auto y sin inmutarse mas pisa a fondo el acelerador, el vehículo da un brusco brinco y después las llantas derrapan contra el suelo de tierra.

—¡Ah! —grito y me sostengo del tablero.

—Ponte el maldito cinturón de seguridad —me ordena Derek como nunca antes lo había hecho. Y su actitud termina por preocuparme más.

Una mezcla de miedo y tención emana de sus poros y por primera vez en todo este tiempo siento que las cosas pueden terminar mal.

Derek continúa conduciendo a toda velocidad hacia los terrenos de enfrente de La Corona, en donde se llevan a cabo todas las fiestas y las peleas, terrenos que durante todo este tiempo que hemos estado refugiados aquí han permanecido cerrados para todo aquel que no sea un narco.

El lugar esta desierto, sin sus luces habituales, sin en estruendo que producía la música a alto volumen, sin el alcohol deambulando entre todos los invitados, sin la droga siendo consumida, sin el gentío bailando al ritmos de los beat's y sin los chicos peleando o compitiendo en las carreras clandestinas que tanto me encantan. Sin todo eso, solo es un desierto más.

Conducimos pasando por el acueducto, Derek se pone el cinturón de seguridad con mucha dificultad al igual que yo, pero una vez hecho eso la aguja del velocímetro no vuelve a descender ni un poco.

Todo el lugar luce más que lúgubre, creo que incluso la luna a decidido ocultarse esta noche y eso causa que un escalofrío me recorra el cuerpo. Por primera vez desde que tenia catorce años vuelvo a sentir la reacción paralizante del miedo.

Los autos sin misericordia nos siguen el paso demasiado cerca, y por más que Derek trata de perderlos estos no seden ni un poco de distancia. Y todo se vuelve mas complicado cuando, a lo lejos, vemos los faros de un vehículo más acercándose a nosotros a gran velocidad y sin el más mínimo rastro de que planee virar. El sonido de disparo a lo lejos me deja claro que no solo nosotros estamos en medio de una confrontación. Ruego por que mi hermano se encuentre a salvo, que no le suceda nada a ninguno de mis amigos, que todos sobrevivan, pero en este momento ninguno tenemos esa certeza.

Derek vira bruscamente cuando el auto que venia de frete se encuentra mas cerca y una de las camionetas que nos seguían choca de frente con él. Menos una, pero no es la única. Conduce en dirección a donde se escuchan los disparos y yo no comprendo cual es el plan que se está formando en su cabeza.

Varios metros después divisamos el enfrentamiento que está teniendo lugar en un pedazo de terreno al este. Mi hermano, Dylan y Dániel se enfrentan a algunos hombres. Derek derrapa protegiendo los cuerpos de ellos con el auto en el que vamos, y eso les da un par de segundos de ventaja que deben aprovechar.

Carpe Diem III [Saga CARPE DIEM 3] *SIN EDITAR*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora