PROBLEMAS

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Sesshoumaru se sentía revitalizado y feliz, tanto que no pensó en su ex novia hasta que fue domingo en la noche y tuvo que ir a su antiguo apartamento para recoger sus cosas. Al abrir la puerta, vio a Sayo en la cocina, regadas por el piso estaban todas sus cosas.

"Hola!"
"Vienes de estar con la zorra?!"

Sesshoumaru apretó los labios y aclarándose la garganta caminó hasta la cocina, tomó una bolsa de basura y se puso a recoger. Casi toda su ropa estaba hecha jirones y sus libros yacían en el piso con claras señales de haber sido pisoteados. Mientras recogía todo, Sayo lo siguió hablando sin parar, en una montaña rusa de emociones, furia, culpa, angustia pero más que todo dolor de haber perdido la batalla contra alguien que consideraba una intrusa, después de estar juntos tres años. Sesshoumaru no quiso contestarle para no empeorar las cosas, pero la doctora necesitaba alguna reacción sin importar cual fuera y se lanzó sobre él en estado de histeria.

"Maldito contéstame porque la prefieres a ella, desde que regresó cambiaste...quiero saber si alguna vez me amaste, contesta desgraciado me lo debes, te di 3 años de mi vida, mientras esa maldita zorra estaba en París!"

Sujetándola por la muñeca con suficiente fuerza para hacerle entender que no estaba jugando, Sesshoumaru le dijo que dejara de referirse a ella en tono tan despectivo. Cuando la soltó, le dijo que si la había querido sin ningún rastro de duda en su voz; con los ojos desorbitados, Sayo dio un par de pasos apartándose de él, riendo con una mezcla de locura y lástima.

"Estas mintiendo!"
"Claro que te quise alguna vez! No soy un desalmado"
"Entonces?"
"Ella es todo lo que necesito para ser feliz"
"Te odio tanto, todos los hombres son iguales, que te hace pensar que no volverá a irse un día cualquiera?"
"No lo hará y si eso sucede iré con ella!"

Con las lágrimas nublando sus ojos, Sayo quiso saber que tenía de especial aquella mujer, y la única respuesta de Sesshoumaru fue decirle que todo.

"No pretendo que lo entiendas o que lo aceptes, pero no puedo vivir sin Rin...!"

Presa de la impotencia, Sayo se abalanzó sobre él tratando de besarlo pero él se la quitó de encima con firmeza, procurando no hacerle daño y hablándole con serenidad para no herirla más.

"No Sayo, perdóname pero no puedo hacer esto!"
"Yo te amo, que, acaso eso no cuenta?"
"Lo siento de verdad!"
"Imbécil!"

Sesshoumaru cerró los ojos cuando Sayo descargó toda su furia en una cachetada que le dejó los dedos marcados sobre la mejilla. Poniendo las cosas que no estaban inservibles en un par de maletas, recogió todo y salió de apartamento sin decir nada. Rin lo esperaba en el automóvil y al verlo regresar con la mejilla enrojecida, se puso como una leona y quiso encarar a Sayo, pero él no la dejó rodeándola con ambos brazos.

"Tranquila gatita, no fue nada!"
"Déjame ponerla en su lugar, mira como te dejó!"

Resguardada por el abrazo masculino, Rin rozó sus dedos sobre la mejilla roja y torció la boca en un puchero.

"La verdad es que creo entenderla, si yo supiera que me dejas por otra te saco los ojos!"

Sesshoumaru soltó una risa y le dio un beso con los ojos cerrados, proponiéndole pasar por algo de comida de camino al apartamento. Con una sonrisa pícara, se acurrucó en él aspirando su varonil perfume. Así los encontró Sayo, que había bajado solo para comprobar que Rin estaba ahí.

"Zorra inmunda!"

Dominada por la rabia, la doctora se lanzó sobre ellos como una fiera y Sesshoumaru casi no tuvo tiempo de reaccionar, apartando a Rin hacia un lado con tanta fuerza que la hizo perder el equilibrio. Como un resorte, Rin se puso de pie y le gritó que no le tenía miedo, estaban a punto de rodar por el suelo, cuando Sesshoumaru se interpuso entre ellas, pidiéndoles que se calmaran, se quedó helado cuando Rin le pidió que no se atravesara.

NECESITO UN DOCTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora