madness;

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Loki la dejó caer suavemente en su sofá, acomodando almohadas detrás de su cabeza y dejando de sus piernas. No tenía la seguridad de que ella estuviera cómoda, pero su cuerpo se acostumbra lentamente a estar sobre el cuero y eso era una señal de que estaba haciendo un buen trabajo.

Apagó todas las luces a excepción de la chimenea que estaba al otro extremo de la habitación, acompañando la respiración entrecortada de Alfhild. Apagaba todo rastro de luz para no sentir tanto dolor ante la imagen que tenía, si verla morir había sido un sentimiento espantoso verla con vida y herida hasta los cimientos era mucho peor. Tal vez no era alguien que conocía, pero no podía dejarla morir sola, no cuando representaba todo lo que lo mantenía en pie.

Tenía la chaqueta cerrada hasta el cuello y pensó que sería buena idea deshacerse de ella, cuando lo hizo todo su cuerpo se tensó. No había una camiseta, solo un sujetador lleno de suciedad y sangre, su piel estaba llena de marcas rojizas que pronto se volverían violetas, así como rasguños superficiales y raspones que aún estaba sucios. Llenó de irá lanzó la mesilla hasta el otro lado de la habitación mientras se alejaba de Alfhild, se pasaba las manos por el cabello con nerviosismo. No sería justo dejarle así, se planteó más de una vez, pero no le parecía correcto avanzar más de lo que ella desearía en su sano juicio, pero verla ahí le partía el corazón, haciendo que su razón y caballerosidad quedarán solo en lo profundo de su mente.

Tomó en sus brazos a Alfhild sintiendo como su rostro se ocultaba en su cuello, su cabello estaba pegajoso y su respiración le hacía cosquillas en la parte posterior del cuello. Quería frenar el instinto de besarle la frente, pero se había perdido como todo lo demás, pues ya lo había hecho más de una vez, con delicadeza sintiendo la sangre y el sudor.

Preparó la bañera mientras mantenía a Alfhild en su regazo, ambos en el suelo del baño, balanceándose para evitar que ella despertará; poco a poco Loki se deshizo de la ropa de Alfhild, siendo sumamente cuidadoso de no tocar su piel desnuda y la carne al rojo vivo de sus heridas, al mismo tiempo admiraba su piel blanca y las pequeñas cicatrices que tenía, le parecía conocer ese cuerpo pero no quería admitirlo.

Trató de despegar a Alfhild deshaciéndose de su agarré pero ella se negaba a dejarlo ir, a pesar de que no tuviera sus sentidos conectados y captando todo su entorno, sabía que estaba con Loki y no podía dejarle por una mil y un razones que sonaban estúpidas si lo decía. Él no tuvo más remedio, estaba vestido con unos pantalones delgados y una camiseta negra, no lo pensó dos veces y entró a la bañera con ella, mojando su ropa y haciendo que el agua empezará desbordarse. Ambos estaba abrazados dentro del agua caliente.

-— Tendré que lavarte -—le susurró Loki directamente en su odio.

Ella asintió levemente. No necesitaba más aprobación que esa, él tomó el jabón y la bañó, con delicadeza y sintiendo un nudo en la garganta cada vez que pasaba sus delgados y largos dedos por alguna herida que aún sangraba, parecía entender su dolor presionando la cabeza de Kelcy con su barbilla para mantenerla cerca. Mientras limpiaba sus hombros no logró quitar la mirada de su omóplato, al mismo tiempo que su cabeza le traía recuerdos de la herida de Kelcy, era la misma herida, la misma forma y el mismo lugar. El mundo se le vino abajo y está vez no se detuvo mientras en silencio una lágrima caía por su mejilla ¿de verdad era ella?

No había mucho que pensar cuando las pruebas estaban frente a él, cuando la única cosa tangible se le ponía al frente y no le permitía pensar en nada más. Era felicidad pero también miedo, pues ella no le recordaba en absoluto, a nadie. Estaba teniendo lo que parecía ser una vida estable hasta que él había llegado de improvisto, de no haberla visitado ella seguiría siendo feliz con quien fuera su prometido, no podía dejar de envidiar a la persona que estaba con ella, ni siquiera podía dejar de pensar que ese anillo podría haber sido el suyo.

3. LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora