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Kelcy despertó en un grito haciendo que Alfhild también se levantará repleta de sudor; estaba temblando, aún veía el sofá escarlata cuando cerraba los ojos. Knox no estaba en la cama, pero no dio por hecho nada y corrió a la habitación de la niña, sintiendo dolor en los brazos, como si de verdad hubieran tirado de ella en su sueño. Cuando estuvo en la habitación de la niña no se lo pensó dos veces y abrió la puerta. Era terrorífico lo que estaba viendo, la niña estaba sangrando de una pierna, no era un corte pequeño, era uno que le abarcaba del tobillo a la rodilla. Escandalizada tomó una toalla y la colocó sobre la herida de la niña, sin saber que hacer presionó como lo habría hecho Knox, pues él le había enseñado cómo detener una hemorragia.

-¿Dónde está tu padre?

No hubo respuesta solo llantos descontrolados que parecían interminables. Alfhild tomó el teléfono de la mesilla y llamó a urgencias con la mayor rapidez posible, incluso le era exasperante tener que esperar en la línea.

-911, ¿Cuál es su emergencia? -dijo una voz mecánica.

-Mi hijastra está sangrando, tiene un corte profundo en la pierna.

-¿Podría explicar detalladamente? -preguntó de nuevo la misma voz molesta.

-¡Oh, Dios! ¡Está sangrando, el corte es muy grande, desde el tobillo hasta la rodilla! -Alfhild ya estaba gritando sin importarle la mirada de pánico de la niña.

-Un equipo está en camino.

Alfhild continuó presionando la herida mientras emergencias llegaba, no sabía qué hacer y cada que trataba de ayudar parecía estar hiriendo mucho más a Kelcy. No la miraba porque sabía que era doloroso y si lo hacía terminaría rompiéndose en llanto con ella; quería mantener la calma para que ella también estuviera en paz y quieta para evitar que la hemorragia aumentará, ni siquiera sabía si eso iba a funcionar.

Los médicos llegaron y apartaron violentamente a Alfhild subiendo el delgado cuerpo de Kelcy a una camilla, ella estaba a punto de desmayarse cuando abrió los ojos de golpe buscando algo o alguien pero parecía no estar en la sala. A Alfhild se le encogió el corazón y siguió a los médicos, inmediatamente fue detenida por un hombre alto con uniforme de policía. Sabía lo que eso significaba.

-Necesitamos que nos aclaré algunas cosas -dijo el hombre con severidad.

Alfhild sentía que estaba teniendo un deja vu, pero no le impidió asentir y quedarse quieta junto al oficial que trataba de captar su atención; Alfhild estaba viendo como se llevaban a su hijastra en camilla a través del elevador, la pequeña ya se había desmayado y los hombres trataban de mantenerla con ellos. Estaba desesperada y no sabía que decir ni en qué momento era adecuado empezar a pensar que necesitaba ahora, pensó que Knox pero era casi imposible encontrarle pues parecía que se había ido, no había nada que le hiciera saber a dónde había ido.

-¿Sabe que ha pasado? -claramente la habían culpado.

Ella negó.

-¿Ha visto algo inusual en la niña? -preguntó el hombre claramente haciendo referencia a la autoestima de la niña.

Alfhild negó escandalizada, la niña estaba sana, no habría por qué herirse, ella sabía que Kelcy no podía herirse de esa manera, amaba demasiado su cuerpo para hacerlo.

De pronto Knox entró a la sala, con la camisa desordenada y el cabello hecho una maraña, trató de arreglarse cuando vio a los oficiales de pie junto a Alfhild, pero no daba resultados además de que estaba alcoholizado cosa que no pasaba muy a menudo según el criterio de Alfhild. Todos lo miraban sorprendidos.

-¿Dónde has estado? - inquirió Alfhild molesta por el incómodo momento que le estaba haciendo pasar.

Knox negó con la cabeza anonadado de lo que estaba pasando.

3. LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora