Capítulo VIII. Sorpresa.

93 8 0
                                    

  Llegué finalmente a casa, y en ella me esperaban mis padres. Me preguntaron cómo me fue en la fiesta y demás.  
Ellos en realidad eran bastante flexibles, mientras yo haga mi parte como hija, estudiante responsable y demuestre ser alguien de confianza, ellos no me ponían reglas demasiado estrictas. Sólo debía estudiar, llegar a los horarios acordados y siempre avisar dónde me encontraba, y a qué hora volvería. Así que no era la primera vez que iba de fiesta y volvía al otro día, aunque en realidad salía muy poco.
En fin, terminamos de conversar y ya casi estaba listo el almuerzo, yo sólo me senté en la mesa con ellos y tomé un sorbo de jugo y me serví un poco de espaguetis con queso. Me sentía mejor que en la mañana pero aún no estaba muy entera.
Terminamos de comer y cada cual se levantó a preparar lo que debíamos para el día siguiente que era lunes. Papá fue a preparar sus trabajos y mamá se quedó haciendo la jardinería como todos los domingos. Ella no solía hacer mucho, ya que era enfermera y sólo debía ir a trabajar, por lo cuál en los turnos largos casi no la veía. Mi herman,  algunos años mayor que yo se  cursando sus últimos años en la universidad. La verdad lo extrañaba pero era tan pesado cuando estaba en casa, que era mejor disfrutar de la paz del momento hasta que termine el semestre y vuelva durante las vacaciones. De todas maneras de él casi no les voy a hablar.
Yo, por otro lado fui a lavar la vajilla que habíamos utilizado y luego a estudiar un poco, solía ocupar mis tardes de domingo repasando y terminando trabajos para el colegio.
Estaba concentrada en los libros cuando de pronto sonó el teléfono. Mi padre atendió y me dijo que era Claudia. Cuando me puse al habla la voz aguda de Claudia me aturdió un poco.
-Oye So, mañana por la tarde te iré a buscar para ir al cine. Iré con Florencia y otra amiga creo, ponte linda.-
-Espera, ¿Y a qué hora vendrás, debo preguntar a mis padres si puedo ir.-
-A las 18hs pasaré. Espérame en la puerta.-
-Ok. Ok. Nos vemos.-
Luego de finalizar la llamada, le pedí permiso a mi padre y accedió con la condición de que no llegue pasada la medianoche ya que al otro día tenía clases.
Finalmente, entre una cosa y otra cayó la noche y luego de cenar fuimos todos a dormir.

El día Lunes inició un poco caótico. Me quedé dormida y obviamente llegué tarde a la escuela. Cuando iba a paso ligero por el corredor que llevaba a mi salón de clases me topé con alguien, lo reconocí en seguida. Levanté un poco la vista ya que era más alto que yo y me dijo:
-Hola.  ¿Y dónde vas con tanta prisa? Ya no me busques aquí estoy...-
Lo miré con algo de molestia y le respondí.
- Nadie te busca. Apártate, se me hace tarde.-
-Debes pagarme si quieres que te deje pasar.-
Se acercó a mí cara y casi me besa, digo casi porque lo empujé y seguí apresurada hacia el salón.
Pero él me gritó mientras me iba.

-Te lo dije... Ya querrás.-

No me volteé a verlo. Llegué al salón y me senté en mi lugar, claro que el profesor me puso media falta por llegar tarde.

Intenté concentrarme pero no podía dejar de pensar en Víctor. ¿Cómo podía soltar todas esas estupideces tan naturalmente? ¿Es que de verdad se lo creía tanto?
Aunque estaba bueno, ésa ers la realidad, tenía con qué creerse.
Cuando la clase acabó, fui a buscar a Claudia y fuimos a la cafetería. Le conté lo que pasó en el corredor y al parecer ella sabía algo porque se sonreía mucho, pero se limitó sólo a escuchar. Cosa que casi no hacía.
-¿Pensaste qué te pondrás hoy en la tarde para ir al cine?-
-Claudia te estoy hablando de otra cosa...-
-Ya sé, pero es importante que vayas linda.-
-Ok... Ya entendí. No te preocupes iré bien vestida-
Sonó el timbre y nos separamos. Cada cual a su clase.
Después de que terminó el horario escolar fui a casa.
Llegué y saludé a mi madre que ya se iba a trabajar. Papá no estaba.
Me duché y decidí tomar una siesta para salir más tarde con Claudia. Porque la verdad era que estaba muy cansada.

18hs.
Estaba esperando en la puerta a Claudia y la vi venir en el coche de su padre, se estacionó y me hizo seña para que subiera.
Pude ver qué no venía sola, se veían tres siluetas, pero por el polarizado de los vidrios no estaba muy segura.
Me acerqué a la orilla de la calle para subir y como la ventanilla delantera estaba baja, pude ver a Florencia sentada a su lado, le di una mirada cargada de celos y reproches a Claudia, porque ése siempre había sido mi lugar. Y ella como buena amiga me entendió la mirada y me guiñó el ojo sonriendo picaronamente. Claro que me pareció extraño, pero sin más abrí la puerta trasera para subir. Para mi sorpresa ¿Quién estaba detrás y se sonrió al verme?

Víctor.

-Hoy seremos cuatro. Espero no te moleste. Invité a Víctor.-
Me dijo Claudia sonriendo muy alegre y viéndome a través del retrovisor.

-Por mi está bien.-

Respondí tratando de esconder los nervios, la alegría y la sorpresa que llevaba dentro.

Tal vez en otra vida...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora