VIDA JUNTOS

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2 semanas después...
Era viernes por la noche y Rin trataba de abrir la puerta sosteniendo los libros, la cartera y unas cuantas cosas para comer que había comprado en el camino. Cuando los libros se le cayeron no se movió para recogerlos hasta que finalmente pudo girar la llave abrir la puerta y dejar los paquetes adentro, una vez que dejó su cartera sobre la cama regresó para levantar los libros y dejarlos sobre la mesa.
Mientras cerraba la puerta llamó a Sesshoumaru pero al no obtener ninguna respuesta supuso que estaría en la biblioteca estudiando y por lo tanto tenía el apartamento para ella sola.
Vivir con él había resultado divertido porque no solo lo veía todos los días sino que continuaban peleando constantemente y a pesar de la mala impresión que tuvo de él por su encuentro en el aeropuerto, la verdad era que disfrutaba mucho de la compañía de aquel hombre serio y aparentemente frío.
Sesshoumaru era ordenado, cuidadoso y ayudaba con las labores de limpieza, jamás se hubiera imaginado que aquel hombre serio y taciturno fuera tan buen roommate después de todo.
Después de guardar las compras en la pequeña despensa, guardó los platos del desayuno lavados tomó un refresco y entró a su cuarto para meterse al baño. Se tiró unos minutos en la cama solo en ropa interior cansada por el día tan ajetreado que había tenido.
Se quitó su ropa interior frente a la puerta de la ducha y esperó a que la temperatura del agua fuera de su agrado. No era un baño demasiado grande pero si tenía espacio para guardar paños, jabones y cremas. El espejo sobre le lavamanos era un regalo de Deborah.
Al abrir la ducha se sintió de maravilla, el agua resbalando sobre su piel la renovó por completo, sabía que estaba viviendo una época muy feliz y gratificante en su vida rodeada por su familia y amigos.

Subió las escaleras en silencio y estornudando, estaba cansado y tenía un molesto dolor de cabeza, sin embargo se alegró al ver que en el apartamento había luz porque eso significaba que Rin estaba ahí.
Quería disfrutar de su agradable compañía que le alegraba la existencia, oler su perfume, sentirla cerca y escuchar la forma como lo llamaba doctor. Verla en pijamas era su recompensa de todos los días. Abrió la puerta con cuidado, dejó sus libros en el sofá frente al televisor y entró a su cuarto, una vez que se cambió de camisa abrió la puerta del baño distraído con sus preocupaciones de estudio.
Sesshoumaru abrió la boca ligeramente presa del asombro, Rin estaba de pie frente al espejo secándose el cabello con una toalla y cubierta únicamente por una bata de baño que apenas le llegaba más abajo de los glúteos. Suspiró en silencio, aquella mujer le encantaba y no podía evitarlo, desviando la mirada se excusó.

"Disculpa no me di cuenta que estabas aquí!"
"Ya terminé, no te preocupes!"
"...puedo lavarme las manos?"
"Por supuesto!"

Sesshoumaru no podía apartar su mirada de Rin, ladeaba la cabeza para poder ver el cuerpo cubierto por la diminuta tela de flores que se ceñía a sus curvas. A su lado Rin se cepillaba el pelo como si él no estuviera ahí, pero rápidamente el peso de la mirada junto a ella la hizo caer en cuenta que la estaba viendo ensimismado. Se volvió con una sonrisa a medias, pero aquella sonrisa fue reemplazada por una expresión de preocupación en un instante.

"Que pasa Rin?"
"Doctor te encuentras bien? Estás muy pálido!"

Al contemplar el pálido semblante Rin prácticamente se había abalanzado sobre él, pegada a su pecho y con una mano en su mejilla quiso comprobar que no tenía fiebre. Sesshoumaru estaba inmóvil aquel repentino contacto le hizo sentir un escalofrío en la nuca pero esperó pacientemente a que su recién bañada roommate terminara su inspección.
Fueron tan solo un par de minutos que estuvieron de esa forma, prácticamente abrazados; pero fue suficiente para que Sesshoumaru pudiera disfrutar del aroma a jabón de Rin. Fue muy agradable poder sentirla tan cerca ligeramente húmeda y oliendo a limpio.
Complacida porque él no tenía fiebre Rin se separó apenas un poco, lo suficiente para poder verlo a los ojos.

NECESITO UN DOCTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora