I.I Nuevo Instituto

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24 de agosto 2015

Mis ojos se abrieron de manera lenta y con algo de esfuerzo, un pequeño has de luz que se colaba por mi venta y me iluminaba levemente el rostro. Esa era una clara señal de que el día había comenzado, aunque este día no sería cómo cualquier otro... este día seria mi primer día en la preparatoria.

Me levanté cansado, recorrí mi cara con las manos para despabilarme un poco y caminé a la ducha de manera encorvada. Una vez ahí deje caer un chorro de agua fría sobre mi delgaducho cuerpo. Mi mente estaba inundada por un revoloteo de pensamientos típicos de un primer día de clases: un nuevo instituto, nuevas experiencias, un nuevo entorno, un nuevo mundo que descubrir.

Salí de la ducha y me dirigí a mi habitación otra vez. Me vestí con un suéter de tela azul oscuro, unos jeans de mezclilla negra y finalmente unos zapatos negros de vestir. Al estar listo bajé directo a la cocina.

Al cruzar por la sala principal me percaté de la presencia de la abuela sobre un sofá. Fui en busca de una manta y de forma cautelosa se la coloque encima. Sofía... mi abuela... me atrevo a decir con toda certeza que es una persona de gran corazón, con una pureza y coraje inigualable. Sofía se quedó a nuestro cargo, desde que el bastardo de papá se convirtió en un maldito ebrio y se largó, dejándonos a la deriva como si fuéramos un simple harapo.

- ¿sé quedo dormida de nuevo? - una voz detrás de mí interrumpió de manera inmediata mis pensamientos.

-Así es Alex, debería dejar de trabajar turnos dobles- respondí mientras iba en camino a la cocina.

Alexander... él es mi hermano menor, y aunque se crea que la infancia corresponde a una de las etapas más memorables de nuestra vida; yo estoy seguro que la pobre infancia de Alex es una de las peores que un niño de once años puede vivir. Una muerte puede repercutir en la vida de los demás de maneras inimaginables.

Después de que cocináramos huevos con trozos de tocino; ambos nos sentamos para degustar nuestro desayuno.

- ¿Qué tal la escuela Alex?... ¿estás emocionado por ver a tus amigos? - pregunté mientras vertía jugo en un vaso de cristal.

- podría decir que si

- ¡me alegro por ti!

En ese entonces habían pasado un par de meses desde la muerte de mamá, cosa que a todos nos afectó en gran medida, pero Alex se llevó una de las peores partes.

El silencio inundó de manera incomoda nuestra primera comida del día. Después de terminar coloqué los trastes en el fregadero, me cepille los dientes y finalmente salimos de casa. Una vez fuera me despedí del pequeño frotando su cabello

-Espero que tengas un maravilloso día, Alex

-Gracias- respondió con la vista pérdida en la acera. - Por cierto, toma tu regalo de cumpleaños, sé que tarde algunos días en dártelo, pero espero que te guste

De su bolsillo sacó un colgante de plata, en forma de rosa con una pelicular cadena de color turquesa y lo coloco entre mis manos.

-es genial, te lo agradezco Alex... es simplemente hermoso - dije esbozado una pequeña sonrisa

-suerte en tu primer día

-gracias, ¡suerte para ti también!

Y así ambos separamos nuestros caminos, deseándonos suerte. Busqué en la bolsa trasera de mi pantalón, sacando mis auriculares e insertándolos en mis oídos, con esto comencé a caminar disfrutando el aire fresco y puro de la mañana.

Al llegar finalmente a el instituto mi pulso se alteró por unos cuantos segundos al contemplar como los edificios que constituían el colegio era realmente enormes, observé a cientos y cientos de personas de distintas características conviviendo entre sí. Cerré los ojos, lancé un ligero suspiro al aire y me abrí paso entre las multitudes para entrar.

Mis primeros pasos dentro del colegio eran acompañados con una presión en todo mi cuerpo, la cual de alguna manera me resultaba difícil controlar. Caminé un poco temeroso a la dirección general, con el único fin de encontrar mi horario de clases, y posiblemente lo más importante, un mapa de toda la escuela. Justo cuando me encontraba frente a la dirección; ajuste mi mochila, me arme de valor y entré. Un paso dentro bastó para llamar la atención de una chica que se encontraba tras un escritorio de madera.

- ¡Hola chico!... ¡mi nombre es Lucia! - saludó de manera eufórica

-Hola, vengo a solicitar mí...

-Tu horario de clases, lo sé... ¿Cuál es tu grupo?

-B-12

- ¿nuevo ingreso? Dame unos minutos ya vuelvo

La chica entró en su almacén dejándome varado ante la mirada de un anciano con muchas arrugas en la frente, su curiosidad fija directamente en mis movimientos me situó en una de las sensaciones más raras que había sentido. Posteriormente de unos minutos eternos, salió con un folder de un color verde claro.

-Toma... ¡Bienvenido a tu nuevo instituto muchacho!

-Le agradezco, que tenga un buen día

-te deseo lo mismo

Sujeté con fuerza la carpeta y me dispuse a salir de la oficina. Abrí el folder hallando muchas cosas útiles, pero la prioridad en ese momento era el mapa de la escuela, al sostenerlo entre mis manos me di cuenta que el colegio tenia dimensiones enormes. Decidí caminar un rato en busca de mi salón de clases, cuando después de muchas vueltas logré encontrarlo. Subí las escaleras dirigiéndome al segundo piso, al llegar me detuve justo al frente de la puerta.

«Pues... aquí estoy» giré de manera pausada el pomo y empujé la puerta. De inmediato todas las miradas se postraron sobre mí. Agache la cabeza, intentando al menos pasar desapercibido para los demás, más sin en cambio podia sentir esas discretas miradas siguiendo mis movimientos, y provocándome ligeros piquetes en la espalda.

Avancé hasta el final del cuarto donde encontré un pupitre vacío justo en la esquina derecha, coloqué mi mochila y me senté tranquilamente sobre el asiento. Estiré un poco el cuello y accidentalmente mi vista quedo perpleja al observar un extenso bosque, el cual podia verse a través la ventana. Mirar aquel paisaje sin duda reducía mi nivel de nerviosismo, pues siempre he sido un tipo que disfruta de lugares naturales llenos de vegetación y diminutas especies de vida.

- ¡Amigo!... disculpa ¿tienes una pluma qué me prestes?

Un dedo sobre mi hombro derecho me hizo salir de inmediato de ese estado de trance en el había caído. Al voltear me encontré con un chico vestido con una sudadera de color rojo, anteojos, con cabello tan largo y despeinado que tiraba a rizado. Pero sin duda lo que capto mi morbo al instante, fue una misteriosa cicatriz que partía desde su mejilla izquierda hasta el resquicio de él mismo ojo.

-Espera...- contesté mientras hurgaba entre las bolsas de mi mochila. -Toma- dije mientras le entrega un lapicero de tinta azul.

-Gracias... por cierto... mi nombre es Luca.

Ignoré completamente sus palabras, lo único en lo que me centraba era en aquella cicatriz.

- ¿ocurre algo?

- Lo lamento- reaccione al instante. -me llamó la atención tu...

-mi cicatriz ¿cierto? - a lo que yo asentí con la cabeza. -si... eso... fue un accidente de la infancia. Mientras paseaba en bicicleta uno de mis frenos falló, así que esto provoco que derrapara por algunos metros y me rayara la cara con uno de los arbustos, y el resto es historia... pero dime amigo ¿Cuál es tu nombre?

Aclaré mi garganta, reafirme mi voz y contesté. -mi nombre es...

Violette Pill (Beta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora