VIII.III ¿Cuánta Valentía Hay En Ti?

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Nuestros cuerpos destrozados yacían sobre un montón de polvo, podía degustar ese sabor oxidado en mi boca, el dolor era algo que había invadido cada nervio de mi cuerpo. Mi amada Violeta esta derribada a unos cuantos metros de mí en peores condiciones que yo. Únicamente la miraba, con la mente sumergida en la nada, en un panorama blanco al igual que una montaña de algodón.

-Le...- un susurro de Violeta me hizo reaccionar de manera esperanzadora

-Violeta...- respondí sorprendido por el hecho de que ella aún estuviera despierta

-No...- ella apenas y podía articular pequeñas palabras que me eran entendibles

Con todo el dolor de mi alma me arrastre por el suelo, pues necesitaba llegar con ella, a pesar de todo el ardor que me invadía llegue hasta dónde ella se encontraba.

-No... No todo... esta... perdido- Violeta abrió la palma de su mano revelándome que aun tenía una píldora

-Violeta... ¿cómo rayos lo lograste?- estaba animado por el hecho de ver que aun teníamos una oportunidad para salir de aquella situación

-Es... mí... Habilidad espe... cial. Lo siento Leonardo... yo te orille a esto

-No es el momento para decir eso, es momento de irnos de aquí

Violeta giró observando mis ojos amoratados y cansados, ambos compartimos la mirada al mismo tiempo, su sonrisa hermosa no era completamente mostrada, pues la sangre impedía que esta brillara con todo su esplendor, aunque sabía que ella confiaba en mí y yo en ella.

-Leonardo... cierra los ojos- cerró los ojos y levanto de manera discreta sus labios

Estúpidamente cerré los ojos esperando algo que había deseado desde hace mucho, estaba enteramente equivocado, no era un beso el que me cedería, era la píldora. De manera instintiva tragué la píldora, para cuando me di cuenta Violeta se encontraba exhalando de manera más lenta.

- ¡Violeta! ¡¿Qué carajo has hecho?!

-Leonardo... llévanos a casa- sonrió antes de dejar caer su cabeza hacia atrás

- ¡No joder! ¡Violeta no me hagas esto! No por favor- Grité con las lagrimas en los ojos, aunque con una voz más clara

La píldora no tardó mucho para que sus efectos me hicieran retomar el control, el dolor disminuía pero no mi pesar, no sabía que es lo que tenía que hacer, Violeta tirada sobre el suelo con sangre y golpes marcados en su piel. Tarde varios minutos más para crear algún plan para la situación tan jodida en la que nos encontrábamos, una vez que estuve decidido la sostuve en brazos e hui de aquel lugar abandonado de los ojos de dios.

Con el cuerpo nuevo y potenciado, caminé a aún destino ya determinado, no fue tan fácil cómo crees, pues a pesar de tener mis habilidades potencializadas me costó pasar de manera desapercibida, las sombras y callejones eran por suerte lo único que me ayudaban para evitar levantar sospechas.

Al llegar cerca de la metrópoli me detuve, coloqué a Violeta sobre un montón de cartones de un callejón, y con el dinero que cargaba en mi bolsillo corrí a la farmacia más cercana, soborne al dependiente qué me vendió un frasco de antiinflamatorios y analgésicos, además de ello compré unas cuantas vendas y dos botellas de agua. Caqrgue con mi bolsa y volví hasta donde se encontraba Violeta para volver a nuestro camino.

Una vez llegué a la casa abandonada abrí con mucha facilidad la puerta, hace mucho que no había estado ahí, aunque por alguna extraña razón esta casa estaba un poco más limpia que la primera vez que la visité... rápidamente me moví hasta el extremo de la morada, pues ahí estaba el colchón remendado con telas, cuando estuve frente, me hinque de manera cuidadosa y dejé descansar a Violeta sobre el aquel desgastado colchón.

-Violeta... ¿Violeta? - pregunté mientras le movía el brazo

Ella abrió de una manera bastante deprimente los ojos, y preguntó. - ¿Dónde estamos?

-Estamos en tu escondite, no te preocupes- dije colocando el antiinflamatorio en sus labios, y dándole un poco de agua para que la tragara

-Leonardo...

-No hables...- me quité la chamarra, le agregue un poco de agua y comencé a limpiar la manchas secas de sangre de su boca y cara

-Leonardo... no creo que estos medicamentos me ayuden... - respondió con pausas

-No digas eso... yo cuidare de ti

-No lo comprendes Leonardo... estos medicamentos ya no hacen efecto en mi cuerpo

- ¡¿Qué?!

-Es verdad, los componentes de los medicamentos no funcionaran de nada

-No es verdad... dime que no es verdad

-Lo siento Leonardo... pero si no tengo algo que apoye mi regeneración tardare varios meses en regenerarme...

- ¡No! Debe haber otra manera... no podemos dejar esto así...

-La manera alternativa seria conseguir más píldoras... es el único modo de que yo logré salir de esta, o al menos recuperarme de manera más eficaz... pero sinceramente no lo merezco

-No digas eso Violeta, te necesito, y no puedo abandonarte aquí, sería algo estúpido dejarte sola... debemos conseguir esa píldoras ahora

-Leonardo... no sabes lo que eso conllevaría, no te conocen... créeme que es como si colocaras la soga en tu cuello

-Pero no podemos quedarnos aquí, necesitamos encontrar eso ahora...

- ¡No! No quiero que nada malo te suceda... de verdad no lo deseo

-No me dejas alternativa... lo haré yo mismo

-Por favor... no quiero esto

-Entonces ¿qué quieres? ¿Quedarte aquí hasta que te recuperes? Violeta te lo pido por o qué más ames en este mundo... dime qué debo hacer

Violeta agacho la mirada. -Está bien... pero sabes que lo estás haciendo bajo tu voluntad...

-Lo sé... démonos prisa, antes de que el efecto pase...

-Debes ir a la base subterránea de arcades... pregunta por Ramírez, dile que no pude asistir debido a problemas personales, pero que necesito de otra ración de píldoras y roguemos a Dios por qué él te entregue las píldoras

-Con que exista una sola posibilidad, aun hay esperanza

-Leonardo... solo pido que huyas de ahí si es que no quiere dártelas... no lo enfrentes, podría ser muy peligroso

-No me importa lo que deba hacer con tal de que tu mejores

Me encime de nuevo la chamarra y me despedí de Violeta. -No te preocupes volveré con esa píldoras y saldremos que aquí...- me acerque a ella y le di un beso en la frente. -Ya vuelvo

-Leonardo... por favor cuídate, y no hagas nada estúpido

No apresuraría ese beso, pues sabía muy bien que primero debía hacer algo antes de confesarle mi amor, aunque era muy evidente que ambos sabíamos nuestras intenciones. Salí de casa y mire mi reloj dándome cuenta que habían pasado ya 23 minutos desde que la había ingerido... necesitaría hacer una parada en algún lugar para obtener un vehículo, pero por el momento debía ir a pie... era momento de pagar todos los favores que ella había hecho por mi, era momento de demostrar mi amor.

Violette Pill (Beta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora