Knox llegó a casa y encontró a su mujer en el sofá con la mirada pérdida y con una copa de vino en la mano. Llevaba un vestido delgado y gastado de un tirante. Le gustaba la imagen que ella le mostraba, tan descuidada y pensativa, con el cabello en un moño revuelto con todos esos pequeños cabellos cayendo por las sienes. Las ideas de Alfhild estaban revueltas y su instinto le pedía que no le diera mucha importancia, que continuará sin más, pues ¿quién iba a creer lo que había visto? Claramente su pareja no, pues se mantenían alejado de cualquier cosa fuera de lo normal, le gustaba tener bajo control todo lo que le rodeaba.
Knox se acercó a ella y la besó, sacándola de sus adentros para hacerla aterrizar en el sofá de golpe. Ella le devolvió el besó con delicadeza y tomando su rostro en una de sus manos, le gustaba la sensación de su rostro con su barba descuidada de unos cuantos días. Al separarse ella le sonrió, agradeciendo que no estuviera molesto por lo que había pasado con Kelcy por la mañana, pero la verdad es que no podía saber si estaban a punto de hablar de eso.
-¿Qué es lo que te tiene tan preocupada, Al?
-Nada -dijo negando con la cabeza y dando otro sorbo a su copa de vino.
-Parece que me mientes -le respondió molesto-. Trató de comprender por lo que pasas.
-No creo que entiendas que es lo que me pasa -explicó con cierta distancia-. Es muy complicado.
Knox tomó las manos de Alfhild entre las suyas y beso ambas con delicadeza. Quería decirle todo lo que le pasaba por la cabeza pero no sentía esa necesidad tan presente como el resto de cosas por las que necesitaban pasar, como la rabia de su hija que no había desaparecido en todo el día. Alfhild decidió que no tenía importancia.
-Por favor, Alfhild.
-Es sobre Kelcy -mintió parcialmente-. Lo he arruinado.
-En realidad no del todo -le lanzó una sonrisa-, he prometido llevarla de vacaciones, pero con la condición de que...
-Yo no esté presente -le interrumpió Alfhild casi dolida.
Él asintió incómodo.
-No importa en realidad -le dijo Alfhild tomando el rostros de su prometido en sus manos.
Le dio un pequeño beso y dejó la copa sobre la mesa. No quería estar ahí para lo que seguía. Se levantó acomodando su vestido y avanzó hasta la cocina, seguía sin tener apetito y ese día ella se había convertido en una perfecta inútil pues no había dejado de pensar en el hombre, pues entre las le daba vueltas a su imagen más se aferraba a su cerebro como una bacteria. Quería contarle a Knox pero no quería alterarlo, sin embargo, sentía un alivio incomprensible por ver algo de interés en sus palabras.
-Nos iremos algunos días, lo prometo -dijo él tomando la copa y llevándola hasta la cocina-, creo que todos necesitamos algo de espacio, ¿no lo crees?
Alfhild asintió quitándole la copa de la manos, estaba preparada para lo que venía después de esa frase.
-Tu manera de ser ha cambiado con el viaje y no puedo entenderte -le dijo tomando su barbilla para que levantará la mirada-. Un día estás aquí y al siguiente te has marchado miles de kilómetros lejos de mí. ¿Qué pasa?
-He visto a alguien que me causo cierta incomodidad -reveló Alfhild con preocupación.
-¿Te ha seguido? -los ojos de Knox estaban llameantes ante la furia que crecía dentro de él-. ¿Ha intentado algo?
Alfhild negó.
-Solo lo he visto un par de veces -respondió ella casi desilusionada-; he visto a esa persona en la cafetería, es todo.
Knox suspiro molesto y tomó del rostro a su prometida, le plantó un beso con fuerza y le guiñó un ojo para después desaparecer entre la oscuridad de su estudio. Alfhild no le dió importancia los primeros segundos pero después casi sale corriendo hacía él para escuchar lo que decía en el teléfono; casi nunca andaba husmeando a su pareja, pero ese día se vio en la necesidad de hacerlo pues estaba segura de que se iba a tratar de misterioso hombre.
-¿Esta aquí? -preguntaba molesto al móvil.
»De ser así necesito saber dónde está, no puedo darme el lujo de que se lleve a Kelcy, no puede saber dónde estamos.
Los pies de Alfhild empezaron a tambalearse, ¿el hombre quería secuestrar a su hija? Se sintió sin aliento y se dio cuenta que él había terminado la llamada y se dirigía a la puerta. Ella avanzó con naturalidad como si se dirigirá a su dormitorio, la mentira cayó como anillo al dedo.
-Voy a dormir -dijo Alfhild-. ¿Quieres venir?
-En un momento, cariño -respondió hostil-, tengo asuntos que resolver.
Ella asintió pero nunca fue hacia su dormitorio, espero a que Knox cerrará la puerta de su estudio y espero en el pasillo. Escuchaba con atención todo lo que estaba haciendo y parecía que movía y lanzaba cosas por el aire, la habitación incluso parecía moverse por sí misma. Cuando volvió a hacer llamadas las hizo en un idioma que no entendía, ni una sola palabra que captó su mente, parecía una mezcla de Alemán con Galés. El ambiente se había vuelto tan violentó ahí dentro que Alfhild huyó lejos de el pasillo, no sin antes escuchar por última vez:
-Alfhild no puede acercarse a ese hombre, no quiero verlos juntos.
Alfhild estaba intrigada pero no lo pensó más y corrió a la habitación y se metió en la cama, no iba precisamente a dormir, en realidad estaba divagando en otro lado, su subconsciente la estaba enviando a un lugar más allá de que deseaba.

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3. Legacy
FanfictionDespués de un año de plenitud en la vida de Loki, algo inesperado sucede, algo que cambia la perspectiva de todo lo que hay a su alrededor.