Capítulo XXV. Verdades

44 5 1
                                    

Mi mente vuelve al presente en un parpadeo cuando la mano de Adam me detiene.
En casa de Víctor se abre la puerta, pero decido ignorar  aquella casa, de lo contrario me pondría peor de lo que ya estoy.

-Sophie tenemos que hablar.-

-Que no. No quiero saber nada de ti. Ni de tus mentiras.-

-Tu no tienes derecho de llamarme mentiroso.-

-¿Ah no?-

Puedo notar que estamos montando una escena pero no me interesa, y continúo. Estoy furiosa.

-No me hables Adam. Hasta te acostaste con mi mejor amiga.-

-Sophie por favor no seas ilusa. ¿Tu mejor amiga? Pero si no dudó en quitarse las bragas y abrir las piernas en cuánto me asomé a su puerta.-

- Lo único que hiciste fué  engañarme. Mentirnos, a ella y a mi. Y vaya uno a saber a cuántas más.-

- Ahh claaroo, y resulta que el infiel soy yo. Dime entonces con quien te estuviste revolcando anoche. Porque si mal no recuerdo llegaste a casa como a las 3am. ¿Eso haces cuando se supone que tu esposo trabaja?- Adam se voltea brevemente y mira hacia la casa de Víctor donde él está parado. Quién llamaba a su puerta ya se ha retirado pero el se quedó mirando todo desde su puerta. Era obvio que desde ahí escuchaba la discusión perfectamente. Al igual que Claudia, que como él, seguía parada en la puerta de su casa.

- ¡Basta Adam! Ya descubrí todas tus mentiras y engaños. No quiero oírte más. Me das asco.-

-¿Que yo te doy asco?-

-Claro, si es por ti que perdí a mi hijo. Tu tienes la culpa de que yo no lo haya podido conocer. Eres un maldito hijo de perra.-

-Al fin lo sueltas. Ahora resulta que yo soy un hijo de perra.
Yo no he matado a nadie.
Tu sí.- Levanta demasiado la voz. Puedo ver la ira contenida en sus ojos.

Por la posición en la que estamos, puedo notar que al ver que las cosas se están saliendo de control tanto Claudia, como Víctor dejan de sólo mirar para acercarse a nosotros y tratar de calmar las cosas.

Adam se me acerca aún más, y aunque Claudia y Víctor vienen por detrás de él, puede escucharlos venir casi corriendo hacia nosotros, e ignorándolos continúa gritando a pesar de que los otros dos se acercaban pidiendo que mejor nos calmáramos.

-Sophie creo que mejor te callas, porque si de muertes hablamos ¡HAZ SIDO TÚ QUIEN MATÓ A SUS DOS HIJOS!- Me grita furioso mirándome directo a los ojos.

Lo veo directamente a los ojos y no puedo creerlo. Me llevo las manos a la boca, tapándola en un típico gesto de sorpresa .
No puedo contener el llanto luego de lo que acaba de soltar.
Miro a Claudia que se acercó y me acarició la espalda en un intento fallido por calmarme.

-Cállate Adam. Si nuestro hijo no está vivo es por tu culpa. Porque aquella noche preferí salir de la casa en lugar de quedarme a escuchar las excusas que inventarías para no poner en evidencia tus engaños.- No puedo contener el llanto y lo poco que digo lo suelto totalmente dolida y furiosa.

-¿Ahora quieres hacerme callar? Que fácil solucionas todo siempre.
Es cierto. Tu mataste a tus dos hijos. Si te hubieses quedado ésa noche a escuchar lo que tenía para decir habría sido diferente. Al menos se habría salvado uno-

-¡Basta Adam!-
Ya no puedo soportar y estoy que no puedo hablar de tanto llanto.

-¿O acaso crees que yo no recuerdo por qué estuviste encerrada una semana en tu casa antes de irte a vivir con tu tía?
¿Eh? ¿Crees que no recuerdo que aceptaste sin más la decisión de tus padres de que abortaras a aquel niño?-

No respondo y tapo mis oídos. Lo primero que hago tras escuchar aquellas palabras de Adam es mirar a Víctor. Supongo que con lo listo que es sabe bien a qué se refiere Adam.
Pero noto en su cara confusión.
Justo ahora descubro que no, que en realidad nunca supo exactamente por qué me había ido.
Al escucharlo, él, que se acercaba a Adam para defenderme se detiene, me mira, y brevemente dirige su mirada a Adam que aún le daba levemente la espalda y noto las lágrimas colmando sus ojos. Me observa con dolor y se lleva las manos a la cabeza.
Y ahí estamos los cuatro,  luego de haber develado algunos secretos, en una bizarra y dolorosa reunión de amantes.
Ahora todos podemos ver directamente a los ojos de todos y aún así ninguno quiere verse a los ojos con nadie.

Un incómodo silencio nos atrapa...

Claudia se aleja de mi para acercarse a Adam. Lo toma por el brazo y le dice suavemente que ya es suficiente.
Víctor me mira con el más profundo dolor en su mirada puedo ver su pena y algo que sentí como odio, se da media vuelta y se dirige a su casa sin siquiera voltear a vernos.

Adam vuelve a hablar antes de irse.

-No vales la pena. Nunca lo hiciste. Y te diré algo más:
-Sí, al principio me gustabas pero yo sabía que jamás ocuparía SU lugar- Me grita señalando a Víctor.- Así que sólo me casé contigo porque según mis padres y los tuyos éramos buenos el uno para el otro.
Intento dejar de llorar. Y logro entre sollozos responderle:

-Cuánto nos hemos equivocado todos...-

Le hago un gesto a Claudia para que sepa que me voy.

Los dejo solos y me retiro llorando en silencio.

En cuanto llegué a casa, comencé a juntar mi ropa y a prepararme para irme.
Acaricio a mi gato y aún se me escapan algunas lágrimas después de todo lo que me había dicho Adam.
Tal vez tenga razón.
Tal vez no sea una buena persona.
Y sólo tal vez en otra vida pueda ser feliz y hacer feliz a otra persona. Porque viendo en retrospectiva, lo único que he hecho hasta ahora ha sido arruinar siempre todo.
¿Saben? A lo mejor las protagonistas no sean siempre las niñas buenas de la historia.
Al menos no en ésta historia.
Después de meditar un momento, voy al baño y tomo un calmante. No se asusten, no voy a suicidarme, guarden sus celulares no es necesario llamar al 911. Además ¿Cómo salvarían a un personaje literario? En fin, tomaré un calmante porque es obvio que necesito tranquilizarme.
Decido marcharme con algunas de mis cosas. Aún no sé bien dónde iré, así que me llevo mi identificación, tarjetas y registro de conducir conmigo.
Escribo una nota y la dejo sobre la mesa.

"Adam:
Si tu también quieres el divorcio llámame."

Tal vez en otra vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora