Capítulo 30: El último aliento para las últimas velas

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Diciembre de 1941





La música de la radio de afuera me despierta de manera tranquila aunque mi cuerpo aun mantiene cierta pereza, me siento en la cama mientras pestañeo con ímpetu logrando aclarar mi visión y observo que Eric no se encuentra a mi lado, algo que me desconcierta un poco porque es sábado y solemos levantarnos un poco más tarde de lo habitual, antes que salga de la cama escucho pasos en el pasillo y la puerta de la habitación se abre dejando ver a la figura perfecta de Eric con una mesita de cama donde trae un desayuno, muy detallista hasta con una rosa en un pequeño florero. 

Sonríe al verme despierta y mi corazón late apresurado por una rara razón, quizás por el detalle, quizá por velo o quizá por saber lo afortunada que soy por tenerlo en mi vida, en esta día.

—Miren a quien tenemos despierta, a la cumpleañera más hermosa que ha pisado esta tierra —deja la mesita a un lado de la cama mientras se sienta en un sofá individual que está a un costado mío.

Y sin menos pensarlo con voz calmada y un poco ronca como suele ser comienza a cantar. —Zum Geburtstag viel Glück, zum Geburtstag viel Glück, zum Geburtstag liebe Sammy, zum Geburtstag viel Glück —suelto una risa sin poder detenerla, sé que canción es por el tono tan carismático que tiene e identifica. Se inclina para besarme la cabeza con una calidez que siento que su cuerpo transmite y como siempre la corriente eléctrica recorre mi cuerpo hasta mi corazón haciendo que lata de una forma desenfrenada. —Feliz cumpleaños, Hübsches Mädchen

La verdad cuando recién uno se levanta nunca da una buena impresión, por eso no concuerda lo que dice y mi aspecto, así que me paso las manos por la cara para quitarme la pereza y quizás inconscientemente creo que eso mejorará mi aspecto de recién levantada. Cosa que no es cierta.

—Te acordaste —digo un poco sonrojada, debo admitir que hasta casi yo misma olvido mi cumpleaños si Eric no hubiera entrado de esa forma tan deslumbrante como él. —Que atroz, cantas horrible

Suelta una carcajada y puedo ver sus ojos azules brillar más, tan hermoso tan impactante, nunca creí enamorarme tanto del color de unos ojos hasta que vi los de él. 

— ¿Cómo así? pude ver que te encantó —me dice, bajo la mirada para acomodar la mesita con el desayuno, y agarro la rosa del florero. Sonrío ya que sabe que soy alérgica al polen.

—Tú mamá hace rato llamó, pero, seguías dormida y no te quería despertar, así que me dijo que si en la tarde te podría llevar a su casa, te quieren hacer una reunión —me avisa mientras bebe un poco de zumo de naranja.

—Sí, no hay ningún problema, sería perfecto —concuerdo, Eric se levanta mientras mi mirada lo sigue.

—Bueno me iré a cambiar y te dejo comer tranquila —se encamina al baño. Frunzo el ceño un poco confudida y me atrevo a preguntar:

— ¿Y no vas a comer?

—Yo ya desayuné, dormiste mucho —me guiña un ojo para adentrarse al baño, niego con la cabeza de forma juguetona y me dedico a terminar mi desayuno.

Aunque me hubiera encantado desayunar con él, aunque lo entiendo, Eric siempre busca darme mi espacio en los momentos que yo lo necesito. 

(...)

—Cuando quieras salimos y pudes elegir lo que quieras, no importa cuanto cueste —avisa mientras me abre la puerta del auto, vuelvo a suspirar.

—Eric ya te dije que no, el mejor regalo que me pusiste dar es todo lo que has hecho por mí, no hay cumpleaños que no lo valga —me quejo y agarra mi mano para besar suavemente mis nudillos, lo cual hace que mi interior cosquillee.

GOTAS DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora