23 de Diciembre 2015 00:24h
La rugosidad del concreto me lastima la espalda, desplazo las yemas de mis dedos hasta aquel líquido que sale de mi costado, puedo palparlo, es demasiado pegadizo y con una textura espesa, igualmente puedo sentir ese metal congelado, esa pequeña punta que me ha atravesado...
Mi respiración se vuelve más lenta, al igual que los latidos de mi corazón. La luna opaca su brillo, debido a unas oscuras nubes que cubren su resplandor. Posiciono mis codos sobre el concreto e intento levantarme. La simple acción de impulsarme me resulta completamente imposible, el ardor en mi costado me impide algo tan simple.
Presiono los dientes, desesperado, recuesto de nuevo la cabeza, respirando con cierta dificultad
- ¡Carajo!- exclamo golpeando el suelo con frustración
En un movimiento enteramente involuntario, observo a lo lejos una sombra humana... una sombra pequeña, se acerca con pasos lentos pero seguros, no puedo verle el rostro con claridad, y eso me pone muy nervioso.
- ¡Aquí estás!... la abuela dice que vengas a comer... ha cocinado espagueti- Aquella figura desconocida deja de serlo, es Alex quien me habla
La típica ropa holgada, de colores apagados. Que mi hermano menor se encuentre en este lugar me tiene súper confundido... ¿Cómo es qué él está aquí?
- ¡¿Cómo has llegado hasta aquí?!
-Te anduve buscado por todos lados... ahora date prisa, sabes que me encanta el espagueti, y si no te das prisa puedo terminármelo todo- Al terminar da la vuelta y corre directo a la oscuridad que se encuentra en una de las esquinas
En aquella oscuridad puedo distinguir a alguien más... ese cabello cano, esos zapatos de color marrón...
-Leonardo, apresúrate, la comida se enfriará
De un momento a otro más siluetas corren delante de mí, no son extraños... son los niños que conocí en la casa que me dio asilo... Max, Lucas, Ángel, Rosa, Mayte, Marco, Fernanda, incluso Luca corre junto con ellos.
- ¡Leo, yo también quiero espagueti!- Max grita con su típica felicidad desbordante
Todos pasan corriendo, riendo, y en busca de un poco de comida de mi abuela. Mayte se detiene al mirarme, se acerca hasta mí sin apartar la mirada, se agacha hasta estar cerca a mi cara, me suelta una sonrisa directa y me regala un beso inocente en la mejilla, para después perseguir a los demás.
- ¡Esperen!... no me dejen aquí- grito con mis fuerzas restantes, pero todos y cada unos de ellos se esfuman dentro de aquella tenebrosa oscuridad. Esto me hace recordar a Violeta, intento encontrar en algún lugar pero ella igual se ha desvanecido con el viento.
Todo lo que está pasando a mí alrededor me tiene tan confundido y mareado, los parpados me empiezan a pesar demasiado, apenas y puedo mantenerlos abiertos.
-Hola mi pequeño León... - Una timbre de voz inesperado suena en mi oído derecho. -Sí, soy yo...
- ¿Mamá?- con los ojos entrecerrados busco la fuente de aquel sonido. - ¿Dónde estás?
Puedo sentir como cinco dedos se posan sobre mi pecho. -Aquí estoy... siempre he estado aquí, contigo
Puedo distinguir con un poco de dificultad el rostro de mamá, su cabello castaño, largo y brillante... aquel pequeño lunar en el cuello, no entiendo lo que sucede... pero es un sueño hecho realidad.
-Hijo... perdóname por haber abandonado- mi padre asoma la cara detrás de la espalda de mamá
- ¡Maldito... ¿ahora regresas?!... después de toda la mierda que tuve que sufrir
-León, tranquilo... él lo ha hecho por el bien tuyo y el de tu hermano... no le tomes rencor... ambos sabemos que sus intenciones no son dañarte... perdónalo...
Mi padre se acerca y los dos me abrazan fuertemente... la fragancia de ambos me hace llenar de bellos recuerdos mi cabeza, las lagrimas se desbordan de mis ojos...
-Los extraño tanto... quiero que vuelvan a estar conmigo...
-Leonardo nosotros siempre estamos y estaremos contigo... pase lo que pase- me responde los dos al unísono
Cierro los ojos derramando más lágrimas, respiro profundamente y abro los ojos al mismo tiempo que exhalo. Mis ojos se elevan hasta la luna, puedo ver como al fin ha salido de aquellas nubes que la tenían presa y ocultaban su brillo.
-Mamá... estoy preparado para estar contigo de nuevo
ESTÁS LEYENDO
Violette Pill (Beta)
Fiksi Remaja"¿Alguna vez has desgustado el sabor de la adrenalina?" Él es un joven de tan sólo 16 años, solitario, sin metas ni ambiciones en la vida. Después de varios hechos fatídicos, queda al resguardo de su abuela Sofía, quien intenta darles todo lo qué es...