17. Un nuevo comienzo.

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Me puse los cascos y me metí a la cama dispuesto a olvidar los acontecimientos de la última semana.

Mi madre ya estaba en casa. Fue una operación larga y dificil, pero todo salió bien y ahora tiene que guardar reposo durante dos meses y no hacer esfuerzos.

Todo lo demás había vuelto a la normalidad, excepto que todos los cuidados y mimos iban dirigidos en torno a mi madre.

Cambié de canción apretando el botón blanco de mi MP-3 y sonó mi favorita, 'cada dos minutos'.

No pude evitar acordarme del momento en el que sonó esa canción en la discoteca y mis ojos encontraron a Samir.... ¡Samira!¡La había dado plantón hace una semana y sin decirla nada!¡Me había olvidado de la chica que quería!¿Como podía ser tan tonto?

Rapidamente cogí mi movil y lo encendí por primera vez en toda la semana.

Me empezaron a llegar llamadas y whatsapp de Grinder y Camille. Supongo que Héctor se lo contó y estarían preocupados.

Mire más abajo en la pantalla y había cinco llamadas de Samira. Decidí hablar con ella al día siguiente, pues estaría enfadada y teniamos pendiente una conversación muy larga.

Apagué la luz, pero después de una hora seguía con los ojos igual de abiertos que antes.

Bajé a la cocina a prepararme una leche caliente. Cuando pase por la puerta de la habitación de mis padres les oí hablar y reirse. No pude evitar sonreir al notarles tan felices.

Una vez en la cocina me bebí el vaso de leche y con el calor me empezó a entrar el sueño, por lo que volví a la cama y me dormí sin poder pensar en nada.

A la mañana siguiente el timbre sonando repetidamente me despertó. ¡Joder! Solo eran las 9:30 de la mañana y yo necesitaba dormir. Escondí mi cabeza bajo el edredón, cosa que no funcionó pues a los cinco minutos dos personas irrumpían en mi cuarto sacándome de la cama y ahogandome en abrazos.

Camille llevaba en la mano una caja de bombones y Grinder, Grinder llevaba la cabeza encima y eso era suficiente para él.

- ¡Estábamos tan preocupados por ti y por tu madre! - Exclamó Camille mientras hacía que se limpiaba las lágrimas.

No se porqué pero cada vez me gustaba menos esa chica, había algo raro en su forma de mirar y hablar.

- Te he llamado todos los días, pero nunca me lo cogías. Hemos venido en cuanto nos ha avisado Héctor - Dijo Grinder cortando mis pensamientos.

- Samira también está muy preocupada por ti. Te llamó tres días pero como no lo cogías decidió no agobiarte más - Soltó Camille mientras soltaba una sonrisa torcida y me guiñaba un ojo exageradamente.

- Espera... ¿Samira también sabe lo de estas semanas? - Me dejaron hablar por fín.

- ¡Claro! Dijo que teníais una cita y que la diste plantón. Como no se lo cogías me llamó enfadada y no tuve más remedio que contarselo.

¿Una cita? ¿Entonces para ella no era un encuentro cualquiera? ¡Para ella también era una cita!

- Luego la llamaré para que no este preocupada - Dije intentando cambiar de tema.

Bajamos todos a la cocina para que pudiera desayunar tranquilamente, y allí se nos unió mi padre y Ryde, que nos comunicó que Héctor vendría en media hora.

Cuando estuvimos todos juntos, subimos a la habitación de mis padres para que Héctor, Grinder y Camille pudieran visitar a mi madre, pero estaba durmiendo.

- ¡Que pena! Yo que la había traido una caja de bombones.... - Se lamentó Camille.

- ¿He oido bombones? - Preguntó mi madre abriendo un ojo y sonriendo divertida.

Pasamos toda la mañana con mi madre, hablando animádamente y contando algún chiste malo, hasta que mi padres nos echó diciendo que ella tenía que descansar.

En la cocina nos esperaban cinco platos de macarrones con tomate y queso derretido por encima, la especialidad de mi padre. Engullimos todo en un tiempo record y nos acomodamos en el salón dispuestos a ver una película.

- ¿King Kong, Parque Jurásico o alguna de miedo? - Sugirió Ryde que solo quería pasar miedo para agarrarse a Héctor.

- ¿No hay ninguna de amor? - Preguntó Camille.

Los tres machos de la casa nos giramos hacia ella inmediatamente  con ojos de psicópatas.

- Cariño, no flipes - La dijo Grinder acariciándola el pelo.

- Vale, vale, no me comais... - Contestó ella poniendo los ojos en blanco.

Al final no se que pelicula decidieron, pues antes de que empezaran las letras del comienzo yo estaba roncando en el sofá.

Cuando me levanté ya no había nadie en mi casa, miré el reloj y eran las ocho y media de la tarde.

Subí a visitar a mi madre, quién estaba leyendo una revista y me dijo con la mirada que no necesitaba nada, que estaba bien.

Mi padre debía estar trabajando, y Ryde con su inseparable Héctor.

Entré a mi habitación y me quedé un rato mirándo al movil, para al final cogerlo y hablar a Samira.

' ¿Estas muy enfadada?'

La pregunté con  pocas esperanzas de que contestara.

' ¡Nathan! ¡Dios mío, me tenías tan preocupada! ¿Qué tal estás? ¿Y tu madre?'

¡Genial! ¡No estaba enfadada!

' Bien, ahora estamos todos bien. Gracias por preocuparte. Y perdón por dejarte plantada y sin avisar'.

La respondí suspirando aliviado.

' Tranquilo, no pasa nada. Pero que sepas que me debes una cena'

¿ Esta chica estaba loca? Nadie nunca se había interesado por mí, y menos me daba una segunda oportunidad. Cada minuto que pasaba me gustaba más.

' ¡Cuando la señorita quiera!'

La respondí inmediatamente, no estaba dispuesto a desaprovechar ninguna oportunidad.

' ¿Esta noche?'

Definitivamente estaba loca.

' Está bien, en una hora quedamos donde la última vez, ¿vale?'

No quería parecer un desesperado.

' Vale, pero esta vez aparece, por favor'.

¿Por favor? ¡Quería verme!

' ¡Eso está hecho!'

Respondí feliz mientras dejaba el movil encima de la mesilla y me metía al baño con la intención de darme una ducha rápida.

En media hora estaba listo y preparado, con la misma horrorosa ropa que me había elegido Ryde la última vez y que no me gustaba nada.

Me miré al espejo por última vez, me eché unas gotas de One Million y salí por la puerta dispuesto a encontrarme con la chica de los ojos verdes.

CADA DOS MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora