13. Una primera cita.

77 1 0
                                    

Al día siguiente tenía un extraño y molesto dolor de cabeza acompañado de un vacío en el pecho que temblaba cada vez que pensaba en Samira.

¿A ella le pasaría lo mismo?

Me desperté tarde, por lo tanto no desayune. Y a la hora de comer, simplemente me quedé mirando al plato embobado, sin necesidad de catar bocado. Solo tenía sed. Sed y más sed.

Estaba a punto de dormir una interminable siesta cuando Ryde entró en mi cuarto, pegó cuatro botes encima de mi cama y comenzó un interrogatorio del que no tenía posibilidad de escapar.

- ¿Qué tal ayer por la noche?

- Bastante bien. Ahora, déjame dormir.

- ¿Dónde fuisteis?

- A Kubik.

- Jo, yo quería ir pero Héctor se negó rotundamente.

- Eres menor, contigo no nos hubieran dejado entrar a ningún lado.

- Ya, seguro que no quería que yo fuera para poder ligar con otras chicas tranquilo.

Claro, ya entendía el porqué de su repentina preocupación.

Ryde nunca está interesada en lo que invierto yo mi tiempo libre, nunca lo estuvo y nunca lo estará. Es más, si alguna vez se lo cuento, ella huye gritando que no la importa, o asiente con la cabeza mientras no me hace caso.

- Ryde, Héctor no estuvo con ninguna chica anoche. No tienes porqué preocuparte.

- ¿Y porqué no me ha llamado?

- Conociéndole seguirá durmiendo. Ahora déjame dormir. Es una cuestión de vida o muerte - La insistí.

- Nathan, ¿me dejas dormir contigo? - Me preguntó con cara de niña buena.

- Está bien.

Se acostó a mi lado, y en pocos minutos su respiración era más calmada, y todos sus músculos se habían relajado. Se había dormido, y yo no tardé mucho en hacer lo mismo mientras pensaba en la noche anterior y Samira.

A las dos horas me volví a despertar debido a un sonido procedente de mi móvil. Me incorporé despacio para no despertar a Ryde y desbloqueé la pantalla
'¿Te hace una cena esta noche?', ponía en un whatsapp de un número desconocido.

'¿Quién eres?', respondí deseando con todas mis fuerzas que fuera ella.

'¿No te acuerdas de mi? Ya veo que solo he sido una noche loca más en tu lista, jaja.'

Vale, sí, era ella.

' Hoy me viene mal, ¿mañana?'

¿Porqué cojones había respodido esa tontería? Yo la quería ver ya, en ese momento.

'Mmmm... mañana es lunes, ¿el finde que viene?

Ni de coña, tenía que arreglar eso ya.

'Bueno, si no puedes aguantar sin verme tanto tiempo, te puedo dar prioridad en mi ajetreada agenda'

¿Ese era yo? ¿El niño friki y pringado? Me estaba pasando...

'¿A las nueve de la noche en la parada de buses?'

Por lo menos lo había arreglado.

'Ok, ¿avisas tú a Grinder y a Camille, o me encargo yo?'

' No, solos tú y yo'

¿Qué? ¿Estaba segura de lo que estaba haciendo? ¡Estaba quedando conmigo! Este día era para marcarlo en el calendario. ¡No me lo podía creer!

Miré el reloj digital que tenía encima de la mesilla. Las 18:30, tenía dos horas y media para prepararme.

Salté de la cama y me fui directo a la ducha. Cuando salí me sentí nuevo. Me afeité, aunque no tenía barba y salí del baño con una toalla enrollada en la cintura. Me encantaba salir así, me hacía sentir como un sex-simbol.

Miré el movil por si Samira lo había pensado mejor, pero seguía en pie la cita.

- Ryde....Ryde, ¡levanta! Necesito tu ayuda - Desperté a la dormilona.

Sin contestarme miró su móvil y frunció en ceño.

-Héctor no da señales...

- Seguirá durmiendo. ¿Me puedes ayudar o no? - La pregunté nervioso, solo me quedaba una hora y media.

-¿Que quieres? - Me miró a los ojos con preocupación.

- Sólo necesito que me ayudes a elegir la ropa. Esta noche tengo una cena.

- Esta bien - Se levantó y andó dirección a mi armario. De repente se giró, y volvió sobre sus pasos hasta ponerse a mi lado - ¡Espera! ¿Que tú tienes una cena?¿Con quién? ¡Imposible!

Genial, hasta mi hermana me veía incapaz de ligar o simplemente de relacionarme.

- Con una chica, pero no tiene importancia. Ahora, ¿me puedes enseñar tus dotes de estilista?

Asintió y rápidamente comenzó a trastocar mi armario, dejándolo como una leonera, para al final elegir un vaquero claro con una camiseta blanca y un jersey marrón que dejaba ver la camisa blanca por el cuello y las mangas. Por último sacó unas botas marrones que me regaló mi madre hace unos años, pero nunca me había puesto.

Me miré en el espejo y no se rompió por poco.

- No me gusta nada. ¡Voy horrible!

- ¡Vas perfecto! - Me contestó, y se fue.

Eran las 20:00 me quedaba justo una hora. Yo solo pensaba en no hacer el ridículo ni nada que la asustara. Solo quería que todo saliera bien.

Para finalizar, me eché unas gotitas de 'one million' y guardé mi movil en un bolsillo. Cogí un abrigo gris, con un gorro gris también, que me conjuntaba, o eso dijo Ryde.

En la calle el aire frío azotaba mi cara revolviendo todas las ideas que había en mi cabeza. Una vez más pensé que iba feísimo para una primera cita.

Eran las 20:30 y ya divisaba la parada de buses. Iba a llegar un poco pronto.

Estaba a punto de sentarme en un banco que había en frente de la parada, cuando mi movil comenzó a vibrar.

Era una llamada.

CADA DOS MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora