Capítulo 20

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Llevábamos horas caminando por el bosque en búsqueda de algo que poder llevarnos a la boca para recuperar las fuerzas perdidas durante la niebla ácida. Han sido tantos los sucesos tan terribles ocurridos recientemente que apenas hemos estado pendiente de nuestras necesidades biológicas.

La muerte trajo consigo un sabor amargo que no sólo nos hizo temer lo peor sino, además, consiguió cerrarnos el estómago. Autumn ha muerto prematuramente como consecuencia de la crueldad de las pruebas a las que nos hemos visto sometidos, y su hermana Becca estaba tan rota de dolor por su pérdida que nos era imposible desechar de nuestras cabezas la idea de abandonar, de rendirnos.

Todos nos hemos preguntado en alguna ocasión si realmente valía la pena arriesgar tanto con tal de salvar nuestra vida. Desconocía la respuesta de los demás, pero en cuanto a mí, podía asegurar que por cada segundo que transcurría iba perdiendo un poco más la esperanza, las ganas de luchar por una plaza en una torre a costa de las vidas de cientos de personas inocentes que solo se inscribieron en estos juegos para poder tener una nueva oportunidad.

Volví a la realidad de golpe al escuchar un trueno y volteé para mirar el cielo que se alzaba a mis espaldas. Las nubes anticipaban que nuestros peores temores estaban a punto de volverse una vil realidad. Una tormenta en pleno fin del mundo no podía traer consigo nada bueno. Era hora de tomar medidas preventivas, de prepararnos para el peor de los desastres.

—¿Habéis escuchado eso?— interviene con cierta ansiedad—. Ha sido un trueno.

—Conviene que encontremos un lugar en el que refugiarnos— sugirió Will mirando el cielo gris con cierto temor—. La tormenta no tardará en desatarse.

—¿Soy el único que cree que intentan acabar con nosotros a toda costa?

—No eres el único— aseguró Deborah—. Morir forma parte de las pruebas. Pretenden reducir el número de personas a unos mínimos aceptables. Subirán a la torre aquellos que consigan sobrevivir. Así funciona el sistema.

—Funciona así porque damos nuestro brazo a torcer— contradijo Vía, convencida—. Si alzáramos nuestras voces y nos reveláramos contra el capitolio, las cosas serían muy diferentes.

—Las diferencias van a seguir existiendo— lamentó Vee, apartando una rama de un árbol con ayuda de su mano—. Nunca harán nada que pueda perjudicarles. Sino fijáos en estas pruebas. Estamos jugándonos la vida todos los días, joder, mientras ellos están divirtiéndose viendo como caemos uno a uno a través de unas pantallas.

—¿Y por qué nadie hace nada? ¿por qué no nos rebelamos?

—No es tan fácil, Daren— dijo tajante Noah—. Todos los que están participando en las pruebas lo hacen por un motivo u otro. La razón principal suele ser la supervivencia. Nadie va a ponerse en contra de aquellas personas que le están brindando la oportunidad de tener un futuro. Rebelarte contra el capitolio en estas circunstancias no serviría de mucho. Probablemente sólo consiguirías morir en vano, beneficiándole a ellos con tu propia muerte.

—¿Y qué propones? ¿que nos quedemos de brazos cruzados mientras vamos cayendo de uno en uno?

Noah guardó silencio.

—Si realmente queremos hacer daño al capitolio— intervino Mason por primera vez— tenemos que actuar desde dentro, empezando por destruir los cimientos e ir ascendiendo. Tenemos que conseguir subir a esa torre. Solo así conseguiremos herir de muerte al capitolio, rebelarnos contra el sistema y cambiar el futuro.

—Sé que parece imposible pero podemos hacerlo— admitió Will con voz seca—. Nos ayudaremos los unos a los otros y cuando consigamos subir a la torre, marcaremos un antes y un después en el sistema.

The TowerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora