22. Buen comienzo de año.

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Se giró y pude contemplar el cuadro de amigo que tenía.

Si me había asustado cuando me encontré con Camille la mañana anterior, ahora estaba atemorizado.

Grinder llevaba unos pantalones negros de pitillo, con unas botas iguales a las de Camille, grandes y con cadenas y pinchos. El pecho lo llevaba cubierto por una camiseta negra.

Pero lo peor era la cara, pues la llevaba pintada de blanco, con los labios y las ojeras en negro. ¿¡Pero que hacía este hombre con su vida!?

- Hoy es Año Nuevo, no Halloween - Le recordé a Grinder cuando llegué a su altura.

Justo cuando iba a contestarme apareció Camille vestida de reina de las tinieblas.

Llevaba una falda de vuelo negra acompañada de unas medias negras. Tambien había elegido una camisetas de algodón negra cubierta por una americana también negra, y como no, las botas. Pero la cara la llevaba pintada igual que Grinder. ¡Genial, la familia monster al completo!

- No lo entenderías - Me contestó Camille por Grinder.

- Pues intentalo - La respondí borde.

- Hemos decidido unirnos al grupo de los muertos.

- ¿Cómo? - Grité - ¡Tú estás loca!

En ese momento Grinder me dió un empujón para cogerme del cuello seguidamente.

- No la vuelvas a hablar así nunca, ¿me oyes?

Y se alejó de alli para bailar con Camille.

Me giré y vi a Hector riendose a más no poder de mi.

- Se suponía que tenías que venir a socorrer a tu amigo... - Le dije con un tono a ironía.

- Te las apañabas tú solito - Me respondió guiñándome un ojo.

Volvimos a la barra para, por fín, pedir los cubatas, y un zumo de piña para mi hermana, cuando de la puerta negra en la que había una muñeca pintada y ponía 'aseos' salió Samira. ¡Como iba!

El pelo lo llevaba suelto y alborotado, con sus rizos revoltosos definidos, cayéndole por la espalda y tapándola ese tatuaje del sol brillante.

Su elegancia era complementada por un vestido largo, que la arrastraba por el suelo y la tapaba los tacones. Era un vestido con la parte superior entallada de lentejuelas plateadas. En cambio, la parte de la cintura para abajo era de color rosa palo, con diferentes pliegues. La caía en forma de cascada, haciendola una figura grácil y esbelta. Por último, llevaba unos tacones que la hacían más alta de color plata. Parecía una princesa de cuento.

- Cierra la boca que vas a formas un charco - Me aconsejó Hector.

Me giré hacia la barra para seguir con mi bebida haciéndome el interesante, para que ella pensara que no la había visto. Pero, no funcionó.

Me volví a girar para hablar con Héctor y ya la tenía allí delante mirándome fijamente.

- ¿Que miras? - La pregunté asustado.

- Tú ya me has dado un repaso bastante largo, ahora me toca a mi - Me respondió haciendo que no supiera que contestarla.

- Bueno, ¿me vas a sacar a bailar o también te lo tengo que pedir yo? - Definitivamente hoy venía guerrera.

Me dio la mano y en un momento estabamos en el centro de la pista bailando. Mientras meneaba el cuerpo como podía, veía a lo lejos a Hector y Ryde tomándose sus respectivas bebidas, riéndose, y mirándose cariñosamente. Me daban asco y repulsión, es verdad, pero también sentía cierta envidia de que ellos hubieran logrado encontrar a alguien que les complementara tan bien el uno al otro.

CADA DOS MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora