Capítulo IX. De vuelta a la realidad.

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  Estaba perdida en mis recuerdos cuando sonó mi celular. Una notificación de WhatsApp me distrajo. Era un mensaje de mi esposo.

-Sophie no me esperes. Tengo muchísimo trabajo. Me quedaré en la oficina.-

No sé en qué momento nuestro matrimonio se volvió tan insípido.

No estoy segura, pero creo que fue después de la pérdida de nuestro hijo. Aunque desde antes las cosas no estaban del todo bien, al menos intentábamos mantener nuestro matrimonio vivo.
Pero luego de aquel fatal accidente a pesar de tener claro que era eso, un accidente,  ambos nos culpábamos el uno al otro, no lo decíamos,  pero era evidente que ya no nos soportábamos.
Sí nos teníamos aprecio, pero era claro que ya no existía el amor en nuestro matrimonio. Y si lo veo en retrospectiva, no sé si alguna vez existió un amor completamente puro y verdadero.
Lo único seguro es que aquella tragedia lo había cambiado todo.

-¿Sabes? Necesito un café.- Digo a mi gato como si fuese a responderme.

En fin, nuestro hijo falleció hace 1 año y un poco más de dos meses.

Estaba embarazada de seis meses y medio, faltaba muy poco para tener a mi bebé conmigo.

Adam y yo habíamos tenido una discusión muy fuerte, era un sábado, ya pasada la media noche. Aún recuerdo que le hice un escándalo por haber regresado tan tarde. Usualmente, cuando se quedaba en la oficina solía avisarme, pero aquella vez no había respondido a mis llamadas.

Luego de la discusión, decidí irme de la casa hecha una furia, al salir me disponía a cruzar la calle para ir a la vieja casa donde vivía con mis padres.  En ése tiempo mi hermano y su familia aún no la estaban ocupando así que decidí que prefería pasar lo que quedaba de la noche ahí, no quería pasar la noche en casa con Adam.
En lo que me llevó dar tres pasos sobre el asfalto, pasó a toda velocidad un auto y me atropelló. En el acto, me llevaron a urgencias y le hicieron saber a Adam que tenía menos de una hora para decidir qué hacer.
O al menos eso me contaron más tarde porque en ése momento yo me encontraba inconsciente.
En teoría no se podía salvar a los dos. Y cómo quien tenía la última palabra en ése momento era mi esposo, el muy imbécil decidió que me salvaran a mi.
Hace poco la policía dijo que eran más que probable que fueran unos adolescentes ebrios pero nunca dieron con el, o los culpables y el caso se cerró sin que se hiciera justicia. En resumen, Adam salvó mi vida, y sí se lo agradezco muchísimo, pero mi bebé murió y creo que fue su culpa. Y por todo eso es que siento tantas cosas contradictorias cuando se trata de Adam.

Le agradezco el salvarme, porque también renunció a su hijo. Pero lo odio por lo mismo, porque debía salvarlo a él, ¿En qué cabeza cabe salvar a la madre? Todo el mundo sabe que se debe salvar al bebé. Y eso me enoja muchísimo. Yo ya había vivido suficiente, mi bebé ni siquiera había conocido el mundo.

Y para ser sincera, además de todo eso,  me enferma saber que debía haberme quedado cuando me suplicó que lo escuche. ¿Pero quien en mi lugar se hubiese quedado a escuchar excusas y mentiras? Aún así, debía haberme quedado. Aunque tal vez decía esto porque sabía como resultó todo. A lo mejor si volviese a pasar, volvería a huir sin escuchar a nadie.

¿Y él? Él me culpa a mi. Porque si yo lo hubiese escuchado y no hubiera salido así esa noche, nada habría pasado, si no me hubiese salvado tendría a su bebé con él, y siento que me odia por estar viva y se odia por no haber elegido correctamente o al menos eso es lo que yo creo que el piensa. ¿Que más da? Ya nada es lo mismo. Y todo esa situación,  ése odio y rencor silencioso disfrazado de matrimonio,  me ha estado matando por dentro, desgarrándome el alma. Era como existir mecánicamente. Ya no vivía, no realmente. Creo que hay cosas que ya no se pueden solucionar, cosas que no tienen un culpable o al menos eso me decía mi psicóloga...

Voy a la cocina a prepararme un café. Aún con mi celular en la mano, mientras espero, me llega otra notificación de WhatsApp, es Claudia. Sí. Hemos sido grandes amigas durante años. Ella me ha acompañado en muchas cosas, sobre todo después de lo que pasó con mi bebé.

Abro el chat de Claudia.

-Hola Sophie ¿Te haz enterado quién regresó a la ciudad🤔 ?

Yo lo he visto y no lo podía creer😱 ...-

-🤔Mmm, no sé de qué me hablas Clau sé más específica por favor 😶 .-

-Ha vuelto Víctor, y se mudó junto a mi casa otra vez. Se ve que su madre le dejó la casa cuando se fue.

Y a qué no te imaginas, me preguntó por ti 😈😏😏.-

-AH, si, ya lo vi. 😑 En la boda de alguien hoy. La primer pareja a la que me tocó casar hoy.  creo que el novio era tu compañero de curso. Clau disculpa pero ha sido un día largo,  luego te escribo.-

Traté de sonar indiferente pero la realidad era que desde que lo vi me he sentido muy confundida. Y si a eso le sumamos que sigue estando tan,  bueno como antes, o más porque los años le sientan de maravillas ¡Dios! No sé que acabará siendo de mi mente.

¿Qué pretende con eso de preguntarle a Claudia por mí? No lo sé. Pero quisiera saberlo.

Bueno, volvamos a lo que les contaba. ¿Dónde nos habíamos quedado?

¡Ah cierto! En donde la boba de Claudia lo invitó a ir al cine con nosotras. Si, ahí nos quedamos. Creo que fue en ése entonces que me di cuenta

que estaba totalmente perdida en su juego.

Tal vez en otra vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora