5. ¿Tú eres tonto?

154 1 0
                                    

Grinder aparcó el coche en la sombra de unos árboles, subió las ventanillas y bajó. Se puso bien los vaqueros y se limpió las deportivas que ya estaban limpias. Se dirigió hacia el maletero y sacó un par de prismáticos negros. Esto ya se pasaba de raro.

- Grinder, ¿me puedes explicar ya que hacemos aqui y para que llevas prismáticos?

- Y tú, ¿te quieres bajar ya del coche y callarte? Ahora lo verás tío.

Le hice caso. Caminamos durante un rato por un terreno arenoso, con piedrecitas molestas de las que se te meten en los zapatos, pero eso sí, en ese trayecto no había ni un árbol.

Y se paró, por fin se paró. Buscó un arbusto bastante alto para poder esconderse y se sentó.

Miré el panorama y me di cuenta de dónde estabamos. Era una especie de circuito de caballos, o una escuela para enseñar a jinetes. ¡Claro, Villa Coz! Ahora todo concordaba, pero...

- ¿Tienes pensado robar caballos o que? Porque yo no entiendo nada - Ahora me tocaba a mi romper el silencio.

- Te lo vuelvo a preguntar, ¿tú eres tonto? - Me contestó Grinder con un tono seco.

- A mi no me hables así que cojo y me piro por dónde he venido.

- Pues esperate un poco y ahora lo verás.

- ¿Esperar más? ¿Hasta cuando?

Pasó de mi y no me contestó.

A las 7:30 se empezó a mover algo y automáticamente Grinder se colocó los prismáticos en los ojos.

Me di cuenta que lo que se movía era un chica, y de lejos parecía bastante guapa, con un caballo. El caballo era precioso, negro entero con una mancha blanca en la frente en forma de rombo. La chica se montó en el caballo y comenzó a saltar obstáculos y hacer movimientos con una elegancia máxima. El caballo y ella parecían uno, era espectacular.

Pero, ¿esto es lo que me quería enseñar Grinder?

- ¿Esto es lo que me tenía tan intrigado?

- Sí... bueno, espera que te explico todo...

- ¿Explicarme? Me estas diciendo que hemos venido hasta el culo del mundo, por una carretera olvidada y en tu coche mugriento solo para ver a una chica montando en caballo y encima de lejos? - Alcé la voz.

- Esque no es una chica - dijo nervioso - es LA chica.

- ¿Cómo que 'es la chica'? ¿Qué me quieres decir?

- Que me he enamorado.

- ¿Qué que? ¿ Que tienes corazón? Una cosa nueva que he aprendido hoy, venga vámonos ya.

-Tío, no te pongas así por favor, que bastante tengo yo con todo esto...

- Y porqué me traes a mí aqui, ¿para poder observarla en compañía y no aburrirte?

- Para que me ayudes y me des tu opinión, que yo soy nuevo en esto del amor...

Esto era acojonante. Estuve a punto de hacerme el interesante y decirle que sí, que yo sabía mucho de amor.

- ¿Y porqué no has llamado a Héctor para que te acompañara? Sabes que él es el mujeriego del grupo.

- Por que si le traigo a él seguro que se la lleva o me hace sombra.

- Vale, perfecto. Me has traido a mi porque soy el feo. Gracias, oye.

- No tío, tampoco es eso. Sabes que confío más en ti.

Esta bien, esta bien. Ya me estaba dando pena y me calmé un poco. Se le notaba que lo estaba pasando mal.

- Vale, ahora explicame, ¿cómo la conociste?

- No nos conocemos. Bueno, yo a ella sí, ella no sabe que existo.

- Vamos mejorando Grinder, di que sí.

- He pensado que hoy contigo, puedo ir a presentarme. Contigo tengo con quien apoyarme en caso de algún problema.

- Pues ves y preséntate.

- ¿Y qué la digo? - Me preguntó nervioso.

- Pues no tengo ni idea Grinder, ¿que tienes pensado?

- Algo bonito, así como: 'Me calmas la mente, me aceleras el corazón y...

- Y me la pones dura' - Terminé su frase.

- Por tercera vez, ¿tú eres tonto? Que esto es serio tío.

No me podía creer que estuviera viviendo esto. Era increible.

- Pues baja y presentate: Hola, me llamo Nat. Vengo desde hace unos días por aquí y el otro día te vi. Manejas muy bien el caballo...

- Dos meses - Me cortó.

- ¿Qué?

- Que vengo a verla desde hace dos meses.

- Ahora me toca a mí, ¿tú eres tonto?

- Mira déjalo. Mejor nos vamos.

- ¡Una mierda! A mi no me has hecho venir para nada. Baja ahí ahora mismo y habla con ella Nat - Me puse serio.

Quitó la mirada del suelo y me miró a los ojos. Tenía los ojos brillantes, con seguridad en sí mismo, y lo mejor de todo, con una sonrisa.

Sin decirme nada me dió la espalda y se dirigió hacia donde se encontraba la chica.

Crucé los dedos por él, llevaba toda mi suerte encima.

-------------------------------------------------------------

Capítulo dedicado a mis cantosos.

CADA DOS MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora