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— Te traeré un toalla —dijo Loki.

Alfhild estaba viendo con hipnotismo los ventanales, daban un giro distinto a su obsesión hacia ellos, era la misma vista desde su piso pero desde diferente ángulo. Sonrió recordando sus ideas sobre alguien que la veía desde su ventana, pensó en él viendo directamente al vacío justo como ella lo hacía. ¿Lo convertía eso en almas idénticas? Para ella lo era, pues era uno de los pequeños placeres que tenía en la vida y al parecer él también los tenía pues había un sofá marrón frente al ventanal.

— Toma —dijo Loki entregándole una toalla y una bata de baño—, el baño está por allá.

Alfhild asintió y se dirigió al baño mientras Loki esperaba sentado frente al ventanal. Dentro de su cabeza eso estaba por fuera de sus límites ¿pero cuando tenía un límite? Su hermano seguía creyendo que él estaba muerto y estaba reinando Asgard ¿dónde quedaban sus límites? Hablar con una mundana no era tan descabellado y mucho menos si no sabía absolutamente nada de él.

Alfhild volvió envuelta en la bata de baño, con el cabello aún mojado y el maquillaje hecho un desastre, sin importarle su apariencia y su libre albedrío dentro del hogar de ese hombre se sentó junto a él que pronto se vio incómodo ante la mujer semi desnuda. Ambos se observaron durante segundos, Loki de verdad no podía creer que ella tuviera el mismo aspecto y ella por el contrario no podía creer que él hubiera cambiado de apariencia tan rápido, pues su cabello ahora era corto y de un tono distinto, era como un disfraz pensó Alfhild.

— ¿Qué has venido a buscar, aquí?

— Respuestas —dijo Alfhild avergonzada.

Loki se sintió desconcertado.

— Tú conoces a Kelcy, pero cuando la nombró parece que hablamos de alguien diferente —dijo sin sentido para ella—, ¿ella es tu hija? O a caso conoces algo de ella que yo no...

— Detente —le ordenó Loki e inmediatamente lo hizo—. Realmente no sé quién es ella.

— Pero cuando digo su nombre empiezas a palidecer. Como si fuera todo lo contrario.

Loki se levantó y se quedó de pie frente al ventanal evitando revelar sus intensiones. ¿A qué venía todo eso? No quería hablar de alguien sobre sus recuerdos ni sus momentos malos, no necesitaba terapia de una mujer que le daba una vaga esperanza pero solo la apariencia pues su personalidad era tan distinta a la de Kelcy.

— Me llamó Alfhild —dijo ella sin que alguien le interesará—, pero me llamaste Kelcy en el hospital.

Incluso en su voz era parecido y le hacía tener escalofríos por todo el cuerpo.

— ¿Cuál es tu nombre? —preguntó y todas las defensas de Loki bajaron. Tal vez si podía darse el lujo de fantasear con ella.

— Loki —dijo él sin más.

— Loki, Loki... Loki —repitió Alfhild sintiendo que no era la primera vez que decía ese nombre.

— Sigue siendo el mismo aunque lo repitas —le replicó Loki.

Ella asintió avergonzada. Loki estaba viendo su reflejo por el ventanal, viendo como tensaba la mandíbula, le recordaba al día en que había conocido a Kelcy, había sido tan insistente en conocerle y tan humilde.

3. LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora