Por mucho que intentó, después de un intercambio de besos, Natalia regresó a su puesto. Dijo temer porque Nicholas entrara y nos descubriera, aunque no pasé por alto el hecho de que las venenosas palabras de Carol le afectaron. Sin contar que le recordó, de una u otra forma, que tuve un pasado con Samantha y eso terminó por apagar el fuego que se había encendido entre nosotros, sin embargo, no la culpaba.
Camino al hospital, ella no se molestó en dirigirme la palabra ni una sola vez. Sabía que los celos seguían carcomiendo su cabeza y me sentía un idiota por no haber callado a mi madre a tiempo.
—¿Estás bien, sonrisitas?— Cuestioné mirándola por una fracción de segundos y volví la vista a la calle.
—Sí...
—¿Estás molesta por las estupideces que dijo mi madre?— Se removió incómoda sobre el asiento y me respondió sin hablar —Escucha, sonrisitas.... No debes tomar en serio ninguna sílaba que salga de su boca. Es, literalmente, una arpía. Solo busca su beneficio y no hay quien le importe más que ella misma.
—Pero tiene razón...— Por fin formuló más de dos palabras.
Frunciendo el ceño ante su respuesta, relamí mis labios y después de mirar por el retrovisor, apoyé mi mano derecha sobre su pierna.
—¿A qué te refieres?
—No soy buena para ti. No tengo dinero y mi familia tampoco... Además, no soy rubia ni poseo unas pronunciadas curvas— Y ahí estaba la referencia a mi exsecretaria, como lo sospechaba —Puedes tener miles de compañeras mejores que yo, más lindas y con una cargada cuenta bancaria. Como... Samantha...
—¿Pero qué mierda dices, Natalia?— Mi tono fue más brusco del que esperaba.
—Ta...Tal vez esto sea un error...— Susurró.
Apretando los dientes, negué con la cabeza y le di un seco golpe al volante de mi coche.
—¿En serio me harás esto después de todo lo que pasamos? Estamos a punto de casarnos y con un crío en camino.
—¿Estás molesto?
—Sí. Por supuesto que sí.
—¿Por qué?— Consultó con débil hilo de voz. Estaba al borde del llanto.
—¿Qué pasó con la chica que le cerró la boca a mi madre con palabras fuertes y encima la desafió mostrándole su anillo?— Pregunté con mis pupilas moviéndose frenéticamente para estudiar los demás autos.
—No lo sé... Fue el momento, supongo...
—Tú no tienes nada que enviarle a Samantha, ni a ninguna otra mujer como Carol quiere hacerte creer.
Dejé la charla un momento para ingresar al estacionamiento subterráneo que el hospital poseía. Luego de retirar las llaves y poner el freno de mano, volteé de lado para verla a la cara.
—Tal vez te equivocaste al elegirme a mí y no a ella. Volví arruinarte la vida.
—Ya, suficiente. Demasiadas estupideces juntas— Relamí mis labios y tomé su rostro entre mis manos —Tú supiste que tenía dinero desde casi un mes después de que comenzáramos a salir en la prepa, cuando te llevé a casa por primera vez. Y, según recuerdo, en ese momento no te importó.
—Es distinto. Éramos chicos, no pensábamos en el futuro, solo en disfrutar el momento.
—Te equivocas— Sus cristalinos iris se estancaron en los míos —Yo pensé en un futuro contigo desde el momento en que aceptaste salir conmigo, después de ir a ver It, payaso al que le agradezco te asustara porque por primera vez el estar cerca de una chica me ponía nervioso— Sonreí al mismo tiempo en que sus dientes se enterraron sobre su labio inferior —Tu familia es diez veces mejor que la mía. Tienes a un hermano que sería capaz de dar la vida por ti y una madre que cualquiera desearía tener.
ESTÁS LEYENDO
Siempre hemos sido nosotros
RomanceSEGUNDA PARTE de "Siempre has sido Tú". "Sufrí horrores su recuerdo, añoré incontables noches su amor, rompí huesos desesperado ante su falta, viví golpeado por extrañarla. Siempre supe que volvería. Ahora, ¿yo estaba dispuesto a volver?" Borrador. ...