4. Villa Coz.

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A las seis el timbre sonó.

- ¡Hola Nat! - Saludó mi madre a Grinder en un tono dulzón que reserva para no asustar a mis amigos. Ya os presentaré a mis padres más tranquilamente - Pasa, pasa. Nathan baja en cinco minutos.

- ¡Nathan! Es para tí - Grita la bacteria de mi hermana, como si no hubiera oido el timbre igual que ella.

Me vestí en un tiempo récord. De lo más normal también. Unos vaqueros oscuros y largos, y una camiseta blanca con cuello en pico. Por encima una sudadera gris y mis viejas deportivas miticas que llevan conmigo toda la vida.

Bajé al piso de abajo y allí estaba Grinder. Me quede petrificado. Se había cambiado su chandal por un vaquero similar al mio, no llevaba las zarrapastrosas deportivas, sino unas adidas nuevecitas. Olía divinamente, y lo más extraño, no llevaba los ojos rojos.

- ¿Estás bien?

- Claro tío, de puta madre, como siempre. Venga, date prisa que cuanto antes lleguemos mejor.

Me terminé de asear, comí unas tostadas, a las que Grinder no hizo ascos y a las 6:30 estabamos saliendo por la puerta, o intentandolo.

- Nathan, no vengas tarde, que después no te da tiempo a hacer tus ejercicios de relajación y no te puedes dormir - Ya la ha tenido que soltar la tonta de mi madre.

Miré a Grinder con la cara roja como un tomate, quien estaba a punto de soltar la carcajada del siglo, pero se le notaba que estaba esforzándose por no hacerlo. Le lloraban hasta los ojos de aguantarse la risa.

Seguidamente fulminé a mi madre con una mirada que gruñía, que la gruñía. Que vergüenza, dios mío...

Empujé a Grinder hasta la puerta y salí dando un portazo.

Montamos en el viejo coche de Grinder, al que le costó arrancar unas tres veces. Muchas veces ni arrancaba y teníamos que acabar llamando a un taxi, o simplemente andar.

Comenzamos el trayecto hacia 'nosedonde' con un silencio incomodo entre los dos. Pero a los cinco minutos, Grinder se encargó de romperlo:

- ¿Ejercicios de relajación? - Soltó sin reprimirse las carcajadas anteriores.

- No preguntes tío, movidas de mi madre. Tu haz que nunca has oido esto...

En la radio sonaba una canción que me encantaba pero no sabía ni el título ni el cantante, cuando me di cuenta que no sabía hacia dónde ibamos. Estabamos entrando en una carretera rodeada por altos árboles que no dejaban ver el cielo, no se veía ni un alma por allí.

Seguimos el camino y el terreno no mejoraba.

- Grinder, ¿no me querrás secuestrar y violar? Porque mi primera vez quiero que sea especial, y no precisamente con un chico...

- ¿Tú eres tonto? - Me contestó estallando en risotadas. Me encantaba estar de risas con él cuando no iba fumado - Ya queda poco, pesado.

A los pocos metros observé un pequeño cartel en el lado derecho de la carretera casi tapado por los árboles en el que ponía: 'VILLA COZ. 1 KM'

¿Villa Coz? ¿Que cojones era eso?

Al final me violaba, era la única cosa sensata que se me ocurría.

CADA DOS MINUTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora