Capítulo XI. Definitivamente nada salió como esperaba.

63 7 0
                                    

     Cuando salimos del centro comercial Víctor me dijo que tenía ganas de caminar y me preguntó si yo estaba de acuerdo. Estaba nerviosa por la situación, y pensé que si íbamos a pie podría pasar un poco más con él así que le dije que por mí estaba bien.
Caminamos en silencio algunas calles, por alguna razón no me salían las palabras cuando él estaba cerca.
Al cabo de unos diez minutos de caminar sin apuros ni rumbo fijo, pasábamos por un parque y me preguntó si quería sentarme un rato. Le dije que sí. Buscamos un banco que estaba situado junto a un carrito de ésos que hay en los parques donde venden dulces y demás. Me preguntó si quería algo y le dije que no. Me pidió que esperara, y se fue.
Cuando regresó traía dos latas de Pepsi y un gran algodón de azúcar para mi.
-Es para ti...-
Me dijo, sin mirarme con su típica cara de póker, esa que a uno se le hacía imposible descifrar qué estaba escondiendo.
-Gracias.- Le Respondí con una gran sonrisa.
-Pareces una niña...- Esbozó una sonrisa casi imperceptible, miró hacia otro lado y continuó caminando...
-Me gusta que parezcas una niña.-
Me tomó por sorpresa, me miró brevemente y volvió a mirar serio hacia otro lado...
-Degenerado.- Le Respondí haciendo una mueca de desaprobación total. Y sonreí.
-Me pareces tierna.  Me gusta que seas así.- Como dándose cuenta de que había dicho algo que no debía se quedó callado y agregó
-Digo...Me agrad...-
Lo interrumpí sin dejarlo continuar.
-No te preocupes. Ya entendí...-
No respondió pero en cuánto levanté la vista para verlo me dí cuenta de que estaba observándome.
Lo miré brevemente y continuamos caminando en silencio.
Cuando faltaban algunas calles para llegar a casa, dos para ser exactos, rompió el silencio nuevamente...
-Oye, hmmm... Antes de que lo olvide, no escaparás. Aún me debes algo.-
Me miró serio pero con algo de picardía brillando en sus ojos.
-¿Otra vez con eso?- Respondí como si no supiera de lo que hablaba.
-Hoy,  en el instituto. Ibas con prisa y chocaste conmigo. Te lo dije. Si querías pasar, debías pagar.-
-No lo recuerdo.- Mentí.
-¿Ah no?- Sonrió y daba aún más miedo. Era obvio que estaba por hacer alguna maldad.
-Entonces debo cobrar por mí cuenta ya que no piensas pagar por las buenas.-
Yo seguía caminando. Faltaba al menos una calle para llegar y cuando íbamos por la esquina, me tomó del brazo y cuando giré para verlo, sin que pueda notarlo con una ligereza que no sé de dónde salió tomó mi rostro entre sus manos y me besó. Me besó lentamente. Fue un beso suave, pero apasionado. Un beso que me erizó los vellos del cuerpo. Sus manos tan tibias, grandes y suaves rozando mi piel,  su boca mordiendo suavemente la mía. Ya había besado antes a otros chicos pero su beso fue...
No sabría cómo explicarlo. Su beso fué el mejor que me habían dado en mi vida.
Me di cuenta de que de verdad quería más de eso y que él me gustaba más de lo que pensaba.
En cuánto quitó sus labios de los míos me acarició el cabello y continuó caminando. Sin decir nada más.
Cuando estábamos a unos metros de mi casa me dijo que no me acompañaría hasta la puerta por si me veían mis padres. Era mejor que piensen que volví con Claudia.
Cuando llegamos cerca de casa se detuvo, me dio un beso muy breve y me dijo.
-¿Lo ves? Te lo advertí en la fiesta.-
-¿De qué hablas?- Respondí.
-Te había dicho que ya querrías...-
Me sonrió y se fue sin dejarme responderle.
Y cuando lo vi irse me di cuenta de que no, no podría jugar su juego. No podría seguirle el juego ni de lejos. Y aunque tuviese la partida perdida antes de empezar igual me arriesgaría,  porque él me gustaba. ¿Y qué iba a hacer?
Ya estaba perdida antes de comenzar...

Tal vez en otra vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora