Abril de 1941
—Washistong tiene su encanto acá la gente es más abierta —ostenta Mark, niego con la cabeza mientras pateo una piedra.
—Si quieres ver algo encantador tienes que ir y caminar por las calles de Nueva york —me arreglo la boina cuando un ventarrón me mueve el cabello. —Creo que mi padre tiene que viajar en tres días, puedes irte de estorbo, aunque siempre lo has sido —él me mira de reojo y solo me río. Mark patea una piedra y hace una mueca.
—Suena tentador, quien no ha oído hablar de la gran manzana, creo que a la tía Erika le va a sonar oportuno —Se encoge de hombros. El clima avecina una primera. —Mi cuerpo está aquí, pero mi alma ya está vacacionando en Nueva York —bromea, se remueve su cabello cobrizo. —Mi padre si ha ido con tía Erika cuando eran jóvenes, tiene unas fotos
—El tío Cort siempre ha tenido ese espíritu viajero y bueno mi madre no hay día que no le pique las manos para comprar —nos reímos y acomodo las tira del pantalón. Hago un hincapié acompañado de una mueca. Mark mira al frente por los árboles. —Recuerdo que para cosas de ella si había, pero para un juguete que quería, no tenía ni un centavo —chasqueo la lengua. —Según era para que no me hiciera un niño engreído
—Aun así lo eres
—Lo que digas, al final mi papá era el que me complacía en secreto y me los compraba con la condición: no se lo muestres a tu madre —suspiro mientras veo las áreas verdes donde solía jugar antes de irnos a Europa. —ya anhelaba estar de vuelta —suelto mientras me acomodo mi boina, unas chicas chillan entre ellas cuando nos miran mientras se ríen. —Las chicas son encantadoras, señoritas —les sonrío haciendo una reverencia sacándome la boina y veo como se sonrojan, empiezan a decir a quien les sonreí.
Mejor dicho a ninguna, solo lo hice por diversión.
—Sin duda alguna —concuerda Mark con una sonrisa hilarante. —pero no más que mi Zoe
Revuelo los ojos con diversión. —El parque está cambiado, era un niño la última vez que estuve aquí —continuo al verlo con nuevos decorativos.
—Yo recién estoy aquí y me hablas como si hubiera vivido toda una vida, Alemania es más tétrico —critica mi primo, él es de allá y vino a "vacacionar" un rato hasta que las aguas en su país se calmen, ya que está en plena guerra. Fue un milagro aparecer antes.
—Escuché a mi madre hablar sobre un Bombardeo alemán de Liverpool y Birkenhead —achico los ojos. —Es más todo, pero Franklin Delano Roosevelt es un buen presidente, hasta ahora —me encojo de hombros, eso suele decir mi padre cuando comenzamos a discutir sobre política.
—No puedo argumentar lo mismo —se encoge de hombros. Sonríe y gira su rostro hacía a mí, uno las cejas sin comprender. —Pero mira qué es eso —giro mi rostro hacia donde Mark miraba antes con detenimiento y veo unas cabelleras castañas y rizadas, sonrío sin pensarlo.
—Una estrella fugaz —me mofo ignorando la situación, él resopla.
—Deja de actuar con idiotez, mira —señala a unas chicas, una más baja que otra, las dos con dos bucles oscuros en sus cabezas y una delicadeza al vestir, al parecer se ríen en carcajadas. —ya sé es la chica que ni porque le sonrías o le guiñes un ojo hasta quedarte ciego cederá ante ti, mi tía se portó muy mal...
— ¿Con quién no? —aprieto los dientes al recordar, sin despegar la mirada de las chicas con cabello rizado. Aun con la sonrisa me toco la barbilla asemejando a alguien pensativo. —Samantha, ella no es un juego, más bien un propósito
—Te gusta ella —asegura con un tono perspicaz en la voz. Me encojo de hombros.
—Sabes muy bien que el amor para mí no es algo necesario, y más si estoy en la milicia, eso sería verla casi nunca cuando me recluten de nuevo —me encojo de hombros caminando hacia ellas, inocentemente, claro está.
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GOTAS DE AMOR
Teen FictionUn amor en una época equivocada. Gente con mente cerrada y prejuicios en clases sociales. Samantha Jones es una joven de descendencia afroamericana y su familia no tenía un estatus social muy alto, su padre no tenía un trabajo estable, si no era lec...