Décimo Capítulo

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Mire los papeles sobre el escritorio dándoles luego una pequeña mirada cerciorándome a donde debía mandarlo y si necesitaban la firma de Matt. Como era necesaria su firma se los lleve dejándolos sobre su escritorio, estaba atendiendo una llamada al parecer muy importante por lo que me retire enseguida.

Mi primera semana ya había pasado y con ninguna situación fuera de lo anormal. 

Lo único que continuo y fue molesto para mí era la actitud de Chloe. Estaba realmente molesta e indignaba por tenerme allí trabajando junto a ella y mucho más que estuviera quitándole cierto trabajo que antes ella realizaba. 

Había hablado con Thomas sobre eso y como era de esperarse de él: Chloe era un detalle que no le importaba ni siquiera por casualidad. Como no me ayudo nada en ese "problema" tuve que yo tratar de llevar la fiesta en paz con esta chica solo para no perder los estribos y dejar alguna cagada dentro del edificio.

Le tendí mi arrugado billete al chico de la caja quien me miraba con una tonta sonrisa en el rostro que hacía que me sintiera más que incomoda. Como a propósito, termino luego de unos largos minutos el pasarme mi vuelto y el café con leche que le había pedido. 

Con mi pequeño vaso de cartón me di la vuelta observando a la gente dentro de la cafetería. Me había dedicado a buscar a Jenn, pero no le vi por allí en ningún momento y eso que ella siempre venia por algo de comer a esa hora de la mañana como me había dado cuenta esta semana ya pasada. 

Me senté en una de las mesas vacías del lugar dedicándome a tomar mi café con leche. 

Levante la mirada hacia la chica colorina que venía entrando en la cafetería, deteniéndome a observar la remera celeste que ella llevaba y como eso de inmediato hizo a mi mente recordar la remera celeste que yo tuve hace un tiempo y que gracias a Thomas se convirtió en nada y solo sirvió para mantener mis manos bien firmes, atrapadas y juntas sin poder soltarse mientras él se dedicaba a jugar con mi cuerpo y un pequeño hielo.

«Tienes calor» «Chúpalo, cariño»

Recordé sus palabras exactas, siendo en mi mente también reproducidas las frescas imágenes de la noche anterior de nuestro intimo y lujurioso encuentro. 

Luego de esa semana de trabajo en la empresa, involucrándome y desempeñándome dentro del trabajo indicado me sentía mucho más segura, mucho más confianza con respecto a todo allí. 

El que Thomas estuviera allí, ahora lo veía como una ayuda y una ventaja muy buena. Aun que ninguno era capaz de hablar de lo mal que esto podía terminar, por lo que la gente podría hablar o ver, sabía que ambos ya lo habíamos pensado y creo que no decíamos nada respecto a eso porque nos daba realmente lo mismo lo que sucediera.

Me había tomado ya los quince minutos y debía volver a mi lugar antes de que comenzaran a llamarme por lo que fuera. 

Levante mi cuerpo de la cómoda silla, dándome luego la vuelta lo cuál fue una muy mala decisión. 

Mi café con leche se había derramado por completo en la camisa blanca de mi jefe, bueno, mi segundo jefe. El recipiente de cartón había caído al suelo mientras en unos tontos y raros leves movimientos previos yo había quedado más cerca de lo debido de él y una de sus manos había quedado también en un lugar que no correspondía sobre mi cuerpo.

Me separe desviando la mirada totalmente hacia la mancha oscura que en su camisa se había marcado. Siempre debía ser tan torpe. Mire hacia un lado tratando de buscar algo que darle mientras me disculpaba sinceramente. En un minuto levante la mirada cerca de la entrada del lugar al percatarme de esa mirada ya re-conocida por mí. 

Mía & Para Siempre: Burning UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora