—Llegamos— Anuncié retirando la llave, con el coche apagado y a oscuras giré sobre mí para abandonarlo.
—¡Que bonito lugar!— Comentó mi acompañante a la vez que cerraba la puerta del copiloto —¿Tus amigos nos esperan adentro?— Cuestionó caminando a mi lado.
Poniéndole el seguro al auto me encaminé hacia el refinado lugar que esperaba por nosotros. Saqué mi diestra del bolsillo delantero de mi pantalón para abrir la pesada y vidriosa puerta del restaurante, sosteniendo su peso, le cedí paso a Samantha, con una sonrisa sobre sus labios bajó la mirada y pasó frente a mí. No era de tener esta clase de gestos con ella, ni con ninguna, pero la situación lo ameritaba.
Solté el grueso vidrio una vez que estuve adentro y volví a esconder mi mano en la seguridad de la tela.
—No, pero no tardarán mucho en llegar— Acercándome a la recepción del restorán, observé que prácticamente todas las mesas estaban ocupadas, era un lugar bastante concurrido, de excelente cocina y profesional atención.
—Hola, bienvenidos. ¿Tienen reservación?— Una desgastada voz femenina nos recibió.
—Sí, a nombre de Zac Drago— Contesté redirigiendo mi vista, arqueando una ceja ojeé a la mujer que tenía a mi lado.
Samantha traía un delicado vestido color negro, levemente ajustado en la zona de su pecho y espalda, dejándolo suelto de allí para abajo, no lo había tocado, pero estaba seguro que si la tela no era de seda, se le parecía mucho. Con cada diminuto movimiento que ella hacía aquella delgada prenda bailaba al ritmo de sus caderas, pegándose a su cuerpo, como si se hubiese fusionado con su piel. Su cabello caía sobre sus hombros, llevaba un maquillaje que lograba resaltar sus penetrantes luceros y su perfume sin duda era dulcemente adictivo, te insitaba a devorar su cuello por más.
—Matt— Al escuchar mi nombre siendo pronunciado volví a la realidad. Parpadeando repetidas veces carraspeé y miré el rostro de Sam —Te están hablando— Susurró sonriendo mientras que sus dedos señalaban algo a mis espaldas.
Al voltear me encontré con la mujer mayor que nos atendía —La reservación está confirmada, pero era para cuatro personas.
—Sí, están en camino, no deben tardar en llegar— Afirmé dándole la espalda a mi secretaria antes de que mis instintos me dominasen.
—No hay problema, ¿Quieren esperarlos en la mesa?— Preguntó con la mirada fija en el monitor frente a su rostro.
—Por favor— Respondí relamiendo mis labios.
[...]
—Cuéntame algo de ti— Comenté llenando nuestras copas de un rojizo líquido parecido a la sangre.
—¿De mí?— Sus ojos reflejaban su característica curiosidad, pero sus mejillas tenuemente ruborizadas demostraban entusiasmo, sin poder evitarlo reí y asentí —¿Qué quieres saber?
—No lo sé, estamos en una cita y esto es lo que supone que se hace, ¿Cierto?— Bromeé con la robusta copa sobre mis labios sintiendo como el fuerte aroma de las uvas inundaban mi olfato.
—Sí, pero generalmente el sexo viene después de las citas y no al revés— Contraatacó con una sonrisa acomodando una blanca servilleta de tela sobre sus piernas.
—El orden de los factores no altera el producto— Mofé y sonriendo ladeadamente le guiñé un ojo.
—Veo que estás mejor—Vociferó jugando con su copa.
—¿A qué te refieres?
—Cuando pasaste por mi estabas algo, triste, enojado, o ambas—Aclaró con su ceño fruncido a la vez que me incriminaba con la mirada.
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Siempre hemos sido nosotros
RomanceSEGUNDA PARTE de "Siempre has sido Tú". "Sufrí horrores su recuerdo, añoré incontables noches su amor, rompí huesos desesperado ante su falta, viví golpeado por extrañarla. Siempre supe que volvería. Ahora, ¿yo estaba dispuesto a volver?" Borrador. ...