Capítulo XIII. No digas nada.

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     Después de haberme dejado a metros de casa con la mente hecha un desastre, llegué y entré. Mis padres ya se habían ido a dormir a pesar de ser muy temprano.
Esperé un poco y al cabo de unas tres horas cuando supuse que Claudia ya habría regresado, le escribí un mensaje de texto. Sí, texto. En esos tiempos no teníamos WhatsApp lo último en tecnología eran los textos. Y no olvidemos al infrarrojo, pero eso no importa. En fin, le escribí un mensaje diciendo que necesitaba hablar con ella, pero ya.
Ella me respondió y me dijo que podía llamarla si quería.
Así que no esperé más y la llamé.

      -Claudia, mañana pediré permiso a mis padres para quedarme en tu casa.-
-¿Ah si? ¿Y a qué viene eso tan de repente?-
-Tengo que contarte algo.-
-Cuéntame ahora ¿Sí? Por favor.-
-No seas curiosa Claudia. Mañana cuando estemos juntas hablaremos. Es mejor que te lo cuente en persona. Además necesito que me ayudes.-

Nos despedimos y fui a dormir. En la mañana siguiente me desperté y me preparé para ir al colegio. Durante el desayuno le pedí permiso a mis padres para quedarme en casa de Claudia por la noche y el fin de semana. Me dieron permiso sólo con la condición de que durante el día pase por casa.
Así que podría pasar ésa noche de viernes, sábado y domingo en casa de ella. Y obvio, junto a la casa de Víctor.
Fui a clases y durante el día en los recreos hablé con Claudia. Planeamos nuestro fin de semana. Sus padres y los míos estaban acostumbrados a que nos quedemos varias noches la una en la casa de la otra. Así que cuando ella avisó le dijeron que no había ningún problema.
Al anochecer ella vino por mí. Me despedí de mis padres diciendo que no se preocupen, que estaría a sólo a tres calles. Y ellos aseguraron que no importaba. Que mantenga mi celular encendido y que durante el día pase a verlos.
Sin más, Clau y yo nos fuimos.
Una vez en su casa decidimos pedir pizzas. Sus padres no cenarían con nosotras porque tenían una reunión de amigos así que estaríamos solas.
Después de cenar, Claudia me preguntó si quería helado. Le respondí que sí y me dijo que iría a comprar. Que la espere en la sala. Después de unos diez minutos llegó con tres Potes de helado y la miré desconcertada.

Ella dio unos pasos y por detrás venía alguien.
   -Mira con quién vine.- Dijo con una sonrisa enorme en la cara.
  -Hola.- Dijo Víctor mirando como siempre desinteresadamente hacia otro lado.
-Hola.- Respondí. No lograba entender por qué siempre parecía tan callado.
  -Bueeno... Veamos una peli quieren?- Claudia interrumpió el silencio que nos envolvía. Ambos asentimos. Nos dio a cada uno un pote, apagó las luces, nos dejó sentados en el sofá de dos cuerpos Y ella se sentó en el individual. Nos dispusimos a mirar la película en silencio.
Después de terminar los helados y casi media película ella se levantó, se llevó los potes y dijo:

-Chicos. Tengo tarea así que subiré a mi habitación a estudiar. Si quieren quédense viendo la película.- Nos sonrió y se fue.

Nos quedamos los dos solos.
Habremos visto la película al rededor de unos cinco minutos. Después Víctor tomó mi mano, poniendo su palma bajo la mía.
Me miró y acaricié sus dedos mientras miraba nuestras manos.
Él, se acercó un poco, y con la otra mano acomodó mi cabello detrás de mí oreja. Le iba a decir que se detuviera pero me interrumpió diciendo que guardara silencio. Me besó, no había notado lo mucho que necesitaba volver a besarlo.
Luego comenzó a acariciarme el cuello, corrió mi cabello y mordió suavemente mi oreja para después volver lentamente marcando un camino de besos desde mi cuello a mis labios nuevamente. Estaba perdida en su boca, pero sonó su celular, respondió y  se disculpó diciendo  que debía irse.
Obviamente,  después de tomarme unos segundos para procesar lo sucedido, subí corriendo a contarle todo a Claudia.

-Me alegra por ti que finalmente hayan decidido hacer algo con la atracción que sienten entre si, pero So, aunque yo quiero ayudarte y lo sabes, no olvides que él tiene novia.-

-Lo sé Clau. No lo he olvidado. Y por eso tengo miedo, pero muy en el fondo guardo la esperanza de que el sienta algo por mí.-

-Eso espero. Sólo ve con cautela. Yo te apoyo. Pero también sé que el no sería un buen partido más que para pasar el rato. Tenlo en cuenta.-

-No te preocupes Clau. Estaré bien, mejor ponte a estudiar-

Dejé a Claudia con la cabeza entre sus notas y libros mientras,  por mi parte sólo me tumbé en la cama a mirar el techo y pensar en todo lo que estuvimos hablando.

Yo sabía que no era cierto. Que no estaría bien porque todo lo que tenía que ver con él me superaba.
Pero decidí continuar con ése jueguito del gato y el ratón al que estábamos jugando.
Era cuestión de tiempo hasta que alguno de los dos saliera lastimado. Y, adivinen ¿Quién era el ratón?

Tal vez en otra vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora