VERDADES

1.5K 95 10
                                    

Rin se estaba despidiendo de su hermano para irse a la casa, cuando sintió que alguien la miraba insistentemente. Con el corazón acelerado, se volvió topándose con Sesshoumaru, viéndola de pie en el pasillo. Inmediatamente sintió un hueco en el estómago y con una media sonrisa, lo saludó secamente.

"Hola!"

Sesshoumaru no dijo nada, solo la admiró y dejó que el escalofrío se esparciera por todo su cuerpo. Durante los últimos días, había tratado de evadir la voz de su conciencia, que le gritaba y suplicaba volver con la gatita. Era como si después de verla y hablar con ella sin pensar que lo había dejado solo, algo dentro suyo se hubiera resquebrajado o suavizado y ahora era él quien deseaba encontrársela para poder conversar.

"Hola Rin! Como estás?"
"Bien gracias, ya me iba!"

Rin aferró su bolso y cerró el puño, por el rabillo del ojo vio a Sayo acercarse con una mirada asesina y no estaba dispuesta a tolerar otra escena. Sayo no tenía dudas que estaba perdiendo a Sesshoumaru por culpa de Rin y estaba decidida a pelear por él hasta lo último. Conteniéndose lo más que pudo, Sayo caminó hacia con el rostro desfigurado. Lo que mas rabia le daba, era ver que Rin dibujaba una sonrisa en él y lograba con solo estar cerca, que los ojos de su amado Sesshoumaru, brillaran con una intensidad única. Sin ganas de protagonizar otro escándalo o permitirse una humillación más, Rin se apresuró a despedirse.

"No quiero escenas, así que me voy!"
"No te vallas Rin!"

Sesshoumaru la tomó del brazo impidiéndole marcharse, con el pasar de los días y viéndola ocasionalmente a la hora de la comida, todas y cada una de sus memorias con ella habían regresado para recordarle lo que era la verdadera felicidad; haciendo que su corazón y su conciencia le pidieran a gritos volver con ella. Furiosa, Sayo los siguió, diciéndole 'mi amor' en un tono meloso y desafiante, que se le metió a Rin bajo la piel y la hizo rabiar por dentro.

"Mi amor necesito hablar contigo!"

El ni se inmutó, necesitaba hablar con ella aunque fuera solo un instante. Estaba a punto de decirle algo, cuando Sayo les dio alcance. Como una fiera enloquecida, la doctora zarandeó a la gatita por un brazo con furia y de un solo empujón la apartó del doctor.

"Aléjate de mi novio zorra!"

Con la mirada teñida de celos, y antes de que Rin pudiera reaccionar, Sayo levantó la mano soltándole una brutal cachetada. En ese momento, tanto Sesshoumaru como Kai vieron todo en cámara lenta. Loca de rabia y azuzada por el dolor en su mejilla, Rin tomó a Sayo por el cabello y la hizo arrodillarse, doblegada por el dolor.

"A quien le dices zorra? Ya me cansaste, no te atrevas a tocarme otra vez o limpiaré el piso contigo entendiste!"

Antes de que Sayo pudiera hacer algo, Rin la tomó de una mano doblando todos sus dedos hacia atrás. Era una simple pero dolorosa maniobra que había aprendido en sus clases de defensa personal, que paralizaba hasta el más fiero atacante. Con el rostro desfigurado más por la humillación que por el dolor, Sayo sacó su repertorio de palabrotas y se las dedicó a Rin, que las recibió con una sonrisa burlona.

"Hablare con él cuando me de la gana, después de todo yo tuve el placer de tenerlo primero, que no se te olvide eso!"
"Tu lo dejaste solo ahora es mío!"
"Esto duele verdad?"
"Maldita!"
"Déjame tranquila o la próxima vez te romperé todos los dedos, entendiste loca?"

Sayo sintió que Rin ponía mas presión sobre su mano y apretando los dientes hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Paralizados como estatuas, Sesshoumaru y Kai observaban a la gatita transformada en una feroz leona. Algo dentro del doctor se agitó, jamás se había visto envuelto en una situación como esa antes, dos mujeres peleándose su atención. Junto a él, Kai se echó una risita de ver a su hermana defenderse como una verdadera gatita furiosa. Complacida con la respuesta de Sayo, Rin la soltó. La doctora no se atrevió a hacer nada porque sentía la mirada fija de Sesshoumaru sobre ella. Además en el fondo, se sentía amedrentada por Rin ya que su novio no era el mismo desde que ella había regresado. Sacudiéndose la gabacha, se adelantó hacia el Grandulón preguntándole porque no la había defendido.

NECESITO UN DOCTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora