religion;

345 37 3
                                    

Loki corrió a su habitación, Alfhild estaba despertando en gritos y repleta de sudor. Él se sentó junto a ella y la tomó por lo hombros, levantándola hasta tenerla sobre su pecho, tomándola de la muñecas y sosteniendo su cuerpo con fuerza.

-— ¿Qué demonios ha sido eso? -—preguntó Loki desesperado masajeando la cabeza de Alfhild.

Ella aún no podía creer lo que estaba sintiendo, una oleada de dolor le invadió todo el cuerpo, seguido de una primera visión de Loki tomándola sobre su pecho, aún no podía asimilarlo no sabía si seguía soñando o ya había vuelto en sí. Estaba temblando.

-— ¡Alfhild! -—le exclamó Loki haciéndola volver en sí y obligándola a levantar la mirada.

-— No lo sé -—respondió recuperando aire.

La imagen de Loki siendo golpeado por pequeños rayos de luz provenientes de los ventanales, con el cabello revuelto y vestido con un traje elegante la tenía catatónica. Sabía que había corrido a él cuando se había encontrado en peligro, pero no tenía idea de que había hecho tanto por ella.

Ella estaba respirando con dificultad mientras observaba con atención la habitación, era totalmente blanca, solo había dos retratos sobre la pared que ella había parecido ver en algún otro lado, el ventanal enmarcado por acero, las mesillas negras, todo era muy perfecto y estaba acomodado como en una revista de decoración.

-— Respira conmigo -—le dijo Loki con desesperación al notar que ella no se tranquilizaba-—. Inhala...

Alfhild lo escuchó e hizo lo que le pedía, se sentía asfixiada.

-— Aún no lo dejes salir -—le gruño-—, mantenlo dentro. Contaré hasta cinco y dejaras el aire salir ¿entendido?

Ella asintió con los pulmones llenos de aire, sentía como si fueran a explotar, mientras que todo su cuerpo se sacudía violentamente exigiendo aire; su corazón estaba palpitando tan fuerte que podía sentirlo en su garganta.

-— Uno... Dos... Tres... Cuatro... -—le pasó la mano por los cabellos tomando su frente-—. Cinco.

Alfhild dejó salir todo el aire de con fuerza, le faltaba el aire, le faltaba moverse.

-— De nuevo -—le dijo-—, toma todo el aire que puedas.

La mano de Loki se plantó en la frente de Alfhild como un soporte pues estaba moviéndose de atrás hacia adelante con mucha fuerza. Las yemas de sus dedos podían sentir la subida de temperatura del cuerpo de Alfhild además del sudor que caía por su frente.

-— Uno... Dos... Tres... -—le susurraba en su cabeza-—. Cuatro... Cinco.

Él sentía como lentamente su mente tenía de nuevo el control sobre su cuerpo, como las convulsiones había desaparecido y estaba reduciendo considerablemente el ritmo cardíaco.

-— De nuevo.

Esta vez ella lo hizo por sí sola, tomando por el brazo a Loki para sostenerse ante los espasmos que llegaban como golpes bajos; estaba respirando por su cuenta como le había indicado él, con la mirada fija en el suelo.

-— Otra vez.

Y de nuevo lo hizo, esta vez con menos dolor y más control, sintiendo como cada músculo de su cuerpo se relajaba y como soltaba suspiros de alivio de que el llanto empezará a esfumarse.

-— Estarás bien -—le concilio Loki-—, usa la respiración habitual.

Se rindió y se dejó caer sobre el pecho de Loki, se sentía resguardada ahí, sin haberle conocido en absoluto, en silencio con el sonido de las primeras horas de la mañana, con el sol abrazándo sus cuerpos llenos de sudor. Fue solo cuando ella se percató de que solamente tenía encima un delicado vestido negro que se le pegaba al cuerpo como una segunda piel, no llevaba nada más dejando de esa tela húmeda y delgada. Él tenía sus brazos alrededor de ella que le hizo sentirse desnuda.

3. LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora